El relato de Quico Taronji de su travesía por el Duero soriano
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El periodista y aventurero Quico Taronji saldrá hoy desde Aranda de Duero para continuar con su travesía por el Duero a bordo de paddel surf y ser el primer hombre que lo hace hasta su desembocadura en Oporto. Atrás quedan cuatro etapas por el río, desde Almazán, cuya experiencia ha recogido en las redes sociales. Así lo cuenta.
¡El circo Ringling en el Duero! Y… ¡¡¡Aquí la Tierra!!!!
¡Hola a todos! ¿Cómo va eso? Desde Almazán (Soria) hasta La Vid (Burgos) donde me encuentro, cuatro etapas duras, con regalos y sorpresas (Zapatoni, el diseñador de mi Zapper, el gallo que ha navegado en la mitad de los ríos del planeta y planea hacerlo en la otra mitad, se vino a recorrer una etapa completa conmigo). ¡Lo que aprende uno con él! Un tío grande, genial, que me está enseñando el idioma del río. Sí, porque el Duero habla, y tiene venas, y sonríe y se enfada, y lo mejor siempre es seguirle el rollo. Eso me dice zapa. Yo lo intento.Desde los muros centenarios de Almazán partí en soledad: remansos duros, saltos, presas, una zarza que me arañó la cara a punto de abrirme un surco tipo tierra barbecho, caídas y leñazos (pa´variar)… Pero vamos con las sorpresas circenses:
¡Jabalíes en el río! ¿Se bañan?, pues debe ser, así que un respeto, porque por lo que se ve no son tan cerdos. Nunca imaginé a una manada de jabatos cruzando el Duero de lado a lado como hipos del Serengueti. Pero lo hacen. Ah, y que me corrija quien sepa, pero no les veo yo con mucha pinta de atacar. Cualquier bicho que ve la Zapper echa a correr, a nadar o volar, como si lleváramos un leopardo a bordo.
Y más nutrias. !Me encantan! Nadan contra la corriente en los rápidos no demasiado violentos mostrando alternativamente la cara y la chepa, como nadadores de mariposa, y supongo que con la boca lista para hincar el diente a los peces incautos que bajen embalados en la dirección que toca, como hacemos Zapper y yo. Y ¡son taaaaaannnnnnnn graciosas!
Y rapaces. A ver, comportamiento curioso: iba yo por el río a mi aire, remando no sin esfuerzo en uno de esos pasillos inacabables del Duero, cuando de pronto, a unos treinta metros de distancia, una rapaz enorme salió de su escondrijo en una rama, levantando el vuelo majestuosa en dirección al horizonte por encima del cauce (o sea hacia el final del pasillo); pude verla posándose a continuación en la rama de un gran árbol, para repetir la jugada al sentirme llegar a pocos metros. Y así una y otra vez volando hacia el horizonte (supongo que alejándose de su casa), hasta que perdí la cuenta. Siempre a la fuga por el cauce apartándose de mi Zapper. ¿Puede alguien aclararme por qué no viró la primera vez (o la segunda) hacia el campo, me rodeó por tierra, y volvió a su casita? Ni idea. Hay cosas que no entiendo. Todos huyen: patos, ánades, cormoranes. Lo de los últimos es de coña: a veces se ponen nerviosos, y en su afán de echar a volar rápidamente, tropiezan, se caen al agua, o chocan contra las plantas y después remontan; son torpes y graciosos, pero de las rapaces uno espera algo más de capacidad de gestión, ¿no? Bueno, da igual, son preciosas, y tenerlas cerca es un milagro del río. Un regalazo.¿Y los corzos? ¿Dónde diablos duermen los días de frío? Porque aunque ya he dejado Soria para entrar en Burgos (ya no estoy a la altura sobre el nivel del mar de Duruelo o Covaleda), sigue haciendo una rasca curiosa. Le pregunté a un paisano del campo:
-Oiga, y ¿dónde leñe se meten los corzos cuando llega la noche?, porque hiela del copón.
-Ay, amigo, buscan la oquedad de algunos arbustos bajo los árboles, su cueva…
-¿qué arbustos?, ¿qué árboles?
-pues los árboles, los arbustos…
-Ah, vale, pues a partir de hoy plantaré mi vivac bajo algún abedul, entre los arbustos.
-Claro; puede que te despiertes junto a una familia de bambis, o de jabatos…
Llegada a Andaluz
Tomé nota. Llegué a Andaluz. Increíble el recibimiento de Enrique, su mujer Marivi, y su amiga Celia. Me recogieron junto al río, cargamos a Zapper en un remolque y me llevaron al torreón de Andaluz, un palomar reconvertido en un encantador refugio que rezuma aroma aventurero (http://www.refugioalbergue.es), y que Enrique y Marivi regentan. Me invitaron a cenar junto a la chimenea (tortilla de patata, empanada, una vuelta de chorizo que me regaló el Angelillo en Almazán… Tengo que decirlo: qué bien me tratáis en todos los lados, leñe, qué cantidad de apoyo y obsequios recibo. Hoy por ejemplo, Alberto, de San Esteban de Gormaz, se ha plantado de nuevo en La Vid para traerme vino y dulces típicos sorianos. Porque ayer, cuando llegué aquí, ya me estaba esperando. ¡¡¡Me había seguido toda la ruta por carretera!!! José, del club Espeleoduero, me acompañará en parte de la etapa de La Vid hasta Aranda… ¿Qué puedo decir a todos los que se cruzan así en mi camino? Que tengo suerte. Muchísima suerte de disfrutar así de un río, de la vida y de tanta gente. Gracias de corazón a todos. Bueno, menudo inciso, ya no se por dónde iba…
Dormí en Andaluz junto al fuego, madrugué y volví al río, esta vez con Zapa. Empezamos bien. Primer rápido medio complicado (para mí, para él “chupao”), Zapper y yo entramos con ganas, escorando para librar unas ramas traidoras en la derecha del cauce, pero calculé mal y me fui derecho contra ellas; intenté cruzar la tabla, dando el costado al río, y lo siguiente fue empotrarme en el arbusto, sentir un pequeño golpe de coche de choque por atrás, y ver a Zapa subido en mi tabla.. Me giré medio muerto de risa, medio incrustado en el arbusto (bendito casco):
-¿Pero tú qué haces aquí gallo? ¡Ésta es mi tabla!
-Te has cruzado, tío, te iba a llevar por delante y me iba a caer al río; preferí saltar y aterrizar sobre tu tabla… Todo esto partiéndonos de risa en mitad del río, arrastrándonos el Duero como a dos hojas otoñales… Y así una tras otra: navegación, saltos, aprendizaje, rápidos, remada, risas… ¡Qué gran tipo! Os animo a que viajéis con él. Un crack: http://www.kalahariaventuras.com/
Bueno, por hoy vale, ¿no? Ya os seguiré contando cosas. Es que ¡tengo tanto que contaros!
Por cierto, ya sabéis que muy pronto empiezo a presentar Aquí la Tierra (TVE-1) en su versión finde, los domingos. Lo celebro estos días en el Duero; muy contento de hacer un programa espectacular junto a un equipo magnífico. El caso es que esta semana tuve que viajar a Madrid para grabar la promo que seguramente estaréis viendo ya en la tele: (http://www.rtve.es/rtve/20170224/aqui-tierra-ampliara-su-emision-domingos-quico-taronji/1494620.shtml ), y eso me ha obligado a interrumpir la navegación cuatro días y desajustar el calendario.
Quico Taronji, periodista y aventurero
