La Diputación homenajea a dos mujeres centenarias

La Diputación de Soria ha rendido un homenaje a dos nuevas centenarias en la provincia: Elisa Ramos Martínez y Francisca Sotillos Larrén.

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La iglesia de Nuestra Señora del Pino, en Vinuesa, ha acogido una misa con la centenaria Elisa y toda su familia.

Después la diputada y alcaldesa de Vinuesa, Asunción Medrano, le ha entregado una placa conmemorativa en el Ayuntamiento.

Elisa Ramos Martínez nació en Vinuesa el 19 de Septiembre de 1918, hija de Hilario y de Felipa, su padre se dedicaba como jornalero en el monte y su madre a las labores del hogar.

Es la tercera de ocho hermanos y la única que vive, en su juventud y trabajó como empleada doméstica en Madrid y en Soria hasta el inicio de la guerra civil, posteriormente volvió a su pueblo de origen hasta la actualidad.
Se  casó con Miguel que se dedicaba a trabajar con la yunta y los bueyes en el monte. Tuvieron 4 hijos: Paloma, José Antonio, Miguel y Elisa, todos ellos viven el Vinuesa.

Elisa se dedicó a la crianza de sus hijos y a las labores del hogar, le ha gustado coser (hacía los trajes a sus hijos), el punto y el ganchillo pero lo que más ilusión le hacía era ir al cine en el salón del ayuntamiento.
Se quedó viuda hace 40 años y en la actualidad vive con su hija Paloma, Elisa nos cuenta que antes comía torreznos, pero que ahora no puede , lo que sí puede es comer dulces y chocolate que le encanta.
Tiene 7 nietos 8 biznietos, la memoria le va fallando y sus piernas también pero su aspecto es estupendo.

Además, la Diputación ha rendido otro homenajea a la centenaria Francisca Sotillos Larrén.

Los actos a los que ha acudido la diputada Pilar Delgado han comenzado a las 12:00 horas, en la residencia Virgen del Rivero, en San Esteban de Gormaz.

Después de una misa se le ha entregado una placa conmemorativa 

Una de las hijas de la centenaria homenajeada ha escrito su biografia:

Me llamo Francisca, nací en el año 1918 en San Esteban de Gormaz; mis madres Jacinto y Feliciana, cultivaban las tierras, de eso vivíamos con su duro trabajo.
Criaron a sus seis hijos (uno de ellos murió de niño). Yo era la tercera entre mis hermanos y como todos, desde pequeña tuve que ayudar en casa y en el campo.

Pronto seguí a mi hermano mayor a Barcelona, donde se fue a buscar trabajo. Mandábamos casi todo lo que ganábamos a casa para ayudar a la familia, pero la desgracia se llevó a mi padre joven por lo que tuve que volver al pueblo con mi madre para intentar mantener las cosechas, ya que mis hermanos aún eran pequeños.

Yo era un puntal en casa, aun así también hacia otras cosas: limpiaba las escuelas, trabajos puntuales para el ayuntamiento, colaboraba con el medico del pueblo en las tareas de consulta de niños, etc. De esta etapa surgió el hacer cursos de formación como enfermera fuera del pueblo, que me habilitaron para esa labor

.Pero la vida iba pasando y ya me vi casada, con el primer hijo por lo que fue difícil seguir con algo que me gustaba.
En mi vida de matrimonio viví fuera de San Esteban: en Langa y Tardelcuende, luego volvimos a San Esteban hasta ahora.

Tuve 3 hijos: Juana, Mª Ángeles y Jacinto, de los que siempre he estado muy orgullosa.
Después de estar dedicada a mi familia y al cuidado de la grave enfermedad de mi marido, me quede viuda con 68 años, fue entonces cuando me desplacé a las ciudades donde vivían mis hijos para para ayudarles con el cuidado de los nietos… también hacia algún viaje con amigas a balnearios y otras excursiones, me gusta mucho viajar… mi mayor afición y a lo que dedicaba largas horas, era la costura; siempre he cosido mucho, primero por obligación, ya que con ello contribuía a la economía familiar, pero luego era una satisfacción para mí. Todo tipo de prendas salían de mis manos: camisas, jerséis, bordados…
Mi vida ha estado rodeada de mucho trabajo, que no he rechazado, con mucha precariedad y sufrimientos también (por los tiempos que nos ha tocado vivir) pero con buena salud, supongo que los buenos hábitos que he mantenido han contribuido a ello.
He llegado hasta aquí rodeada de las personas que quiero, agradecida a la vida y a todos. Sintiendo que he cumplido con mi deber y que mi conciencia está tranquila. A partir de ahora, ¡que sea lo que Dios quiera!