Soria recrea la revuelta de los comuneros
El Grupo de Recreación Histórica Oria Dauria de Soria ha teatralizado los hechos principales de las revueltas de los comuneros en Soria, coincidiendo con el Día de la Comunidad.
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Oria Dauria ha instalado en la Alameda de Cervantes un campamento de principios de siglo XVI, donde ha teatralizado los hechos principales vinculados con Soria de la revuelta de los comuneros, con la presencia de recreadores entre los que ha habido nobles, procuradores, damas, niños, soldados, etc., en los que se han realizado varias actividades que y reflejarán, a sorianos y visitantes, acontecimientos y contexto.
También han teatralizado en el alto de la Dehesa combates e instrucción de los soldados de la época, pueblo llano y nobleza, que se unieron a la causa comunera.
Durante toda la jornada se han realizado talleres y explicaciones sobre armamento en el renacimiento, armas blancas y el amanecer de las armas de fuego en el campo de batalla, y cómo cambiaron estas el curso de la historia; armaduras, el refinamiento del arte de la defensa, vestimenta de las distintas clases sociales de la época así como alimentación y sanción en Castilla (S.XVI) y situación social, política y económica de la castilla de principios del siglo XVI.
La Guerra de las Comunidades de Castilla, o revuelta de los comuneros, tuvo lugar durante el reinado de Carlos I, entre 1520-1522.
Fue un levantamiento armado protagonizado por los denominados comuneros procedentes de las ciudades del interior castellano, situándose a la cabeza del alzamiento Toledo y Valladolid.
Este levantamiento ha recibido diversas interpretaciones, entendiéndose como una revuelta antiseñorial, como una de las primeras revoluciones burguesas, o incluso como un movimiento antifiscal.
Fue motivada por la inestabilidad política presente en la Corona de Castilla desde comienzos del siglo XVI.
La llegada de Carlos I a Castilla, hacia 1517, sin apenas saber hablar castellano y trayendo consigo un gran número de nobles y clérigos flamencos como Corte, provocó recelos en las élites castellanas que sintieron un cierto desplazamiento y temieron por la pérdida de su poder y estatus. Este descontento se transmitió a las capas populares.
A ello se sumaron las demandas fiscales que provocaron una serie de revueltas urbanas.
Tras un año de rebelión, en 1521 se decapitó a los líderes comuneros: Padilla, Bravo y Maldonado, y el ejército comunero quedó descompuesto.
Toledo mantuvo su rebeldía hasta 1522.