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TRIBUNA / España, si no te vacío no me lleno

Ángel Coronado reflexiona en este artículo de opinión sobre la dicotonomia de la España vacía y llena y las imitaciones que quiere hacer poblaciones como Soria en movimientos que tienen su razón de ser en grandes capitales.

TRIBUNA / España, si no te vacío no me lleno

Hizo fortuna y la sigue haciendo. Me refiero a los nombres. Todo sucede así, como si hubiese una España que se hubiese vaciado y otra llenado, no ella sino el nombre, ese nombre, no la cosa sino su nombre, nombre que sigue haciendo fortuna. Veo a alguien cogiendo a España y vaciándola pero llenando con la pócima que obtiene otra España que llamo la Llena. Todo el litoral y algunos lugares, pocos, interiores. Esa es la Llena.

Pero no digo que hace fortuna por la cascada de millones que se meten o se quieren meter en la España Vacía, que también. A lo que me refiero es que a la cascada de vaciarla corresponde la de llenarla, o mejor, no es que corresponda, ¡es la misma!. Aquello de que se vacía es el mismo “aquello” de que se llena. “Aquello”. Así hemos dado en llamar “eso”. Eso, así hemos dado en llamar aquello.

Da tedio el hablar de la primera revolución industrial, y de la segunda, y de la tercera, si es que ahora estamos en la tercera, que no lo sé. Da tedio también hablar de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad. Da tedio pero no porque la cosa en sí sea tediosa sino porque la cosa en sí ha sido manoseada, babosamente baboseada, en pro, en contra, por el norte, el sur, el este y el oeste y por la izquierda y por arriba y por la derecha y por los cuatro caminos por los que a veces se cruza y por debajo también.

El pueblo, la gente, la muchedumbre, la masa, la rebelión de las masas y su sometimiento, y ahora, decía, “aquello” de que se vacía la España vacía y “eso” de que la llena se llena. Dijo Marx que él no era marxista. Y a Cristo nadie le preguntó, pero hubiese contestado que tampoco era cristiano. Por eso Groucho, no aguanto más sin citar al genio, dijo eso de que nunca aceptaría ser del club que le admitiese como socio.

Cuidadosamente, con los dedos pulgar e índice por pinza y el meñique tieso, como el jugador de ajedrez coge la ficha del jaque, ponemos el llanto en un lado y la risa en el otro. Pero ni Cristo ni Marx ni Groucho hacían eso. Lloraban de risa, reían llorando, como ahora lo hace ese viejecito y esa viejecita de la España Vacía, ese señor y esa señora de la llena.

Y ahora se tuerce la carretera y es preciso dar un volantazo. Y ahora un recuerdo a dos personajes tan diferentes como, justo en esto, iguales. Uno gordo, la otra flaca. Orondo, satisfecho, con un puro en la boca, uno. Pálida, triste, mujercita con gafas, la otra. Habla el gordo (Sir Winston) y dice (al estilo Groucho) que la Democracia es el peor de los sistemas políticos excepto todos los demás. Churchill. Habla Simone Weill, la “loca” según el generalote De Gaulle. Democracia sí, pero no representativa, nada de partidos, democracia directa (Groucho aplaude), Y ahora se hace recta otra vez la carretera 

No hace fortuna eso de La España Llena. Siendo lo mismo de lo que se vacía o llena, no hace fortuna el nombre de la España Llena. Y si lo hace algo es por su pariente, la Vacía. Lo comprobamos probando con el nombre de la España Rebosante, la España Congestionada, la España esa en la que ya no cabe ni un alfiler. No hay quien diga ni haya dicho nunca eso. La España Gorda. Suena mal

La gramática de la España Llena, sin embargo, está plagada de neologismos o de palabras viejas a las que se ha vaciado de sentido y a las que se ha llenado de otro nuevo sin cuajar, cosa que me da en la nariz como el olor a la perdiz siendo perro. Resiliente, sostenible, descarbonizante, pacificadora, desodorante no, pero la España Llena huele mal repetidas veces, por más que se diga que una cuadra huele mal y que el cerdo bajo la escalera igual.

Que ya lo sabemos, hombre, pero no es eso, no es eso,  desasosegada, que no hay más que ver a la gente corriendo cuando las puertas del metro se van a cerrar, incluso esa España llena se atreve a invadir a la otra, a la vacía, y a remover movimientos altruistas en contra de la basuraleza, y en el último número de la publicación “La Marea” (El aire que respira el 99% de la población mundial no cumple los mínimos establecidos por la OMS, La Marea nº 93 Marzo-Abril 2023) se pueden tomar notas para seguir citando cosas así, de muchísimo interés, pobrecita España Llena, pobrecita la Vacía. Y es que a la Llena, dicen, todavía se la puede llenar más, pero no de cualquier cosa, señores, no de cualquier cosa. ¡Viva España! ¡Que viva España! Que la Llena no come Llena, come de la Vacía, señores de los millones, volquetes de los millones, señores de los volquetes, señorones de la Vacía.

Bien. Llegados a este punto ya es hora de decirlo. Y lo que falta por decir es que no hay rico que no quiera más, ni pobre que se conforme con menos. No hay pueblo ni ciudad que no quiera más ni pueblecito pequeño que se conforme con menos. Yo no sé lo que pasa en otras capitalitas pequeñas como Segovia, Teruel, Cuenca, Ávila o Guadalajara, Palencia misma o Zamora por ejemplo, o en pueblos algo mayores o más pequeños, pero en Soria pasa. Y lo que pasa es eso, que ya es hora de decirlo. No hay pueblo ni ciudad que no quiera más. Y es muy gracioso ver a una ciudad bebecita como Soria, por ejemplo, imitando a Londres, Singapur o Nueva York en eso de pacificarse, descarbonizarse, resilienciarse, quitarse de encima la boina de polución y hasta humanizarse tanto en la confluencia de las calles Alfonso VIII con la otra o en el puente del Duero hacia San Polo y Cadosa. ¡Quieren humanizar el puente! ¡Como si una niña bebecita escupiese su chupete para engullirse, con patatas fritas, una hamburguesa.

Lo de Noviercas, Lo del Cerro frente a San Saturio, lo del Burgo de Osma dando de beber a los de su pueblo, o los de Garray haciendo lo mismo con otros que, aunque pocos, amarillean ya de tanto beber nitratos, todo eso es aparte. ¡Al juzgado de guardia con eso! También lo de peatonalizar El Espolón para ponerle al final el embudo peatonal, o lo de los autobuses que no caben, bebecita con su chupete, pobrecita, o más cosas, que ya iremos al juzgado de Guardia mañana.

Ahora estamos con la ciudad bebecita que nuestro alcalde quiere vestir de mujercita. ¡Groucho, ven!. Ríe con nosotros. Llora con ella.  

Fdo. Ángel Coronado

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