Castilla y León juega un papel clave en la conservación del buitre
Con motivo del Día Internacional de los Buitres, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio ha adelantado hoy los resultados del seguimiento de uno de los grupos de aves más representativos de la biodiversidad castellano y leonesa.
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Las distintas especies de buitres y otras aves carroñeras desempeñan un papel esencial en el equilibrio de los ecosistemas.
Al alimentarse de animales muertos —y en ocasiones enfermos— estas especies no solo aceleran el reciclaje de nutrientes en la cadena trófica, sino que también actúan como barrera natural contra la propagación de enfermedades que podrían afectar al ganado, la fauna silvestre e incluso al ser humano.
Además de su función sanitaria, estas aves contribuyen indirectamente a la sostenibilidad económica y ambiental.
Factores históricos como el uso ilegal de cebos envenenados, la electrocución en infraestructuras eléctricas, las molestias durante la reproducción, la pérdida de hábitat y la escasez de alimento pusieron en peligro su supervivencia.
Esta situación llevó a la inclusión del buitre leonado en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y dentro del Catálogo Español de Especies Amenazadas al quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), clasificado como “en peligro de extinción”, y al alimoche (Neophron percnopterus) y al buitre negro (Aegypius monachus), ambos catalogados como “vulnerables”.
España alberga las mayores poblaciones de buitres del Paleártico occidental.
En el caso del buitre negro y el leonado, más del 95% de sus ejemplares reproductores se encuentran en territorio español. El alimoche y el quebrantahuesos también tienen en España su principal área de distribución, con un 80% y 70% de sus poblaciones, respectivamente.
Castilla y León juega un papel clave en esta conservación.
En base a los últimos censos nacionales coordinados, la comunidad cuenta con 7.500 parejas de buitre leonado (24% del total nacional), 363 parejas de alimoche (23%) y 466 parejas de buitre negro (18%).
Además, se han iniciado programas de reintroducción del quebrantahuesos en varios sistemas montañosos de la comunidad. En cuanto a tendencias poblacionales, el buitre negro ha mostrado un crecimiento notable en los últimos 30 años, alcanzando las 740 parejas en 2024.
El quebrantahuesos, extinguido como reproductor a mediados del siglo XX, ha comenzado a recolonizar algunos territorios como Picos de Europa y el sistema Ibérico gracias a los esfuerzos de reintroducción. Por el contrario, el alimoche enfrenta un estado de conservación desfavorable, con declives significativos en ciertos núcleos.
La recuperación de estas especies es un logro, pero no garantiza su futuro. Para asegurar su conservación en Castilla y León, es imprescindible continuar combatiendo las amenazas que aún las acechan y que podrían provocar nuevos colapsos poblacionales en áreas específicas, y realizando su seguimiento poblacional para establecer medidas adecuadas de gestión y conservación.
Seguimiento de las especies, censos de las poblaciones reproductoras
Además de la participación en los últimos censos completos nacionales (2000, 2008 y 2018), desde el año 2019, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio realiza anualmente el seguimiento coordinado de las poblaciones reproductoras de las diferentes especies buitres presentes en Castilla y León a través de áreas control definidas para las especies (alimoche y buitre leonado) en cada una de las provincias de la Comunidad que son representativas del conjunto de la población y en el total de la superficie para el caso del buitre negro.
Dichas áreas control albergan algunos de los principales núcleos reproductores y representan cerca del 50 por ciento del total de parejas Castilla y León.
Su seguimiento permite analizar los cambios en el área de distribución y la evolución del tamaño poblacional a una escala de trabajo asumible anualmente ya que, debido al amplia área de distribución de la especie y el elevado tamaño de la población reproductora, no puede realizarse un censo completo de todas las parejas reproductoras con una frecuencia anual.
