Pinares se prepara para pingar el Mayo
Los pueblos de la comarca soriana de Pinares se preparan para celebrar una de sus tradiciones más sentidas: la pingada del Mayo.
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Cuando termina el mes de abril, los pueblos de la comarca de Pinares, entre Burgos y Soria, se preparan para pingar el mayo.
Algunos se adelantan, otros son puntuales con la fecha y hay pueblos que el mayo lo levantan el día de su patrón pero la costumbre es, esencialmente la misma.
Se trata de una celebración de la primavera y una exaltación de la fuerza, la pericia y el compañerismo de los mozos del pueblo, que son los encargados de aportar la fuerza bruta para la pingada.
San Leonardo de Yagüe, Navaleno, Molinos de Duero y Espejón pingará el mayo el primer día del mes.
Los mozos sanleonardinos lo harán el 1 de mayo a partir de la una del mediodía, en la Cuesta del Mayo, frente a la iglesia. En Navaleno, se pingará el mayo a partir de las 12:30 horas en la plaza Domingo Heras.
Salduero pingará el mayo el 4 de mayo, a las 13:00 horas, en la plaza del Ayuntamiento. Un día antes, bendecirá los campos en la ermita de Santa Elena, a las cinco de la tarde. Y un día después del mayo, lo volverá a hacer, ahora a las 13:30 horas.
En esta misma fecha lo harán también Cabrejas del Pinar, Covaleda, Casarejos, Talveila, Espeja, Vadillo y Santa María de las Hoyas, para aprovechar la mayor presencia de jóvenes y personas vinculadas a sus localidades.
Duruelo de la Sierra, Vinuesa y Abejar celebran esta tradición durante sus fiestas patronales, en verano.
Procedimiento
Tras seleccionar en los días previos el mayo que se va a cortar para la pingada, según el pueblo se va a buscar el mismo día de la pingada o se trae de víspera para que dé tiempo a quitarle las ramas y dejarlo pelado hasta la punta, donde se suele clavar una rama y una bandera.
Para pingarlo hay que preparar unas tijeras que se confeccionan con dos pértigas de madera unidas entre sí formando un uve en la cúspide que sirve para encajar el mayo e irlo levantando.
Los mozos ocupan su lugar con cada una de las patas de las tijeras, que normalmente son tres aunque depende de la longitud y peso del mayo.
Según vaya ordenando el capataz que dirige la operación, los mozos van levantando y apuntalando la maniobra para que vaya elevándose hasta llegar a la vertical y encajar en el agujero del suelo en el que se han levantado cada año los mayos predecesores.
Unas cuñas metidas a presión con golpes de culata de un hacha fijan el mayo para que aguante entre los aplausos de los vecinos del pueblo y los visitantes a los mozos que han desarrollado la operación.
No hay unanimidad sobre el origen de este acontecimiento.
Desde teorías que se remontan al Paleolítico hasta conjeturas que lo ubican en la época celtíbera, son numerosas y variadas las explicaciones que se dan para esta particular celebración.
Asimismo, no es sólo una tradición propia de nuestros pinares sino que se extiende por infinidad de lugares de la comunidad: Valladolid, León, Salamanca… Incluso más allá de las fronteras españolas; regiones de Francia, Suecia, Alemania y otros países Europeos, tienen sus particulares tradiciones en torno a los árboles y sus ramas en un sinfín de variaciones a cual más particular.
La época del año suele coincidir con el final del mes de abril y la llegada de mayo, aunque en ciertas partes llega a extenderse hasta el verano.
La explicación es muy sencilla, esta es la época del final del invierno, el florecer de la vida, la fecundidad de los campos y animales… por lo tanto era una festividad para atraer la abundancia al tiempo que se celebraba un nuevo ciclo.