TRIBUNA / El Tiempo, en Italiano Tempo
Ángel Coronado reflexiona en este artículo de opinión sobre las votaciones en elecciones, donde elegir es optar, aunque las alternativas sean a veces limitadas.
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TRIBUNA / El Tiempo, en Italiano Tempo
Nos gusta charlar, pero según la charla, conviene un café, un bar, un camino, pero no cualquiera según la charla. Nos gusta charlar, cada charla en su lugar aunque algunas, exigentes ellas o nosotros por ellas, digan que no. Ahora toca charlotear en El Mirón.
Votar, decimos, es elegir, y elegir es optar. Los peces pueden optar, pero no entre nadar o volar. Tampoco nosotros, aunque nuestra panoplia de optar es mucho más amplia que la del pez. Y como no nos importa su amplitud (hablamos de la panoplia), podemos hablar en clave pez tanto como en clave de sol, que todo, al final, se reduce al lugar en que situemos las siete notas del alfabeto musical, incluso los sostenidos y los bemoles y el tiempo, el “tempo”. Allegro, lento, vivace, que no hay como el italiano para el tempo, tempo electoral.
Optar, entendemos, es libertad. Optar es el marco en el que ubicar, el lugar en el que una panoplia de posibilidades encuentra su horma, su posibilidad de actuar. Peces que optamos por menear la cola de un lado a otro en el seno de algo que nos permite mover la cola como la movemos. Peces que sabemos, además, que solo hay eso. Peces que sabemos saber. Saber que sabemos, saber que podemos optar. Estamos en tempo electoral.
Y dicho esto solo nos resta decir que optamos por hablar en plural porque podemos hacerlo, que dentro de cada uno de nosotros mismos podemos charlar, charlar en ese lugar arcano. Y también aquí, en El Mirón. Para ello tan solo hay que ubicar una especie de democracia en ese lugar arcano previamente citado. Y votar. Apostar por una especie de emisario, elegir un emisario. Y con él a la conferencia de prensa, al café, a los medios, ¡al Mirón! ¡Derechos al Mirón! ¡Con el Demiurgo al Mirón! ¡Con el emisario al Mirón! ¡Con el elegido al Mirón!
Ya en El Mirón: No nos gustan los paracaidistas así, por las buenas. Otra cosa son los emisarios, los elegidos. Demiurgos que dicen los entendidos, votantes de verdad. Son libres siendo así, somos libres, incluso para deambular en patinete o en paracaídas. No es cuestión de matiz. Es cuestión estructural.
Fdo: Ángel Coronado