Este seguimiento anual permite obtener una imagen fija de cada una de las especies y poblaciones reproductoras en Castilla y León, y contribuye a revelar la importancia que tienen las diferentes espacios naturales (parques nacionales, parques naturales, reservas naturales, paisajes protegidos, monumentos naturales y ZEPA) de la comunidad para la reproducción de estas aves carroñeras. El aspecto más relevante de este programa es su capacidad para proporcionar tendencias de poblaciones de aves, a medio y largo plazo, mediante la recogida de datos de forma estandarizada y periódica, es decir, con recuentos efectuados con la misma metodología y en los mismos sitios cada año. De esta forma, se dispone de información sobre la evolución de las poblaciones reproductoras y su estado de conservación, así como su distribución, teniendo en cuenta que esta información es crucial para su gestión y conservación.
Por último, este tipo de datos son necesarios para informar acerca del cumplimiento por parte de España de compromisos internacionales, tales como la Directiva de Aves, al tiempo que permite disponer de información aplicable a los compromisos estatales de seguimiento de especies amenazadas y nutrir de información al Inventario Español del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.
En el caso del buitre negro, en 2024 el resultado del censo anual dentro de la Comunidad fue de 740 parejas, distribuidas en 9 núcleos de nidificación, compuestos por un total de 24 colonias de reproducción y 14 parejas aisladas. Geográficamente, la población reproductora de buitre negro en Castilla y León ocupa las sierras de Guadarrama, Gredos, Francia, Gata, Ávila, la Demanda, Ávila y Arribes de Duero (primer año con parejas reproductoras en la orilla salmantina).
Las colonias de reproducción más importantes son las de las del valle de Iruelas (Gredos Macizo Oriental, Ávila), los pinares de Valsaín (Guadarrama, Segovia) y Quilamas (sierra de Francia, Salamanca).
La provincia de Ávila es la que cuenta con una mayor población en 2024, con 333 parejas.
Le siguen Segovia, con 244 parejas, y Salamanca, con 147 parejas.
Además, el buitre negro también nidifica en la provincia de Burgos, con 16 parejas.
La tendencia de la población reproductora de buitre negro en Castilla y León es claramente positiva, tanto a corto plazo como a largo plazo, con un incremento poblacional del 220,3%, respecto a las 231 parejas del año 2000, y del 59,2%, respecto a las 465 parejas del año 2017.
En el año 2024 se localizaron un total de 144 territorios de alimoche en 8 áreas control, siendo los Arribes de Duero el área control con mayor número de territorios localizados (89 parejas). En las áreas control para el seguimiento anual de la población reproductora en Castilla y León, la población de alimoche ha variado entre las 149 parejas censadas en el año 2000 y los 154 territorios localizados en 2021, con un máximo poblacional de 222 parejas en el año 2008 y un mínimo registrado en el año 2020, con 147 territorios localizados.
Para evaluar la tendencia poblacional del alimoche, se han considerado únicamente las cuatro áreas control con una serie histórica y continua de seguimiento, es decir, aquellas áreas control donde se ha realizado el seguimiento de la población reproductora más allá de los años de censos nacionales. Las áreas control analizadas son las Hoces del río Duratón (con seguimiento continuo desde 1991), las Hoces del río Riaza (con seguimiento continuo desde 1986), el Cañón de río Lobos (con seguimiento continuo desde 1999) y Arribes del Duero. Los resultados del análisis de la tendencia poblacional muestran como la tendencia entre 1986 y 2024 ha sido negativa en las cuatro áreas control.
Durante los trabajos de seguimiento de buitre leonado en las áreas control para la especie llevadas a cabo a lo largo del año 2024 en Castilla y León se localizaron un total de 2.461 parejas reproductoras en diez áreas control, siendo las Hoces del Río Duratón (805 parejas) y las Hoces del Río Riaza (803) las áreas control con un mayor número de parejas reproductoras, aunque no se dispone de los datos totales de la población de los Arribes de Duero.
