TRIBUNA / El cerro y una boda
Saturio Hernández plantea una propuesta, que califica de "esotérica" o "extravagante", para el Cerro de los Moros, inmerso desde hace tiempo en la polémica.
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TRIBUNA / El cerro y una boda
Se ha venido hablando del Cerro de los Moros desde diversas perspectivas, todas ellas de especial efectividad y eso sí con opiniones expansivas, pero que no han hecho incidencia en la realidad, por mucha técnica que se haya manifestado o sentencias que se hayan puesto de relieve, porque siempre hay un roto para un descosido.
Se ha hablado del procedimiento de la modificación que está en vaya uno a saber, pues eso es lo más sencillo, porque no se mueve, ni hacia atrás, ni hacia adelante.
Y, además, no se mueve ni siquiera por impulso de la propiedad o mejor dicho de los promotores, ya que sólo parece que tengan propiedades catastrales, no inscritas; y no desconocemos, claro, que el proyecto de compensación o reparcelación, de futuro muy futuro, es elemento inmatriculador de las propiedades de un Sector; y dada la tradicional y “elogiable” transparencia del Ente Local que “siempre facilita los trámites, (ya lo comprobarán los del “embudo”, a los que tienen que contestar en …”, y, claro, hasta dará el Ayuntamiento una respuesta al embudo-embudado y los persistentes recurrentes que “creen”, (las creencias son libres, igual que el acierto en el euromillón), que el Ayuntamiento les contestará en la línea de lo por ellos pedido. Verán y veremos.
Como éxito del Ayuntamiento es ordenar que haya menos rugosidad en los adoquines de salvaje instalación con daño evidente al deambular.
Pero eso sí sin que los afectados, importante carta de Alfredo Hernández que no se ha vuelto a repetir a pesar de la repetición de adoquinados salvajes, mas o menos rugosos.
Pero es que la utilización de los terrenos del Cerro es, evidentemente, posible, de libre tránsito, en los que pueden, en época apropiada, existir setas y que son de libre recogida por el primero que pase por allí, conforme permite el Código civil.
Por esa zona no podrán ir todas las personas, por las personas que tienen dificultades de movilidad, pero, dicho eso, la posibilidad de utilización es igualmente libre y son los terrenos del Cerro unas zonas de especial validez para celebrar matrimonios, por el alcalde o concejal delegado que estime, art. 51 del Código civil, y celebrado el matrimonio con la presencia de los intervinientes, y por supuesto con el alcalde o concejal en quien delegue y celebrado el matrimonio, se produce una revitalización de la zona, por el hecho, y por los antecedentes y precedentes al acto.
Pero eso que puede ser una propuesta esotérica o extravagante, puede ser cierto, no lo es en cuanto se le da a la zona un destino o una posibilidad de utilización, porque habría que pensar o expresar lo que resulta de su destino urbanístico y su destino urbanístico no se ve obstaculizado por esa posibilidad.
Y no vamos a volver a hablar de que el suelo es rústico y sólo con instrumentos de desarrollo urbanísticos se pasaría a suelo urbanizable; más detalle no es preciso porque lo hemos expresado en anteriores tribunas.
Y, claro, llegado al momento actual, tramitación de procedimiento de modificación puntual en aprobación no se sabe –parece que provisional no terminada-, sentencias ya ganadas por el Ayuntamiento, hay un dato incontrovertible, se diluye esa creación falsa e indebida de que los del convenio tenían derecho a indemnización.
Y aquí rige el ni un euro, ni un metro, ni una permuta, pero sí expropiación por su concepto de suelo rústico, pues el derecho a edificar las 1.304 viviendas, hoy por hoy, no es de los demandantes que han perdido las sentencias, sino de los que promueven la modificación, otra persona jurídica. Y son distintas nos preguntamos o son corolarios de entre ellos, ellas o elles.
Y por cierto siendo posible la realización de bodas en ese paraje del Cerro, con el fondo del Río Duero y San Saturio, el Ayuntamiento, que tiene derecho a celebrar matrimonios civiles en lugar distinto a la Casa Consistorial, y eso no lo impide el código civil, podría considerar que -siempre salvo opinión más relevante- el sitio parece idóneo para realizar el acto matrimonial.
Y siendo ello posible, es de imaginar que el cambio de conceptuación del paraje, en el que como valor de paisaje no es construible, se determina la necesidad de realzar con ese hecho de celebrar un matrimonio de que el ambiente del paraje cambie, y sustancialmente, por su utilización natural.
Y dicho lo anterior, el hecho de la boda, de la unión jurídica que representa la mencionada unión, también se traduce en que pivotando el Cerro en la duda del qué hacer, en las demandas de la demandante, en las sentencias por ella perdidas, y la persona jurídica tramitadora, y por iniciativa privada, de la modificación.
Es por ello que, parece claro, estamos en presencia de que el almirante de la mano de hierro pergueñe, articule o conforme esa Unión jurídica en una sola sociedad con el objeto claro y se ponga en marcha, la edificación en el Cerro, o el acuerdo de permuta de que el Ayuntamiento se queda con todo el terreno en el Cerro, y le da en contrapartida terrenos edificables, en que no va a tenerse que invertir-gastar la millonada de euros, por la urbanización es referida y base de ejecución, que habría de gastar para el caso y supuesto de si se edificara en el Cerro.
Y es evidente que la unión, sería sin banquete y sin obtener en metálico esas curiosas -ni un euro, ni un metro, ni una permuta, pero sí expropiación, pagada a precio suelo rústico con terrenos, de ahí la posible permuta- indemnizaciones que piden, incluso por lo que ellos mismos han llamado la paralización por el Ayuntamiento, que va a tener el mismo éxito que lo de la responsabilidad o lo de contestar a los recurrente del embudo.
Esto es de fácil entender incluso para los que les escriben los artículos que luego firman, o que ponen pseudónimo, o no explicitan sus apellidos para saber quiénes, para no decir nada más que lo de “su ñoña queridíiiiisima Soria, pero todo con melindreces”, no como la teoría de la parsimonia que maneja también nuestro buen alcalde, maestro de la navaja de Ockhan y de mayorías absolutas repetidas y repetibles de futuro, por su, cierto, buen hacer.
Fdo.: Saturio Hernández