El arte del encaje de bolillos concentra a 250 personas en Soria
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La novena edición del encuentro de encajeras de Soria ha reunido esta mañana en Soria a más de doscientas cincuenta personas en doce puestos instalados en la plaza Mayor.
Las encajeras han llegado desde diferentes puntos de la provincia (Ólvega, Duruelo de la Sierra, Vinuesa, por ejemplo) y también de otras provincias como Zaragoza, Madrid y Guadalajara.
La presidenta de la asociación cultural de Encajeras Leonor de Soria, Rosa Izquierdo, ha explicado que con los bolillos se puede hacer de "todo", como ha quedado reflejado en la exposición instalada durante toda la mañana en el patio de columnas del Ayuntamiento de Soria, donde se han podido ver pañuelos, tapetes, puntillas para toallas y sabanas, tangas, corbatas, apliques para el árbol de Navidad y cuadros. Además se ha expuesto una mesa especial, con más de dos siglos de vida, para hacer bolillos.
Izquierdo que lo que se confecciona en cada bolillo depende de la habilidad de cada encajera, además de su paciencia y creatividad. "Es muchísimo tiempo, son trabajos de capricho y de paciencia, porque con esto por horas no puedes cobrar", ha señalado.
Además ha subrayado que en el encaje de bolillos ya no corre riesgo de desaparición, ya que cada año va a más en España, donde la asociación soriana ha acudido a varios encuentros. "Nos han invitado este año a veinticinco encuentros", ha resaltado.
En su opinión, el bolillo es muy bueno para relajarse y es una forma de mover las manos y de comunicarse.
CLASES
La asociación cultural de Encajeras Leonor de Soria tiene su sede en la capital en un local cedido por el Ayuntamiento en la calle Santa María, donde da clases, con dos profesores, martes, jueves y viernes.
"Se aprende, te cuesta a o menos, depende del tiempo que emplees", ha apuntado.
El encaje de bolillos se remonta al siglo XII, tiempo en el que ya se practicaba en pueblos de diferentes partes de España para vender y ganarse un sustento para la familia.