La población de buitre leonado en las áreas control ha sufrido un aumento muy significativo en las dos últimas décadas, en concordancia con el aumento poblacional de la especie registrado en todo el territorio nacional. La población de la comunidad fue cifrada en 1.322 parejas en 1999, 1.800 parejas en 2008, 2.345 parejas en 2018, calculado a partir de los datos del censo nacional. En el año 2019 se produciría un ligero descenso de las parejas censadas, con 2.313 parejas en 2019.
En cambio, en el seguimiento anual continuado llevado a cabo desde entonces la evolución siempre ha sido positiva: 2.443 parejas localizadas en 2020, 2.518 en 2021, 2.507 en 2022 y 2.609 parejas en 2023.
Por último, en diciembre de 2024 en el año 2025 se ha confirmado el nacimiento de un pollo de quebrantahuesos en libertad en el Moncayo soriano, un hecho histórico que marca el regreso de esta emblemática ave al sistema Ibérico tras más de cien años de ausencia. Este éxito reproductor afianza al sistema Ibérico como corredor ecológico entre las distintas poblaciones, favoreciendo el intercambio genético y la expansión natural de la especie. La Junta de Castilla y León, comprometida con la recuperación de la especie en nuestra comunidad, participa activamente en la reintroducción de la misma en Picos de Europa y en la sierra de Gredos. Así, el pasado mes de mayo, en el marco del proyecto LIFE Pro Quebrantahuesos, coordinado por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), se ha llevado a cabo la suelta de nuevos ejemplares en Gredos, cedidos por el Gobierno de Aragón, y que fueron trasladados desde el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido (Huesca) hasta el parque regional Sierra de Gredos (Ávila).
Actuaciones realizadas para su conservación en Castilla y León
Las actuaciones realizadas en Castilla y León durante los últimos diez años para la conservación de las diferentes especies de buitres se han centrado, fundamentalmente, en su protección legal, la declaración como espacios Red Natura 2000 de la mayoría de las áreas de nidificación de las especies y en el conocimiento de sus efectivos poblacionales para poder evaluar su estado de conservación.
Hay que hacer mención al desarrollo y establecimiento de medidas administrativas y legislativas, en cumplimiento de las obligaciones de la Directiva Aves, para la creación de zonas de protección de las principales poblaciones reproductoras de las especies de aves necrófagas de Castilla y León, y la aprobación de los Planes Básicos de Gestión y Conservación de los Espacios Protegidos Red Natura 2000 .
En Castilla y León, las especies de buitres tienen aprobado un Plan Básico de gestión y conservación de los Valores Red Natura 2000, que se constituye como un instrumento básico de gestión donde se identifican las medidas necesarias para el cumplimiento de los objetivos de conservación de cada especie, permitiendo garantizar el mantenimiento o restablecimiento de su estado de conservación favorable en el ámbito de Castilla y León. Además, de la aprobación de los Planes de Gestión.
Las actuaciones dirigidas a reducir las causas de mortalidad no natural se han centrado principalmente a la lucha contra el uso ilegal de veneno y el problema de las electrocuciones y colisiones en líneas eléctricas. Ante estas amenazas, en Castilla y León se han aprobado diferentes herramientas para mitigar su impacto, como la Estrategia Regional contra el uso de cebos envenenados, cuya finalidad es establecer las bases de la lucha integrada contra el uso ilegal de cebos envenenados en el medio natural de Castilla y León a través de un conjunto de medidas concretas contenidas en el Plan de acción para la erradicación del uso ilegal de cebos envenenados en el medio natural en Castilla y León.
Además, en relación con la protección de las aves frente a las líneas de alta tensión, se han dado una serie de pasos firmes en los últimos años para abordar este problema. Desde el punto de vista legislativo se ha ido cumpliendo con las diversas exigencias de la reglamentación técnica estatal; publicando en 2010 las zonas de protección para la avifauna en las que serán de aplicación las medidas para su salvaguarda contra la colisión y la electrocución en las líneas eléctricas aéreas de alta tensión.
