Más de 200 relatos en el Día del Libro
El Ayuntamiento de Almazán, a través de la Concejalía de Cultura y Deportes, con motivo de la celebración hoy del Día Mundial del Libro, convocó el I Concurso virtual de Microrrelatos.
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Acabado el plazo de presentación de obras el día 20 de abril, el consistorio adnamantino ha recibido 209 microrrelatos. Recordemos que se establecían tres categorías absoluta, juvenil e infantil, cuyos premios deberán destinarse a gastar en el comercio local.
Concretamente, se han recibido 127 relatos de la categoría infantil, 20 de la juvenil y 62 de la categoría absoluta. La edad de los participantes ha variado entre los 5 y los 85 años.
Los relatos cortos, tenían que incluir la palabra Almazán, y comenzar por “Después de todo esto…”
Las ganadoras o ganadores recibirán los premios que alcanzan los 1000 € en cheques-regalo, para realizar compras de bienes y/o servicios en cualquiera de los negocios, profesionales y empresas del municipio, con un importe mínimo de compra de 30 €.
Hoy, día del libro, se realiza la comunicación oficial de los premios. Las obras serán relatadas por sus autoras o autores y se publicarán en los canales habituales del Ayto. Se han entregado tres premios por categoría. Los ganadores de la categoría absoluta han decidido donar sus premios a la Residencia de mayores, Nuestra Señora de Guadalupe.
En palabras de Teresa Ágreda, organizadora y presidenta del Jurado, “Parece que el confinamiento ha venido a estimular nuestras inquietudes literarias y es una alegría recibir un número tan elevado de obras, que ha puesto difícil la elección a los miembros del jurado. Con este Concurso, junto con otros, hemos pretendido estimular la creatividad de los adnamantinos dentro del mundo de la cultura, habiéndose propuesto otro para próximas fechas de recreación de obras de arte”.
Entre los miembros del jurado se encuentran responsables de las dos librerías adnamantinas Librería Umbral (Concepción Jiménez) y Librería Esther (Esther Ciria), así como la periodista y escritora soriana Loli Escribano.
I CONCURSO VIRTUAL DE MICRORRELATOS
Infantil Accésit
Jesús Muñoz Beltrán, por el relato titulado Viaje a Cermania
Después de todo esto... Almazán volvió a la normalidad, no había virus, se podía ir con bici, ir con el patinete, ir a tomar un batido a los bares, todas esas cosas, pero para llegar a esto fue muy difícil, os voy a contar lo que hicimos.
Imaginar que estamos en enero de 2020, y se empezó a decir que había un virus en China que hacía que la gente se pusiera enferma. Entonces mis amigos y yo pensamos hacer una nave espacial, por si el virus llegaba a Almazán, y construimos una nave enorme, la más grande del mundo, para que pudieran coger todos los habitantes de Almazán y algunos más.
Rápidamente, antes de que nadie cayera enfermo nos fuimos a Cermania, que era un planeta parecido a la tierra, hicimos un largo viaje por el espacio, por el camino vimos Saturno, Mercurio y Neptuno y nos gustaron mucho, pero no eran los adecuados para ir a vivir.
Así que aterrizamos en Cermania y allí vivimos bastante tiempo. Era un planeta muy bonito, tenía parques, tenía ríos, podíamos jugar todos juntos y además siempre era verano.
Pero un día nos dimos cuenta de que nos faltaba algo, ese algo era nuestro pueblo, Almazán, por muy bonito que fuera Cermania, nuestro pueblo era algo nuestro, algo que echábamos de menos.
Entonces nos enteramos de que la cuarentena ya había terminado y el virus había sido vencido y que era el momento de regresar a Almazán.
Y después de todo esto, volvimos a Almazán, a nuestro pueblo, a nuestra vida.
Segundo premio
Adrián Jiménez Simal, por el relato titulado Los caballeros invasores
Después de todo esto, en Almazán la gente estaba muy tranquila al acabar la cuarentena del coronavirus medieval. La tranquilidad duraría poco, la comarca de Almazán empezaba a tener de nuevo ataques por ser tierra de frontera.
Los caballeros se prepararon para el primer enfrentamiento después de mucho tiempo.
Los adnamantinos se situaban en las murallas, que estaban construidas en una pequeña montaña junto al río Duero. Los invasores, en cambio, se colocaban en una llanura junto al pinar.
¡El terreno daba ventaja a los adnamantinos!. Pero se dieron cuenta que los invasores... ¡eran muchos más! La batalla estaría muy reñida.
