Detenidos en Logroño por pagar con billetes falsos
La Policía Local de Logroño ha detenido en la madrugada del pasado sábado a tres personas, residentes en Soria, por realizar pagos con billetes falsos en varios locales de hostelería del centro histórico de la ciudad.
Gracias a la colaboración ciudadana mediante el número de emergencias 092, los agentes de la Policía Local han podido identificar a dos personas que, presuntamente, habían abonado consumiciones con un billete falso de 20 euros.
Cuando llegó la patrulla, una testigo identificó a dos mujeres, que en ese momento salían de otro local de hostelería, mientras que un tercer cómplice, que controlaba la escena desde la calle, abandonaba el lugar a la carrera tras detectar la presencia policial, según la versión facilitada por la Policia Local de Logroño.
Los agentes les retiraron varios billetes falsos y dinero legal fraccionado en billete pequeño de 10 y 5 euros, presumiblemente procedente de los cambios obtenidos.
Además, al poco tiempo, el dueño del local del que acababan de salir denunció que acababan de pagarle una consumición con un billete falso de 20 euros.
Tras las investigaciones realizadas, los agentes determinaron que los presuntos falsificadores residían en Soria y localizaron al tercer individuo, que se había dado a la fuga, en un vehículo estacionado en la calle Muro de Cervantes.
Después de registrar a esta persona e inspeccionar el coche, los agentes localizaron doce billetes falsos de 20 y 50 euros y varios billetes legales de 10 y 5 euros (que sumaban un total de 635 euros), así como monedas (84 euros en total), procedentes también, supuestamente, de los cambios obtenidos fraudulentamente.
Finalmente, las tres personas, una menor de edad, fueron detenidas por la presunta comisión de un delito de falsificación de moneda.
En los últimos fines de semana la Policía Local de Logroño ha recibido varias denuncias por hechos similares, generalmente con billetes falsos de 20 euros, en diferentes bares del centro histórico.
Allí, los delincuentes aprovechaban la elevada afluencia de personas en los locales a determinadas horas, cuando los camareros apenas disponen de tiempo para comprobar los billetes con los que se les paga la consumición y donde, además, cuentan con mayor facilidad para escabullirse entre el gentío si se percibe el engaño.