Finalmente, se han definido las bases para el seguimiento y reducción de la mortalidad no natural provocada por estas infraestructuras eléctricas peligrosas. Mediante esta instrucción se establecen las directrices, procedimientos administrativos y modelos estandarizados, tanto para el registro de episodios de mortalidad no natural como para la corrección de los tendidos que los han provocado.
A raíz de la problemática surgida en Europa por la Encefalopatia Espongiforme Bovina principalmente desde la aparición de los primeros casos en humanos en España en el año 2000, y para contrarrestar los efectos derivados de la aplicación de las normas sanitarias, que obligaban la retirada de los cadáveres de ganado muerto del campo, en 2013 se constituyó la Red de Alimentación de Necrófagas de Castilla y León, formada por una serie de puntos de vertido controlados y unas zonas de protección para la alimentación de especies necrófagas (ZPAEN), que constituyen el 88,4 % del territorio de Castilla y León, con el objetivo de garantizar el aporte de alimentación necesario para la conservación de diversas poblaciones de aves necrófagas.
En relación con la regulación de actividades en el medio natural, la administración autonómica elaboró un Manual sobre criterios de gestión forestal compatibles con la conservación de los especies de aves y quirópteros asociados a hábitats forestales, que promovió la implementación de unos criterios de gestión de las masas forestales de la Comunidad que permitieran compatibilizar la gestión y el aprovechamiento forestal con la conservación de alguna de las especies de aves necrófagas forestales como es el caso del buitre negro.
En cuanto a las colisiones con parques eólicos, la Junta de Castilla y León elaboró en el año 2021 un mapa para delimitar las zonas de alta sensibilidad durante el periodo reproductor para aves planeadoras, entre las cuales se encuentran el alimoche y el buitre negro, y así ofrecer información a los promotores de proyectos de producción energética desde las primeras fases de definición de un proyecto, y orientar sobre las zonas menos conflictivas para estas especies.
Además, se han realizado actuaciones de conservación ex situ. La Red de centros de recuperación de animales silvestres de Castilla y León (CRAS) constituye una estructura complementaria dentro de las actuaciones de conservación de la fauna silvestre en Castilla y León fuera de su ambiente natural, siendo uno de sus objetivos la rehabilitación de aquellos ejemplares que resultan heridos o enfermos, siendo una labor fundamental para la conservación de especies amenazadas. La red cuenta en la actualidad con cinco centros y durante el periodo 2017-2021 casi la mitad de los ingresos fueron recuperados con éxito.
Destaca por otro lado, el apoyo realizado para la puesta en marcha de diferentes programas de conservación ex situ a través de diferentes proyectos de reintroducción específicos como los que se están ejecutando en el parque nacional de los Picos de Europa y el parque regional de Gredos, para la recuperación de una población reproductora del quebrantahuesos en su antigua área de distribución, parte de estas actuaciones se abordaron con el apoyo del instrumento financiero LIFE de la Unión Europea, o el Proyecto Monachus, para la reintroducción del buitre negro en la sierra de la Demanda.
Otra línea de trabajo ha sido definir las pautas de control y seguimiento anual de los parámetros poblacionales y reproductivos dentro del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León, que permiten analizar la tendencia poblacional y evolución demográfica a largo plazo de las especies del plan a través de la realización de censos autonómicos periódicos.
Otras medidas que se han tomado y que ayudan en la conservación de aves necrófagas, son las realizadas para mejorar el conocimiento de la biología de las especies a través de numerosos proyectos de investigación, de manera que se ha obtenido información muy valiosa sobre la biología reproductiva, dieta, comportamiento social, selección de hábitat y amenazas. No obstante, existe un déficit importante en cuanto a la identificación de las causas de mortalidad no natural, tasas de supervivencia, identificación de las áreas de dispersión y juvenil, las áreas de alimentación y otros factores claves como la incidencia de la exposición a contaminantes de las poblaciones reproductoras en Castilla y León.