El despoblado de Castellanos quiere salir del olvido
Sacar del olvido el patrimonio cultural del despoblado de Castellanos del Campo es el ambicioso objetivo que se ha marcado Villar del Campo. El objetivo es frenar la ruina de la iglesia de los Santos Justos y Pastor y, a largo plazo, impulsar un centro de interpretación junto a la atalaya y la fuente romana.
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El Ayuntamiento ha impulsado la creación de la asociación –actualmente con un centenar de socios- para la recuperación de Castellanos del Campo con el objetivo de comunicar, difundir y promover la restauración de la iglesia y otros elementos como el torreón y la fuente romana.
Para recaudar fondos, los socios realizarán donaciones y realizarán una campaña de 'crowfunding' en verano.
Con 50.000 euros, según las estimaciones de la asociación, se podría arreglar la cubierta de la iglesia, base para cualquier actuación posterior.
El proyecto persigue restaurar y consolidar la estructura arquitectónica de la iglesia, así como recuperar su entorno inmediato, incluida la atalaya y la fuente romana; además de promover la investigación histórica y arqueológica del conjunto y crear espacio visitable y educativo vinculado al patrimonio soriano.
El Obispado de Osma-Soria ha cedido temporalmente, por 99 años, el uso de esta iglesia, en la que el Ayuntamiento de Villar del Campo ha realizado ya obras para consolidar una de las partes de la iglesia que no se había derrumbado.
Según Despoblados de Soria, elaborado por la asociación de amigos del Museo Numantino, la iglesia parroquial de los Santos Justo y Pastor, en Castellanos, rebajó su categoría a la de ermita tras el abandono del poblado a principios del siglo XX.
Se trata de un edificio arruinado de nave única. de planta rectangular, construido con muros de mampostería, sillares en arcos y vanos y cerrado por cubierta de madera a dos aguas.
La nave se abre a la capilla mayor a través de un gran arco de medio punto desarrollando ésta una planta cuadrada cubierta con cúpula sobre pechinas y cerrada con tejado a cuatro aguas de teja árabe.
A los pies del templo se encuentra el coro elevado y protegido con una interesante balaustrada de madera con barrotes tallados con formas geométricas y pétalos radiales e intercolumnios elaborados con cuarterones de madera, que fue arrancada y empleada por algún salvaje para encender fuego pues los restos de los barrotes estuvieron allí durante algún tiempo.
Todo el interior aparecía lucido en yeso sobre el que unas toscas pintadas antiguas, aparentemente no mucho más tarde del siglo XVIII, trataban de representar el despiece de los sillares en color negro, así como motivos florales y geométricos en rojo.
Al exterior, al pie de la nave, lleva espadaña en mampostería y sillar de dos vanos vacíos y tapiado.
El templo se mantuvo en un estado de conservación aceptable hasta finales de la década de 1980, algo que sugeriría que alguien le prestaba unas mínimas atenciones, quizá por parte de los vecinos de Villar del Campo pues la iglesia acabó como ermita de su pueblo y a ella acudían en romería.
En 1992 el templo estaba abierto, saqueado, parcialmente destrozado y con indicios de ser ocupado para guardar ovejas.
En 2007 tenía las puertas arrancadas por la fuerza y algún desprendimiento grave de la cubierta pero que se mantenía, todavía recuperable.
En 2011 toda la cubierta de la nave ya se había colapsado y derrumbado hacia el interior del templo.
Atalaya
En el caserío del pueblo, un poco retirada de la iglesia, aparece una soberbia torre o atalaya construida en aparejo de tosca mampostería dispuesta en hiladas irregulares, separadas por franjas de lajas cada noventa centímetros, con la finalidad de ordenar la horizontalidad de los tendeles y asegurar la construcción.
Tiene planta casi cuadrada con unos nueve metros por cada lado que se asienta sobre una base con refuerzo en talud, y desarrolla una forma ligeramente troncopiramidal de aristas vivas trabajadas toscamente.