La artillería pesada de los invasores empezó el ataque, pero las murallas adnamantinas resistieron, aunque después los arqueros invasores derrotaron a casi todos los adnamantinos, capturando a más de cuarenta rehenes.
Almazán quedó muy debilitado, pero decidió no rendirse, decidiendo que uno de sus soldados se vistiera con la túnica de uno de los prisioneros de la cárcel del castillo del Cinto.
Por la tarde, el infiltrado se coló en el campamento invasor, entrando en la zona donde se encontraban las armas, túnicas, escudos, etc. de los jefes invasores. El adnamantino se dió cuenta que todas las ropas y armas eran muy parecidas a las de los musulmanes que años antes habían ocupado Almazán. Eran musulmanes mercenarios, ¡mucho más peligrosos que incluso el coronavirus! Corriendo grandes peligros, se acercó por la espalda de los jefes del ejército invasor, escuchándoles que sería al día siguiente, día dos de Abril de 1113, cuando definitivamente conquistarían Almazán.
Rápido y silencioso, el infiltrado corrió a avisar a los ciudadanos de Almazán de todo lo que había escuchado, preparando a todos para la batalla final.
Avisaron a los ejércitos de todos los pueblos amigos.
Todos se colocaron como en el ataque anterior: adnamantinos en las murallas, e invasores musulmanes en la llanura del pinar. La batalla no fue tan reñida como la anterior. Los adnamantinos y aliados eran muchísimo más numerosos, obligando a los musulmanes a retroceder hasta su campamento, donde entendieron que no tenían otra opción que rendirse, y acabar siendo unos adnamantinos más.
Sería la segunda victoria histórica para Almazán, una frente al coronavirus, y otra frente a un gran invasor. Todo pasará a la historia.
Y colorín colorado, esta historia de caballeros ha acabado.
Primer premio
Sofía Martínez de Miguel, por el relato titulado La imaginación vence al enemigo
Después de todo esto, me fundiré un abrazo con mi familia. Eso pensó Nadia tras soñar que algo malo iba a pasar en la Tierra; pero no sabía el qué.
Al despertarse, esa duda se le quedó en la cabeza. Ella consideró como una opción que podría ser algo del espacio…
Al día siguiente le informaron en el colegio que las clases iban a ser canceladas, porque un virus estaba atacando nuestro planeta.
Entonces Nadia creyó que ya tenía la respuesta a su pregunta: un microscópico ser la dejaría aburrida en su casa, sin saber qué hacer.
¿Aburrida?, eso se creía él.
Nadia era una niña de 10 años, que vivía en un pequeño pueblo, cerca de Almazán. Se le ocurrió algo para entretenerse y desmoralizar al enemigo. Ella empezaría a contarle a su vecino una historia inacabada, para que cada tarde se fuera ampliando por los ciudadanos de ese pueblo, y a la vez cada uno continuaría su historia personal para que cuando todo acabara, se pudiera hacer realidad.
Tras pocos días todos habían participado, así que Nadia, con su imaginación, trasladó la parte por la que se quedaron a una amiga que vivía en Almazán. Ella continuó la historia y se fue pasando, uno a uno a todos los habitantes.
Poco después, Nadia sintió algo en su mente, y era que otra de sus amigas, le enviaba la historia para que le pusiera el final feliz. Poco a poco, al contarla, los vecinos habían dejado… los niños, una sonrisa
y una ilusión; los padres, un mensaje positivo de agradecimiento y los ancianos, una emoción y una esperanza.
Ella no se imaginó que llegara tan pronto ese momento, y comprendió cómo, entre todos, habían ahuyentado al virus, quedándose en casa de una manera divertida.
Juvenil Accésit
Sandra Muñoz Ciria, por el relato titulado La gripe de 1918
Después de todo esto solo espero que la gente comprenda cómo me siento; encerrada, agobiada, aislada. El país está paralizado, la gripe se expande cada vez más y la gente solo sale de sus casas para ir a
trabajar.
Todavía recuerdo el día de mi boda, aquel 9 de Mayo de 1907, todo era ideal, las flores, la música, la familia, que recuerdos, éramos tan felices…
Después de un corto tiempo de casados, tuvimos tres hijos maravillosos. Puede que mi historia a partir de aquí parezca fría y oscura, pero la verdad es que siempre he deseado que tenga un final de cuento de
hadas. Como he comentado antes, mi vida era perfecta, hasta que mi marido comenzó a cambiar y fue privándome de mi libertad progresivamente.
