Las últimas merinas trashumantes regresan a Tierras Altas
Las 1.200 ovejas de Eduardo del Rincón vuelven a pastar en Los Campos (Las Aldehuelas) después de haber pasado el invierno en Brazatortas (Ciudad Real).
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Las sierras de Tierras Altas se llenan de color con la llegada tardía de la primavera y el gozo de ver pastar a las últimas merinas trashumantes.
La pandemia, por razones obvias, ha truncado la celebración de la Fiesta de la Trashumancia, pero la actividad ganadera no cesa.
Mientras existan pastores trashumantes los rebaños de ovejas merinas continuaran su viaje de Norte a Sur y de Sur a Norte en busca de los mejores pastos.
Le acompaña también en este viaje su hijo Eduardo. Le gusta volver al lugar de sus orígenes y le gustan las ovejas, pero su padre no quiere que siga sus pasos. Es una vida dura, la del pastor.
Infravalorada, pero que nos permite a los de la urbe darnos algún que otro homenaje a su costa. Porque a la brasa, asado, frito o en caldereta ¿Quién se puede resistir al lujo de comer esta carne? Por cierto, sostenible. Qué gran aportación la de estos rebaños a la biodiversidad del planeta.
En la tarde de ayer, 20 de junio, han llegado las primeras merinas de vuelta, y lo hacen sin fiesta, pero no sin alegría.
En el alto de Campos hermanos, sobrinos, sobrinos-nietos esperaban a Eduardo y a su hijo. Poco tiempo para celebrar el reencuentro, las ovejas aguardan para ser descargadas de los camiones y el trabajo no para.
A lo largo de la próxima semana varios camiones traerán de vuelta al resto de las ovejas trashumantes de Tierras Altas. Será el turno de los Acero -los hermanos Pérez, de Navabellida (José María, Ricardo y Basilio).