La Saca: de la cultura al espectáculo
¿Estamos celebrando el festejo de La Saca como se debe? Las autoras de este artículo reflexionan sobre una Saca diferente a la actual, que está lejos a los usos y costumbres de las fiestas de San Juan.
Más de 170 misioneros sorianos están repartidos por el mundo
La ocupación hotelera en julio fue del 68 por ciento
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Alicia de Lózar de la Viña, Blanca Galán Gozalo y Diana Bachiller Valdenebro
Sé que lo que voy a decir no va a gustar, al menos no a una gran mayor: La Saca no debería seguir celebrándose como hasta ahora. Se han perdido la esencia y el objetivo primigenios convirtiéndose en una pantomima burda y cruel.
La Saca tiene como objeto el traslado de doce novillos, previamente adquiridos por cada una de las Cuadrillas, desde el monte Valonsadero a la plaza de toros de Soria para su posterior lidia. Los toros, una vez han salido al galope para formar un grupo y arropados por los caballos, han de llevarse a través del campo al ritmo del paso de un adulto. No al galope, no corriendo, no por el asfalto. De esta manera el toro (animal que se agota rápidamente) es capaz de realizar el recorrido (más de 9 km) sin sufrir. De la pericia de caballistas y caminantes depende llevar a buen puerto la complicada tarea y que lleguen los doce a la plaza de toros.
Antes era así, yo lo recuerdo. Recuerdo a la gente caminar tranquilamente con los toros. Recuerdo que había respeto por el animal y por quienes los llevaban. Recuerdo silencio y calma. Prudencia. En mi recuerdo, una sola vez entraron todos (¡no es cosa fácil!), fue una Saca que llovió y, emocionados bajo nuestros paraguas, vimos el paseíllo de los caballistas por El Collado.
Habitualmente no llegaban los doce, siempre había alguno que prefería irse a pastar a la sombra, que se volvía a Cañada Honda o acababa en la Junta de los Ríos, que si hay uno en el alto de la Dehesa o abajo en el río… No era raro que ocurriera ya que el recorrido no estaba vallado en su totalidad, pero con todo y con eso, llegaban. Nunca vi a ningún toro morir de agotamiento o mugir totalmente aturdido.
Si alguno no llegaba, había en la recámara sobreros para garantizar la continuidad de las fiestas, pero antiguamente no era así. Doce novillos esperaban en los corrales de Cañada Honda para ser traídos a la plaza y torearlos el viernes, ni uno más. Y siempre llegaban los doce, porque si no la cuadrilla correspondiente no podía lidiar. Por eso era importante que no se perdiera ninguno por el camino y que lo realizaran en buenas condiciones. El toro era fundamental, sin él no había ni lidia ni tajadas.
Sociedad actual
Acorde con nuestra sociedad actual, llena de facilidades en la que a menudo obtenemos todo lo que queremos olvidando lo que es la frustración y el riesgo de no poder conseguir algo, contamos con veintiséis toros para las fiestas. No vaya a ser. Unos para hacer que los llevamos desde el monte para algo (hay que conservar la tradición de traerlos desde Valonsadero, aunque sea para nada, ya que luego son sacrificados) y otros ya en la plaza para torearlos (hay que garantizar un viernes de toros digno, sin posibilidad de que alguna cuadrilla se quede sin lidia por no haber conseguido traer al novillo).
Un sin sentido al que de tradición le queda más bien poco. Me pregunto si tenemos derecho a todo esto sólo por darnos el gusto, sin correr ningún riesgo, sin que exista la posibilidad del fracaso real. ¿Qué sentido tiene hacer todo ese paripé, agotar o aturdir a un toro hasta morir cuando ni siquiera va a ser toreado? ¿Qué relevancia tiene empeñarnos en ese espectáculo cuando ya ha dejado de tener valor? ¿Qué mérito tiene el resultado de La Saca si tenemos otros catorce toros en la reserva? ¿Sólo nuestra propia congratulación y parabién? ¿Decirnos exultantes qué tradición más hermosa y centenaria tenemos y qué buenos que somos?
He realizado el recorrido a pie varias veces y sé de lo que hablo. Gente y más gente intentado estar más y más cerca. Todo el mundo queriendo tener su minuto de gloria y protagonismo impidiendo que el recorrido transcurra relajadamente. Ruido, muchísimo ruido. No dos sino tres salidas para intentar solucionar lo irresoluble… y todo corriendo, todo al galope porque con tanta gente distrayendo es la única manera de llevarlos.
La Saca 2016 fue calificada de brillante… ¡¡Han entrado 10 novillos y uno en camión!! ¡¡Hurra!! ¡¡Éxito rotundo!! Si alguien que vio el lamentable espectáculo del décimo toro desesperado dando tumbos en el Camino de la Media Legua es capaz de decir que la Saca 2016 fue brillante, es que la humanidad está perdida.
Soluciones hay muchas con un gran abanico de posibilidades, sólo habría que sentarse y pensar cómo resolverlo, y el debate sobre la modificación de las Ordenanzas es una buenísima oportunidad para hacerlo.
Alicia de Lózar de la Viña
Facultativo Especialista en Análisis Clínicos y Bioquímica Clínica
Blanca Galán Gozalo
Traductora y docente de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Valladolid en Soria
Diana Bachiller Valdenebro
Facultativo Especialista en Psicología Clínica