Al principio me controlaba y se enfadaba cuando llegaba tarde, pero con el tiempo la situación fue empeorando hasta no dejarme salir excepto para hacer la compra.
Me encantaría vivir en un mundo en el que los hombres y las mujeres tuvieran los mismos derechos. Quizás este confinamiento por la gripe mentalice a los hombres de lo que es estar encerrado en casa y podamos salir todos por igual. En mis peores días, los días que me cuestiono mi vida, pienso en mi infancia, aquellos días por la arboleda de Almazán, contemplando el Duero, que felicidad aquella, pero esos tiempos han pasado y ahora debo ser fuerte y luchar por mi libertad. He decidido escribir esto para concienciar a la sociedad de mi situación actual y de muchas mujeres más, que tienen los ojos vendados y no se dan cuenta de la gravedad de la situación.
Después de un tiempo, lo del confinamiento por la pandemia de la gripe de 1918 pasó, la población salía a la calle, se lo pasaba bien, disfrutaba…Y yo seguía ahí, en casa. Hasta que un día decidí escaparme de este lugar, Madrid. Y lo único que pensaba era regresar a Almazán. Y así fue, un día recogí todo y me fui con mis hijos a mi maravillosa villa natal.
Tiempo después, me enamoré de verdad de un hombre que me sabía valorar, y decidí publicar mi historia para que las personas que se sienten encarceladas, sepan que al final de todo siempre va a salir el sol, de que sí existen los cuentos de hadas, y de que existe la felicidad.
Segundo premio
Santiago Reyes Ágreda, por el relato titulado Carta al adolescente que fui
Después de todo esto ya sabremos que la vida no es justa, pero esto que ahora te parece un mundo, pasará. Seguro que cosas peores hemos de superar… ¡Y lo que nos queda!
Esto no es más que un bache y, aunque ahora no lo creas, con el tiempo lo recordarás con cierta ternura. Sé que no es fácil aceptar las derrotas, pero acabarás comprendiendo que lo importante no es cómo te sientes ahora, sino que esta experiencia te hará más fuerte… Y ya nos ha quedado claro que por ahí no, ¿verdad?
No te sorprendas si vuelves a caer en lo mismo, vamos a cometer este error más veces. Sí, ya sé que ahora juras y perjuras que no lo volverás a hacer, pero créeme, ¡lo harás! Y no pasa nada, tampoco tenemos que ser perfectos.
No es el fin del mundo, sólo que somos soñadores y tan cabezotas que nos empeñamos en que las cosas sean como nos gustaría que fueran, pero la vida no funciona así. Lo bueno es que, cuando lo aprendas, miraremos atrás y sonreiremos por todos estos momentos d que ahora tanto te angustian.
Por favor, no te tomes esto como un reproche, ¡al contrario! Añoro la inocencia que nos hizo desnudar el alma y, aunque haya quien se ría de lo que sentimos, ¡que nos quiten lo bailao! ¿Sabes qué? Al final aprendimos a no pedir perdón por ser como somos y recuperamos parte de la frescura de nuestra niñez, que tan buena fue en nuestro querido Almazán, que grandes experiencias vividas, cuanto echo de menos todo aquello……
Siento haber sido tan duro contigo a veces, olvidaba lo mucho que te queda por vivir y cuánto tienes que aprender. Prometo tratarnos mejor a partir de ahora. Créeme, somos más fuertes y valemos mucho más de lo que piensas, por más que parezca que mucha gente está empeñada en convencernos de lo contrario…
Y creen que lo hacen por nuestro bien. No te agobies, con el tiempo aprendimos a no escucharlos, la gente que de verdad importa sigue ahí, dispuestos a echarnos una mano cuando intentemos levantarnos después de cada tropezón, y celebrando con nosotras cada triunfo, por pequeño que nos parezca.
¿Sabes qué? Esa gente a la que tanto admiramos en el fondo no es tan diferente a nosotras, por eso nos quieren a pesar de todo, porque se reconocen en esos miedos y frustraciones que tanto te avergüenzan.
Resumiendo, que no te agobies tanto, todo esto pasará y nos va a ir mejor, así que, ¡tranquilo! Te diría que estudies y aproveches el tiempo, pero ya sé que no nos gusta que nos digan lo que tenemos que hacer, ya lo irás descubriendo por ti mismo. No tengas prisa por crecer, aquí (más bien ahora) no se está mal, pero la vida sigue sin ser ese mundo ideal con el que soñábamos, en el fondo sigo tan perdido como tú, improvisando, pero creo que cada vez se nos da mejor, al menos ya no me siento tan mal cuando me
equivoco.
