Torrente de embudos
Mario González censura en este artículo de opinión las obras en las travesías de la ciudad, que va camino de ser un embudo circulatorio continuo, para malestar de los conductores.
Cumplimos los españoles de a pie un año de manifestación por la democracia
¡Papa Noel! ¡Me pido una chuche!
Torrente de embudos
Nos crecen los embudos y el causante no es otro que ese conspicuo edil ya conocido como ‘Torrente de Soria’. De ahí que podamos hablar, con total propiedad, de un torrente de embudos que se une a otros muchos torrentes ya glosados en este Mirón de Soria como el ‘Torrente de Navidad’, el ‘Torrente de Falsedades’, el ‘Torrente de Impuestos’ o ese otro ‘Torrente, el leguleyo’. Seguramente, demasiados torrentes para esta Soria abandonada por todos… menos por los cobradores de impuestos. ¡Soria, qué linda eres pagando impuestos!
Nunca he entendido lo de las subvenciones. Al pescadero le subvencionan un ordenador y al economista un quitaescamas. Este es el mundo al revés de la PPSOE: siempre le ofrecen mocos a quién no tiene nariz. Sería la monda, si no lo tuviéramos que pagar nosotros. Empero lo pagamos nosotros. Esta extraña lógica de la subvención es la que ha llevado al doble embudo de la reforma de los bulevares de Soria. Doble, porque al embudo que suponen las propias obras, que en palabras de los irresponsables municipales se tienen que realizar a la vez para cumplir con los plazos como si avanzaran todas al mismo tiempo, le seguirá el embudo circulatorio por el estrechamiento y la reducción de carriles en muchas zonas. Además, la rotonda de la estación de autobuses va a concentrar más tráfico que la M30. Del ritmito que llevan no quiero ni acordarme, me conformo con decir que Soria lleva demasiados meses patas arriba.
Un mundo al revés que nos habla de mejoras. Sin embargo, en realidad, Soria será un embudo gigante en sí misma merced a la supresión de carriles, al estrechamiento de los que queden y a la eliminación de muchas plazas de aparcamiento en superficie. Que luego ni siquiera te puedas bajar del coche, no es sino la guinda de este pastel putrefacto. ¡Otra de embudo! ¡Oído, Torrente! El único que avanzará será el Ayuntamiento que, de esta manera, podrá cobrar una subvención. Para el ciudadano es algo así como si te subvencionaran tirarte por el viaducto. ¿Alguien se apuntaría? Claro que sí: los umpa lumpas del partido.
Torrente está reñido con los embudos. No quiere ni verlos, pero los crea. Todo empezó con la tribuna ‘Cuando el embudo es el alcalde’ (EMS, 13.03.2024). Allí ponía de manifiesto la incongruencia de perseguir la ‘pacificación y humanización’ de la ciudad entera, cuando se negaba a solucionar algo tan sencillo como el ‘Embudo del Espolón’. Al ciudadano que paga y sostiene la ciudad le dan la parte estrecha, reservando la ancha, en este caso, para los amiguetes del parking. De nada sirvió, tampoco, que APACE acudiera al Juzgado de lo Contencioso Administrativo Nº 1 de Soria porque, aunque éste condenó al Ayuntamiento a “responder de forma expresa” a la ilegalidad denunciada, después, Torrente, ‘el leguleyo’, pasando del 103.1 CE que obliga a la Administración Pública a servir con objetividad a los intereses generales y a actuar con sometimiento pleno a la Ley y al Derecho, se despachó ufano señalando que el Embudo del Espolón cumple con la legalidad, a sabiendas de que no lo hace.
Cualquiera que viva en Soria sabe de lo que estoy hablando. Este torrente de embudos no es de recibo, con subvención o sin ella. Todos lo saben, desde el primero de los reponedores hasta el último de los técnicos del Ayuntamiento. Lo saben todos, pero nadie hace o dice nada. Los partidos están con el ‘Caso Errejón’. ¡Esta es nuestra democracia! ¡Este es nuestro estado de derecho! La voluntad de Torrente está por encima de la Ley, de la Razón y de los Ciudadanos. No es de extrañar que tenga papamóvil: ¡tal es su infalibilidad!
Desde esta tribuna, humildemente, me atrevo a pedir, mutatis mutandis, que se arregle primero lo del Embudo del Espolón, en línea con lo expresado por el arquitecto de APACE que no menoscababa ni el Parque de la Dehesa ni el parking, y después, que se evite que la subvencionada reforma de los bulevares convierta la ciudad de Soria en un embudo circulatorio gigante. Tan grande que, puesto del revés, dejaría en un dedal el árbol de navidad instalado en la plaza de Mariano Granados. Torrente, si te gusta la navidad tanto como sospecho por tú arbolito, haznos esos dos regalos, por favor. Siquiera, para evitar que Tudanca te traiga carbón en febrero.
Fdo: Mario González Casado. Abogado. Mautiko Abogados.