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Opinión

No se nos puede dejar solas  (Una crónica del 8-M)

Juana Largo reflexiona en este artículo de opinión sobre el movimiento feminista y la movilización realizada en Soria con motivo del Día Internacional de la Mujer.

No se nos puede dejar solas  (Una crónica del 8-M)

Todavía se puede decir algo al respecto. Y lo vamos a aprovechar. Hace unos días, el 8-M, en Soria, tuvo lugar la manifestación del Día de la Mujer.

Aunque sabemos que, en otras partes de la capital y de la provincia, hubo algunos otros actos al respecto, más bien (y mira que lo respeto) propios del Día de Santa Águeda, todo controlado y doméstico, sin embargo, en la capital, como en otras muchas localidades del resto de España, se dio el caso de que acudimos, a la citada manifestación que partía de la Plaza Mayor, algunas personas menos que otros años, unas cuatrocientas personas, mujeres y hombres que, bajo la lluvia intensa, en la oscuridad de la noche, brillaron como unas cuatrocientas perlas.

No era vana la manifestación, y de ese grupo de manifestantes que relucían más que las farolas, pudimos ver que, incluso, entre los diversos grupos, aparecía la persona de alguna “histórica”, como Pilar de la Viña, a pesar de estar aquejada de una enfermedad, que esperamos sea mejorable.

Por lo demás, se puede decir que la noche no era muy agradable para estar ni de paseo ni de manifestaciones, sino que, aun con ello, unas cuatrocientas personas, en el Día de la Mujer, latieron, como cuatrocientos corazones, en las calles céntricas de la capital, unas cuatrocientas personas además de valientes, lo suficientemente comprometidas y con conciencia que sabían que este día es significativo y que toman parte hacia las mujeres en las grandes oleadas de marginación de la miseria de millones de mujeres en el mundo y en la discriminación del género “mujer” que, históricamente, es rezagado de las sociedades, y las mujeres y los hombres que ese día estábamos manifestándonos, éramos conscientes de esta discriminación que produce tanto dolor. Dolor que, aunque no se vea mucho exteriormente, como si no existiera, existe realmente en nuestras colectividades y sociedades.

Ese día, por cierto, era un día especial, ante la regresión de derechos  y conquistas, y ante el vuelo alto de las ideologías conservadoras en el mundo, que quieren minar lo hasta ahora conseguido como si no valiera nada en la Historia, por eso que nos pudimos dar cuenta de lo que significa la Historia, que unas veces va y otras viene, pero que, mientras tenga personas que no se resignen a los atropellos, sean sistemáticos o sean esporádicos, tiene la dicha Historia, defensoras y defensores dignos.

Tenemos, nosotras, el marco de un orbe menguante en cuanto a civilización y, a la vez, confuso y convulso, desde luego. Esto a nivel global, aunque, lo que sucede ahora es que, siguiendo la nacionalidad de los problemas, en España las crisis globales se agudizan, como si fuera un país de pobrecillos, que nos afectan de manera categórica. Desde lo que sucede en, pongamos Alaska hasta lo que sucede en Siberia, pasando por las Islas Marquesas, hasta el cono sur americano, por todas partes parece darse ahora una nueva inquietud…

¿Estábamos cansados de esta democracia liberal? ¿Nos hacía de menos esta democracia liberal que, cuando salía del personal un exabrupto, enseguida mandaba a los tapabocas que nos taparan nuestra boca por protestar? ¿Era molesta nuestra queja?... Parece como si nos hubiera afectado el mundo de las crisis en los países industriales y de Occidente, y que ahora tuviéramos que hacer de funambulistas. Lo cierto es que, con la información global, aunque también con la “deformación” global, el espectro del Sistema está ocultando otro que, en realidad, este otro se desoculta o revela… No sólo el espectro de los movimientos conservadores extremistas (que, encima, quieren presentar su movimiento como juvenil y liberalizador), sino también el espectro que cobra vigor ahora de los grupos de poder pretendidamente moderados en pro, dicen, del “pragmatismo”… Aunque sucede que, con este auge, también han subido en la escala de “valores”(¡!) otras cuestiones de un giro que mucha gente quiere dar para, más bien que mirar por su patria, llevarnos a la calamidad de contiendas y mandar y regir a la gente hasta en sus cuestiones más personales. O con Dios o con el César, se les podría responder, por ejemplo, ahora en España, “no se puede servir a dos amos”. Aunque, con todo esto que acaece, no se puede dejar de tener en cuenta, en este maremágnum de locura, el problema sempiterno de las mujeres.         