Un fuerte abrazo
Primer premio
Paula Pelayo Salas, por el relato titulado Pronto brillará su luz DESPUES DE TODO ESTO….
A Alma ya nada le quitará la sonrisa, ya nada la apagará, ya podrá volver a disfrutar de cada segundo de su vida, no dejará nada para mañana, nada le impedirá recibir su abrazo, ese abrazo con el que sueña todas las noches.
No recuerda aquello que pasó, ya no hay debate, ambos reman a favor, porque sus manos encajan a la perfección, porque su risa se enciende con su carcajada, porque ve en sus ojos el reflejo de su corazón, porque quiere llegar a casa sin despedirse de su olor, está cansada de estar al otro lado de la pantalla.
El tiempo se paró aquel día, para ella y para él, la agenda esta vacía, ya no escribe nada desde el 14, su única cita es la de las 20:00, no falta ni un día, aplaude con fuerza, fuerza que saca de algún sitio que ni siquiera ella conoce, quiere agradecer a los que a veces no vemos y en los que ahora piensa y siente cerca.
Echa de menos esos paseos por la Arboleda, cerca del río, entre los árboles…, el sol en la Plaza Mayor mientras la cruzan para ir al mirador, subir al Cinto y ver todo Almazán, y mejor de noche ¿por
que no?, le encanta su luz.
Y pasar por esa calle para mirar a traves de ese cristal, y no sólo mirar, entrar, probar y también comprar, aquello que habían hablado y que dejaron a mitad.
Después de todo ésto, no dejará ningun dia atrás, ni un abrazo atrás, ni un beso atrás, su agenda se volvera a llenar de citas, de amigos y de planes a realizar.
Nada ya les parará, ganas, muchas ganas, de volar… todos somos Almazan, el verano llegará, nuestras fiestas volverán, las calles de alegría rebosarán y su vida, su vida también rebosará.
Y ella le repite cada noche: “ésto también pasará”.
Absoluta Accésit
Ray Donovan, por el relato titulado ¿Qué pensará de mi?
Aquí lo tiene doctor.
Hora de la muerte, las 07:44 a.m.
Después de todo esto, mi vida y la de los míos cambiará.
Hoy tengo frío en el cuerpo, más que otras veces. Puede que sea porque la ventana está abierta y entra la brisilla de primavera, propia de un día nublo como este, que huele a humedad, a tierra movida. Siempre me gustó ese olor, siempre he sido de olores.
Desde esta prisión que ha sido la cama durante veintitantos días, he podido ver el cielo y los pájaros. Si no llega a ser por Debussy y Saramago, esto hubiera sido eterno. Un gorrión se acaba de posar en el alféizar de la ventana. Me mira, quieto, inmóvil, ¿qué pensará de mí? Quién fuera pájaro en ese alféizar, para escapar volando. Puede que haya venido a visitarme estos días, pero no lo recuerdo, porque la fiebre me ha hecho dormitar casi todo el tiempo en la cama de este hospital.
Recuerdo a mi madre diciéndome que después de la lluvia llegaría el sol, después del frío, llegaría el calor, después del dolor, el amor. Eclesiastés.
Le gustaba leer la Biblia. La echo mucho de menos. Extraño también a mi mujer y a mis hijas. Me costó encontrar el amor tres matrimonios, pero mereció la pena esperar. Cuando la conocí, me tatué
en el pecho un pequeño corazón con su nombre dentro ¡vaya moñada! Pero a ella le encantó.
Si alguien me preguntara ahora mismo si he sido feliz en mi vida, con certeza diría que sí, que fui y soy afortunado.
Recuerdo la escandalosa risa de mi mujer, sus pecas y su pelo rojizo. ¡Dios qué bien huele siempre por la mañana! Me encantaría besarla ahora mismo.
Por el pasillo oigo al médico y a la enfermera, ella me contó que es de Almazán. Creo que hoy me darán el alta.
La puerta se abre con un chirrido suave.
¡Buenos días! ¡¡Buenos días!! ¿No me oyen?
Ya decía yo, que hoy tenía más frío de lo normal.
Segundo premio
Norma, por el relato titulado Sensaciones
Después de todo esto, volveré a salir con Marcelino, espero… Nos ha pillado en el peor momento, justo cuando empezábamos a intimar, cuando las primeras caricias me hacían vibrar y algún beso delicado liberaba mis endorfinas, dormidas durante tanto tiempo. Y es que hacía mucho que nadie me tocaba, que no sentía ese calor ardiente del inicio de algo, que no me querían al lado, que noches y días transcurrían monótonos, en ese pequeño espacio, mi espacio. Y que, ni siquiera pasar el rato con Jes y Byron, sacaban de mí una sonrisa.
