Adiós al defensor de la trashumancia
Una de las personas que más ha defendido la trashumancia, el cántabro Jesús Garzón, ha fallecido en su pueblo natal en la víspera de la Navidad, a los 77 años.
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Reconocido naturalista, político, activista, escritor y, ante todo pastor, dedicó gran parte de su vida a revitalizar las vías pecuarias mediante esta actividad milenaria que ha moldeado los paisajes de la Península Ibérica.
En los años 70 logró salvar el Parque Nacional de Monfragüe (Extremadura) y en los 90 llenó la Puerta del Sol de ovejas para reivindicar los derechos de los pastores
Garzón fue colaborador del legendario Félix Rodríguez de la Fuente, lideró el proyecto Fundación 2001 en los años 90 del siglo XX y luego transformó en la asociación Trashumancia y Naturaleza.
La trashumancia, decía Garzón en 1996 a Diario de León, es una actividad que no tiene parangón en Europa.
“No existe, por encima de los Pirineos, una trashumancia que recorra los casi mil kilómetros que llegó a alcanzar en España. Por eso tampoco tienen las dehesas ni los puertos de la Península Ibérica, Como no tenían las merinas, resultado de un proceso de selección de siglos y su preciada lana, hasta que lograron romper el monopolio español a finales del siglo XVIII”, declaró.
Entonces Garzón ha reclamaba la mejora de las condiciones de trabajo de los pastores para dignificar esta profesión que ha caído en el olvido e incluso en el desprestigio social.
"No hay pastores porque tiramos a degüello contra ellos", señaló.
"Si vemos a los niños del mundo rural que han nacido y vivido en una familia ganadera el entusiasmo es tremendo, pero luego llegan al colegio a partir de los 10-12 años y no se les habla para nada de su cultura ni de la forma de vida de sus padres y abuelos. En los medios públicos tampoco; no hay programas en la televisión o en la radio dedicados a la cultura rural y si se trata se hace de una forma más bien despectiva", denunció.
Además reivindicó la importancia histórica de la trashumancia y la necesidad de recuperar y mantener las vías pecuarias de nuestro país, que los pastores venían utilizando desde hacía 7.500 años hasta la llegada del siglo XX, con la irrupción del tren, que cortó de raíz la trashumancia tradicional y que causó estragos en la regeneración de nuestros pastos y bosques.