La Consejería de Economía y Hacienda ha publicado los ganadores de la XI edición de los Premios de Comercio Tradicional en Castilla y León. Confitería Almarza, de Almazán, ha ganado el premio en la provincia de Soria.
La Junta de Castilla y León puso en marcha estos premios con el fin de reconocer y premiar, a nivel provincial y autonómico, las actuaciones que están llevando a cabo las pequeñas y medianas empresas del sector del comercio radicadas en Castilla y León para promocionarse, modernizarse y alcanzar más altas cotas de competitividad, adaptándose al mismo tiempo a las nuevas tendencias del mercado.
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De acuerdo con la citada normativa, se otorgan nueve premios, uno por cada provincia, dotados cada uno de ellos con un premio en metálico de 3.000 euros y un trofeo emblemático, concediéndose asimismo un premio único de carácter autonómico que recaerá en la mejor candidatura de las nueve que como máximo pueden obtener el premio provincial, dotado con un premio en metálico de 9.000 euros, así como un trofeo emblemático. En esta última convocatoria ha sido para "Supermercados La Salve", de Segovia.
El establecimiento “Confitería Almarza” se encuentra ubicado en la calle Puerta de la Villa número 4 de Almazán, en un edificio adosado a uno de los “cubos” cilíndricos que componen la denominada Puerta de la Villa de la muralla adnamantina.
La historia de la pastelería "Confitería Almarza" se inicia en Almazán en 1820 de la mano de Salvador Canuto González de Villaumbrosia y Morales, nacido en la villa soriana de Deza y perteneciente a una familia hidalga, que, procedente de Cervera del Río Alhama, se instaló en Deza, donde nacieron dos hijos, Manuel y Salvador, que emigraron a Almazán.
Salvador abrió comercio en la Puerta de la Villa, en el edificio colindante al cubo de la muralla de la Puerta de la Villa, con 20 años recién cumplidos. Contrajo matrimonio con María Almarza de la Fuente, natural de Almazán. Fruto de este enlace nacieron varios hijos, entre otros Pablo González de Villaumbrosia Almarza, que sigue al frente del negocio…
Pablo González de Villaumbrosia Almarza contrajo matrimonio con Dª Gabina Romera Medina, y, al fallecer prematuramente, su viuda e hijos sostuvieron el negocio.
Dª Gabina contó sobre todo con el apoyo de sus hijos Laura y Bienvenido. Es por esto que desde entonces el establecimiento es conocido como “la Casa de las Gabinas”.
Carmen González Villaumbrosia Terré sucedió a su padre, Bienvenido.
La línea sucesoria prosigue con Simón Almarza, pariente de los fundadores, y abuelo de Celina, que aparece como titular de la confitería en 1918.
Después pasó el testigo a su hijo Ángel, que inició la actividad el 18 de octubre de 1956, tras el aprendizaje de su padre.
Fallecido Ángel, Mª Celina Almarza Cid mantiene la tradición secular desde el 10 de octubre de 1996, orgullosa de pertenecer a una auténtica saga de maestros pasteleros y reposteros que ronda ya los dos siglos de su existencia.