"La Saturiada" recorre la Soria que inspiró la obra de Gaya Nuño
La Saturiada, ruta literaria que sigue los pasos del "Santero de San Saturio", ha recorrido en el Día del Libro varios rincones de la ciudad que inspiraron la obra de Juan Antonio Gaya Nuño.
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La ermita de San Saturio, el paseo del Postiguillo, la concatedral de San Pedro, el trinquete, el Casino Amistad Numancia, el Museo Numantino, el Bar Silencio, la iglesia de Santo Domingo, el mercado municipal, el instituto Antonio Machado, el centro cultural Gaya Nuño y el convento de Santa Clara han sido este año las doce paradas de este particular ruta literaria que han completado a pie medio centenar de sorianos.
Este año la ruta literaria ha introducido novedades respecto a otras ediciones para profundizar en otras páginas del libro de Gaya Nuño y alimentar un año más una fiesta de la cultura.
La "Saturiada" es una ruta literaria ideada por el recordado profesor José María Martínez Laseca.
"La saturiada" se gestó coincidiendo con el centenario del nacimiento del escritor José Antonio Gaya Nuño.
"El Santero de San Saturio", en palabras del recordado Martínez Laseca, es uno de los títulos más representativos de la literatura soriana.
Este evento bebe en la inspiración de citas como la ‘Bloomsday’ de Dublín en homenaje al Ulises de James Joyce o ‘Las Noches de Max Estrella’ en honor a Luces de Bohemia de Valle Inclán.
Gaya Nuño retrató en “El Santero de San Saturio” con humor una tierra y un pueblo con los que se identificaba: Soria.
La ermita soriana de San Saturio recibe a un nuevo santero, un hombre nacido en Tardelcuende que, bajo su barba y sayal esconde su propia historia. Tras un cuarto de siglo alejado de su provincia natal, el protagonista regresa a Soria con un equipaje compuesto por obras de Proust, Sartre, Santa Teresa y Valle-Inclán. A través de sus experiencias en la ermita, el personaje irá describiendo los paisajes y gentes que ya conoció en su niñez.
“Fue un libro escrito con una rabiosa espontaneidad. Lo redacté en 1951, y escribí muchos días un capitulo por la mañana y otro por la tarde, todo ello debido a que llevaba quince años sin aparecer por Soria (1936-1951), de la que se me separaban acontecimientos muy graves que, con todo, no me restaron el afecto a una ciudad en la que viví toda mi niñez y toda mi juventud”, reconoció el autor.
Dividida en veinticuatro pequeños apartados, el autor repasa toda la sociedad soriana de la época, en 1951. Y lo hace con un cariño y un mimo como sólo un espíritu sensible puede llegar a captar.
En cada página del libro, la descripción es tan gratificante que cautiva los sentidos del lector que quiere profundizar en el talante y la idiosincrasia de los sorianos.
El libro El Santero de San Saturio no debe faltar en ninguna biblioteca de temas sorianos que se precie, e, incluso, en cualquier biblioteca a secas.
Su distribución en Soria armó un considerable revuelo.
Aprobado por la censura, ocasionó tan gran indignación de los reaccionarios locales, que acudieron al gobernador de turno para que prohibiera de inmediato su venta.
El clero, por su parte, visitó las librerías sorianas para que, al menos, no se expusiera en los escaparates.
Pero hubo de ser el obispo Rubio Montiel quien rematando un sermón, en el dijera: “unas palabras finales, mis queridos y amados hijos : No quiero molestar a nadie, pero me vais a permitir que recuerde un libro recientemente escrito. Su autor se dice soriano. Pero yo me atrevería a discutir su ciudadanía. Para mí es muy discutible la filiación de un hombre que quiere honrarse a sí mismo deshonrando a su madre… “.