El rechazo a reforma de Ley de Seguridad llega a la calle
La marcha de los cuerpos policiales contra la nueva ley morza ha reunido esta mañana en Madrid a miles de personas, entre las que se encontraban dirigentes del PP, Vox y Ciudadanos que han brindado su apoyo a los agentes.
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La manifestación ha comenzado en una mañana fría y desapacible pasadas las 11:30 horas de la Carrera de San Jerónimo y con algo menos de la Puerta del Sol ocupada por los manifestantes que se han congregado allí.
Agentes de todos los cuerpos policiales, desde guardias civiles a policías nacionales, autonómicos y locales han participado en la manifestación en la que han escuchado gritos contra el Gobierno y su presidente, Pedro Sánchez, casi desde el principio de la misma.
Un camión haciendo sonar su claxon ha marcado el paso de la marcha por la Carrera de San Jerónimo, que estaba llena personas en las aceras que han apoyado a los manifestantes al grito de ¡Viva la Policía Nacional! y ¡Viva la Guardia Civil!.
Como ya habían anunciado a lo largo de la semana, PP, Vox y Ciudadanos se han sumado a la manifestación, si bien todos ellos han evitado señalar que su presencia politice la marcha.
Por parte del PP se esperaba a su líder Pablo Casado, que finalmente ha acudido a León,aunque ha asistido el alcalde de Madrid y portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se ha personado unos minutos para dar su apoyo desde la sede del Gobierno regional, si bien
La organización Jusapol ha cifrado en 150.000 los asistentes a la manifestación, a falta de conocer el dato de la Delegación del Gobierno.
Tras pasar por Cibeles, todavía había manifestantes sin salir de la Puerta del Sol.
Comunicado íntegro de la manifestación policial en Madrid del 27 de noviembre
Los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de España, Policía Nacional, Guardia Civil, Policías Autonómicas, y Policías Locales, sobre el proyecto de reforma de la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana, manifiestan lo siguiente:
– Su voluntad de sumar esfuerzos entre todos los colectivos policiales con un objetivo claro: frenar una reforma legislativa que se ha planteado completamente a espaldas de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en España.
– Nos parece un profundo error afrontar una reforma de este calado despreciando la opinión de los profesionales de la seguridad pública. Ellos son los expertos, no el Gobierno.
– La delincuencia y la seguridad ciudadana han cambiado profundamente. Una ley de este tipo debe sentar las bases de una sociedad más segura y libre frente a comportamientos incívicos y esta ley hace lo contrario, favorece al delincuente.
– Esta ley cuestiona el principio de autoridad de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, es una norma que transmite un mensaje de impunidad, justo cuando más agresiones están sufriendo nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Queremos que se respete el principio de autoridad.
– En esta Ley no se prohíbe la difusión por medios digitales de intervenciones policiales grabadas por ciudadanos, es un grave error que deja absolutamente desprotegido al policía e incluso a sus familias. En su empeño por manchar constantemente la imagen de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, determinados agentes políticos no tienen reparo en saltarse incluso la legislación sobre la protección de datos. La intimidad de un policía no se toca.
– Plantear esta reforma sin protocolos claros de actuación policial, convierte esta ley en una nueva oportunidad perdida en materia de seguridad ciudadana en España. Con esos protocolos también se defiende la seguridad del ciudadano.
– Poder convocar manifestaciones sin comunicación previa, provocará altercados que, sin la necesaria planificación, serán prácticamente inabordables para las policías en caso de que terminen en disturbios. Al no constar de forma oficial quienes son los convocantes de la protesta, se favorecerá la impunidad de quienes estén detrás de dichas algaradas callejeras. Gana la inseguridad ciudadana, no la convivencia.
– Limitar los medios de intervención de los profesionales de la seguridad, supone limitar la eficiencia de las unidades de control de masas violentas, y poner su integridad física en riesgo. Buscan la intervención cuerpo a cuerpo, lo que aumentará considerablemente las lesiones entre policías.
– Reducir a dos horas el tiempo de identificación de un sospechoso, imposibilita en la práctica el correcto trabajo de los agentes, sobre todo en aquellos ámbitos donde hay dispersión geográfica y falta de medios. Con el máximo respeto a cada profesión, somos policías, no taxistas.
– Limitar las sanciones a la capacidad económica del infractor nos parece una medida populista que, en la práctica, elimina el factor más determinante de toda sanción: el de la disuasión. A muchos les saldrá gratis cometer infracciones.
– Este proyecto de reforma no busca el consenso entre legislador y FFCCSS para hacer de España un país más seguro, sino la contraprestación política y la aritmética de apoyos parlamentarios. Tal vez al Gobierno le salgan las cuentas, pero a la sociedad NO.
– Iniciaremos una campaña ciudadana para hacer llegar a la sociedad española el profundo error que supone aceptar sin más la reforma planteada. Nos jugamos todos mucho, no solo los que estáis en primera línea defendiendo los derechos de los ciudadanos, incluso a costa de vuestra integridad física, sino los que pertenecemos a la sociedad civil.
– Finalmente, pedimos a los ciudadanos que no se dejen manipular por un falso debate. Lo que está en peligro es el respeto a los derechos de todos, que los violentos no tomen el control de las calles. Los únicos adversarios que tenemos son los delincuentes, los que pretenden escapar con impunidad cuando agreden a una víctima, o a un policía, los que buscan saltarse las normas de convivencia. Todos estos siempre nos tendrán en frente.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad solo piden que se les deje cumplir su misión constitucional con la misma seguridad jurídica y vocación profesional que sienten cada vez que se ponen el uniforme. Quieren servir al ciudadano, no que se sirvan de ellos para hacer política.