 “¡Siempre las mujeres, siempre…!”, nos podría decir el acomodaticio al Sistema representante de los hombres en España. Y se le puede responder:

“Sí, siempre las mujeres, como aquella que, por infidelidad al esposo, y también por su hermosura, hizo que se diera una guerra enorme que luego pusieron en solfas y canciones… Sí, siempre las mujeres, porque tú, afiebrado recluta, no haces más que traficar con hombres y encima defiendes –porque no se vive solo- tu pito en medio de tus relaciones sociales, sean de disputa o sean negativas. Tú puedes mirarte en el espejo cuando te afeitas y ves un “tío” que se levanta por la mañana para luchar, porque así lo ha mandado la religión de tus genes y te piensas, te llegas a pensar que el mundo es tuyo y de los tuyos, mientras las mujeres te la repanfinflan, les tienes desprecio, el desprecio que piensas llevas en ti y que hace darle hachazos diariamente al mismo tronco de árbol, pero no es eso de lo que trata nuestro mundo, ya que el mundo no sabe de soledad, aunque tú, tío, veas soledad y sientas soledad y te regodees en soledad, tienes que ver que en vez de “soledad”, hay “sociedad” y que lo que más odiamos las mujeres es los brotes de sociedad en los que la soledad se instala y llega comerse, o “metilizar” –como se dice ahora- a la sociedad, como si fuera una gangrena cancerosa que empieza un poco y luego sigue por todo el organismo, en este caso la soledad gangrenando a la sociedad. Si tú, machote, te piensas que puedes vivir así, nosotras no, y somos más número que tú, y podríamos, de hacer una huelga general, tirar al suelo todas las estatuas de “grandes” hombres cerriles que se han impuesto en la cultura tradicional, con sus atribuciones pretendidamente viriles, y que, luego, la sociedad patriarcal, la tradicional, no la de las mujeres, han querido erigirlos en símbolo de virtud o valor, mientras nosotras estábamos deseando colaborar juntas para hacer un mundo que no fuera de tíos lanzados a la fuerza u hoscos, y de tíos cerrados a la comunicación, pues nosotras no nos negamos a la comunicación ni a todo lo que tenga que ver con esta palabra, al contrario, queremos comunicación, pero no con las estatuas, queremos comunicación con el resto del mundo y a la cual somos propensas las mujeres, queremos sociedad y no cáncer, creemos en un mundo en el que los francotiradores nos sobran, ni que decir de las tropas de guerra, ese mundo que quema casas y pueblos y montes y destruye ciudades y destruye a las mujeres para que reine el genio del macho superior que se cree autosuficiente y que piensa y proclama que hay un dios que le dice que siga por ese camino de espinas y que él no se va a parecer jamás a una mujer, porque las detesta…”

Qué duda cabe que, en un sentido pretendidamente tolerante y condescendiente y, al mismo tiempo, hipócritamente comprensivo, se nos puede decir: “No os podemos dejar solas”, como si dejándonos solas a las mujeres no pudiéramos guiarnos y presentar en una maqueta el proyecto de un mundo o de sociología o el panorama de propuestas positivas para hacer un mundo mejor. El cambio del mando del mundo de hombres a mujeres sería drástico y radical. No sería como si quisiéramos un desastre irracional. Esto es lo acertado.

Los hombres, en un sentido general, aun cuando sabemos que muchos hombres son comprensivos y serenos, son los que no paran de hacer contiendas y de dar disturbios. La partición del pan y de los peces (ahora que estamos casi en Semana Santa, y toca hablar de ello) sería mejor organizada y todos nos conformaríamos con lo que las buenas mujeres tienen dispuesto para un mundo en el cual no se diera esa “hybris” o desmesura o violencia de los que tienen el mando de los dólares o euros y que quieren disponer de todo y acomodar todo a sus deleznables gustos. La partición de las mujeres no va por ahí, la partición de las mujeres va por la equidad y porque nadie pase hambre. Otra cosa son los lujos. Este es el tema de muchos siglos de camino humano, el que los que tienen algún poder financiero quieran o se permitan el uso de placeres a costa de los que menos tienen. ¿No os podemos dejar solas?... ¿Se puede dejar sola a una mujer como la Von der Leyen que intenta catalizar una supuesta –y probable- contienda para beneficio de un mundo masculino que la ha elegido a ella como representante y tiene que jugar el papel?... ¿Se puede contemporizar todavía con aspectos conflictivos de este modo como los que nos presentan en la última actualidad esos dirigentes que nos hablan de 800.000 millones de euros para una necesaria defensa de Europa que dicen? ¿Ahora que los Estados de Europa y los que, como en España, dicen querer volver al poder del Estado porque se han acabado las alternativas a ese ente…?

Desde luego, porque somos el cambio de paradigma humano, más racional, social y prudente, las mujeres y los hombres pacíficos no deberíamos votar tales cuestiones.

Fdo: Juana Largo

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