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Lo que nos ha cambiado un año de pandemia

El próximo domingo 14 de marzo se cumple en España un año desde el inicio del estado de alarma por la pandemia a causa del SARS-CoV-2 y, como demuestra el estudio “Rituales tras un año de pandemia” muchos de los rituales de nuestra vida diaria se han ido cambiando y transformando.

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“Los rituales son las rutinas cotidianas que forman parte de la vida de las personas y tiene una importancia clave porque nos estructuran la vida y nos aportan estabilidad emocional. Cuando un ritual desaparece produce la necesidad de sustituirlo por otro, un proceso que no es inmediato y que puede generar bastante stress y ansiedad", ha explicado Dimitri Schmitow, psicólogo y experto en economía de la conducta que ha participado en este estudio.

Según este estudio, realizado por el grupo de comunicación BBDO&Proximity en colaboración con la agencia de investigación Sumar experta en Behavioural Economics, tras un año de pandemia, somos los mismos de siempre, pero no del todo. No comemos igual, no cuidamos de nuestro aspecto como antes, ni conservamos las mismas pautas al final del día, entre otros cambios.

“Este estudio nos permite tener un pulso de cómo ha afectado la pandemia a los rituales cotidianos de la gente, un enfoque distinto a otros estudios. Los rituales son pequeños momentos de transformación emocional a los que quizás damos poca importancia pero que tienen un gran impacto en el día a día de las personas”, ha comentado Azzahra López, directora de Estrategia de BBDO&Proximity.

Así han cambiado algunos de nuestros rituales sociales e individuales después de 12 meses:

El chándal, el fichaje del año. La naturalidad, su complemento

Empezar el día está compuesto por toda una serie de pasos que conforman un ritual que nos prepara mentalmente para afrontar la jornada. Un ritual que antes era prácticamente invariable se ha visto transformado tras un año de pandemia.

Los más jóvenes (25-34 años) son quienes más han alterado sus hábitos de levantarse por la mañana. Esto le ha ocurrido al 23,9% de los entrevistados, en comparación con otras franjas de edad mayores en las que este hábito apenas se ha alterado.

La ducha se mantiene para la gran mayoría (94,6%) y sin embargo ir a trabajar o estudiar es un hábito matutino en el que un 29,1% afirma haber experimentado cambios tras este año.

Si en 2019 el teletrabajo había aumentado en un 5 por ciento (Datos de la Organización Mundial del trabajo “OIT”), en el comienzo del 2021 pasó a dispararse, según este estudio, al 37 por ciento de casos de teletrabajo total o parcial. Esa reubicación laboral y la falta de encuentros sociales ha impulsado una relajación de los códigos de vestimenta y nuestra apariencia física.

De acuerdo con los datos proyectados, el 26,9 por ciento de los españoles ahora se preocupa menos por la ropa que lleva puesta, un 18,6% le da menos importancia que antes a su apariencia física. Además, el 30,6% de los españoles afirma preocuparse menos por sus rutinas de cuidado físico.

Estos cambios nos cuentan cómo la pandemia nos ha hecho darle prioridad a la comodidad frente a la apariencia, tendencia que viene soportada por los estantes de las marcas de moda, dónde cada vez coge más protagonismo el chándal, las prendas cómodas y los pijamas de calle.

El uso de la mascarilla también ha afectado de forma clara a rituales tan arraigados como el maquillaje. Un 34,5% de mujeres afirma haber variado su rutina de maquillaje y un 16,7% ahora solo se maquilla los ojos.

 

Comer no es solo alimentarse

Por otro lado, también han cambiado nuestros rituales a la hora de alimentarnos.

Según este estudio, un 41,4 por ciento de los españoles declara que ahora realiza sus comidas en casa con platos más elaborados y también más sanos. A su vez se deriva que las mujeres dedican más tiempo al momento de la comida que los hombres (un 15,5% frente a un 8,2% respectivamente).

No obstante, en la cultura española el comer es mucho más que la comida en sí. Somos uno de los países más sociales de Europa, y en el ritual de la comida echamos en falta la sobremesa, como así lo refleja un 47% de los encuestados que añoran el contacto personal directo en ese distendido momento con familiares y amigos.

De esta forma no sorprende constatar que las videollamadas, chats y redes sociales no terminen de “llenarnos” del todo para suplir esa compañía mientras hacemos una comida especial, siendo vistos como unos sustitutos forzosos, pero insuficientes para reemplazar la cercanía física real en torno a una mesa con familiares o amigos. 

De quedar con amigos y familia, al sofá, series y redes sociales

Los rituales que realizamos al final de nuestra jornada de obligaciones también han cambiado, esos pequeños gestos que nos ayudan a finalizar el día.

Ese momento tras la jornada laboral o académica que antes era para socializar, quedar con amigos y tomar unas cervezas ha cambiado mucho tras un año de pandemia. Un 61 por ciento de los españoles echa en falta reunirse con su familia y amigos al acabar las obligaciones. Sobre todo, con los amigos, el 43,7 por ciento afirma añorarlos.

Por otro lado, esto ha provocado que ese espacio social se haya transformado en pasar más tiempo en el sofá como reconoce el 33% de los españoles entrevistados. Ver la televisión, series o películas se ha convertido, más que nunca, en la forma de ocio favorita para un 36,6% de los españoles.

Y de una pantalla a la otra. Un 24 por ciento ha aumentado su tiempo de uso en Redes Sociales y se detecta también que el móvil traspasa la puerta del dormitorio, nos llevamos más veces el móvil a la cama.

Pero también leemos más y escuchamos más música de lo que lo hacíamos antes. Sobre todo las mujeres y los mayores de 55 años.

La suma de todos estos cambios cotidianos ha provocado que una parte importante de los participantes del estudio declare que duerme peor que antes, el 35,7% de las mujeres y del 22% de los hombres. Eso sí, también nos echamos más siestas que antes (+14,6%).

En definitiva este estudio nos permite tener un pulso de cómo ha afectado la pandemia a los rituales cotidianos de la gente, un enfoque distinto a otros estudios. Azzahra comenta “en BBDO&Proximity llevamos estudiando los rituales cotidianos de las personas desde hace más de 13 años con el objetivo de conocer mejor los comportamientos de la gente y entender sus hábitos de consumo. Tras un año de pandemia, de limitaciones, restricciones y cambios, también queríamos saber ¿qué es lo que nos llevaremos de toda esta experiencia cuando acabe? Habrá hábitos y rituales que volverán a ser como eran antes y otros que cambiarán para siempre”.

Según los encuestados el teletrabajo es el aspecto que más les gustaría mantener una vez se supere la pandemia. La higiene cobra una relevancia de primer plano al ser la segunda cosa que más gustaría mantener y hemos descubierto que valoramos la privacidad de nuestra burbuja física, siendo la distancia social con aquellos que no conocemos una de las cosas que no cambiaríamos.

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