Sé que es algo mayor para mí, pero ¿por qué no esperar lo mejor de él ahora? Me quiere, lo siento, me mira con mucha ternura, se ocupa de que esté a gusto y siempre tiene tiempo para mí. Además, hacía
mucho, muchísimo, que no comía tan bien.
Con Estela, no estoy mal. Es de la familia, pero no me deja ver a Marcelino y no entiendo por qué. Algo le pasa, me encontré a Susa o Cuca, soy fatal para los nombres y me dijo que vio cómo tendido sobre una camilla, lo metían en una ambulancia y se iban por la calle Almazán, dirección a la ciudad. Ese pensamiento no me deja vivir. Y a Estela, cualquiera le pregunta por él, está claro que no le gusto.
Es todo extraño, no sé, desde la ventana del coqueto salón de Estela, al que sin duda le sobra esa espantosa moqueta beige, no se oye nada, no veo a nadie, y cuando salimos, apenas recorremos unos metros hasta el depósito de basura, lo imprescindible para volver algo desahogados. De vez en cuando, escucho sirenas, y cuando eso pasa, Estela y el niño que vive con nosotras aplauden, vete a saber por qué.
Ha sonado el timbre, ¡qué sobresalto!, hacía días que no oía nada parecido, voy a ver, siempre he sido bastante cotilla. Es Marcelino, está raro, como pálido y con algo que le tapa la boca, pero los ojos
le brillan, sonríe, me sonríe a mí y extiende los brazos para abrazarme. ¡Qué dulce!, se me han erizado como nunca los pelos de las orejas y ese maldito rabo, no hay manera de pararlo.
Primer premio
Calleja, por el relato titulado La Belleza
Después de todo esto, me faltan las fuerzas, ha sido muy tarde. Falleció a las 7,30 sola, ¡mira que siempre temí Al alba! Nadie lo esperaba.
Recuerdo tu último beso, tus labios parecían de papel.
¡Qué difícil!, qué injusto!, cómo me cambió la vida aquella noche subiendo por el postigo más concurrido de Almazán, te encontré en mi camino y desde aquel momento mis neuronas me llevan cada noche al hueco que te nombra.
Hoy, no pude decirte adiós como te merecías, pero lo haré cada día, cada noche, miraré a la luna, sin el alma de tu cuerpo, sin tu latido, pero abrazándome a las cuatro letras que te nombran. Siempre.
Nos conocimos en el Postigo, en momentos en los que era imposible decir todo lo que uno pensaba, pero juntos imaginábamos un mundo mejor, más libre, con menos diferencias. Nos tocó vivir entre cartillas de racionamiento y colchones de paja y lana, días que venían con hambre atrasada, pero tu mirada siempre me dio fuerza para tirar adelante.
Pensábamos diferente, -cosas de familia- pero luchamos por nuestro futuro, y el de los que trajimos. Ahora, cuando por fin aprendí a bailar en Benidorm, me dejas solo, cariño.
Salimos de la miseria, la necesidad, los zapatos rotos, de la represión.
Conseguimos sobrevivir a duros trabajos y bajos jornales, hasta que conseguí entrar en la fábrica de muebles.
¿Recuerdas nuestro 600 azul?, entrabamos los seis, la fiambrera, la bota de vino y el hacha para hacer leña en la Playa Pita.
Me dicen nuestros nietos que estoy perdiendo la cabeza, pero lo que me pasa, es que este mundo no lo entiendo, ya me conoces, a veces se me va, pero aún la tengo encima de los hombros, no se me olvidan tus ojos pequeños, risueños, ni tu pelo como aquellas actrices de las películas que echaba “El Bombo” en el Calderón.
Recuerdo tus risas cada vez que me echaba brillantina para ir al Mercantil, y como te gustaron los primeros zapatos de punta que pude comprarme.
Vete tranquila, mi vida, me quedo conlos nuestros, lo hicimos bien, ¡hasta al pequeño colocamos!
Ahora en el parte nos cuentan que en octubre vuelve esto, no tengo miedo, vivimos mucho, pero antes sólo quiero despedirte como te mereces.
Te dejo, Llámame el día que puedas y date prisa, nos queda un pasodoble por bailar.
Suspiros de España