Soria trufera: paisaje y patrimonio
Calidad y condiciones ofrece la provincia en su apuesta por crecer como paraíso de la trufa negra en España. Y en su paisaje hay mucho patrimonio del que disfrutar. Le damos pistas en cuatro zonas: las sierras de Deza o Miñana, la de Solorio, la de Cabrejas y la comarca de Berlanga.
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El trufiturismo es sinónimo de desarrollo rural y fijación de población. Así lo han entendido, sin ir más lejos, una treintena de emprendedores que han recurrido a ayudas de la Diputación en su última convocatoria para cultivos truferos, por buena parte de la geografía provincial.
La trufa es todo un mundo. Y los montes productores y sus entornos también. Ofrecemos en las siguientes líneas cuatro zonas en la provincia donde disfrutar de los montes truferos y de todo un muestrario patrimonial y paisajístico.
- Sierra de Deza o Miñana
Paisajes agrícolas y de bosques de encinas y quejigos se extienden por la Sierra de Deza o Miñana.
Deza, presidida por la iglesia gótica de Nuestra Señora de la Asunción, conserva algunas residencias nobiliarias, entre las que destaca el Palacio de los Finojosa de estilo renacentista, que hoy es la sede del Ayuntamiento.
La población estuvo rodeada por un recinto amurallado del que apenas quedan hoy restos, pero entre los cuales ha llegado la Puerta de San Martín. Por el interior de la localidad, el viajero tiene que detenerse en varias canalizaciones de agua que descienden hacia los molinos. Un elemento peculiar es su plaza de toros que sobresale por tener forma de herradura y estar parte de su graderío excavado en las peñas que la rodean.
A pocos kilómetros, en dirección a tierras aragonesas, se encuentra Cihuela, en el valle del río Henar, a los pies de un castillo roquedo del siglo XII o XIII, adaptado a la superficie del cerro sobre el que se yergue.
En el pueblo se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Ascensión, del siglo XVIII, con planta de una sola nave y capillas laterales en el crucero.
Destaca la presencia del antiguo palacio renacentista de los Duques de Medinaceli, muy alterado en la actualidad.
Tras regresar a Deza el viajero tiene que coger la carretera en dirección a La Alameda, situado en un collado que enlazan los valles del rio Henar y Carabán. En el pueblo destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con portada románica sencilla. El pueblo tiene fotografía de postal desde la carretera.
Siguiendo la carretera, se llega a La Quiñonería, en el que destaca la ermita de la Virgen Blanca, que conserva algunos elementos de su fábrica románica (siglo XIII), como la portada y los muros de la nave.
Y desde este pueblo hay que dirigirese al despoblado de Peñalcázar, antigua fortaleza estratégica, situado sobre una mesa rocosa aislada a más de 1.200 metros de altitud. Los cortados calizos naturales fueron reforzados en su extremo oeste con la construcción de un recinto amurallado. En los tramos conservados de la muralla, que cuentan todavía con algunas almenas con aspilleras y restos de adarve, se pueden observar dos fábricas diferentes, una de tapial de cal y canto y otra de mampostería.
Durante el periodo islámico, siglos IX y X, debió ser una de las fortalezas de los Banu Mada, noble familia de origen bereber que controló el territorio entre Ateca y Deza. A mediados del siglo XIX la localidad contaba con sesenta casas habitadas y doscientos sesenta y seis habitantes. Fue perdiendo vecinos hasta ser abandona por completo en los años 70 del siglo XX, siendo todavía visibles los restos arruinados del caserío.
- Por tierras de Berlanga
Conviene comenzar esta ruta por Andaluz, situado a un lado de la garganta rocosa que forma el río Fuentepinilla poco antes de desembocar en el Duero. Tal tajo, enclave frecuentado por una importante avifauna rapaz, es conocido como Portillo de Andaluz.
Esta pequeña localidad tomó una gran importancia en la Reconquista; se le otorgó su fuero en 1089, el primero de Soria en opinión de algunos investigadores.
La iglesia de San Miguel es una muestra incuestionable de excelente románico, que exige una parada.
Además cuenta con un entorno natural rico y variado. Conserva una de las pocas dehesas, vestigios de su tradición ganadera, que quedan a orillas del río Duero en esta zona de la provincia, con escasos, pero magníficos ejemplares de fresno y quejigo.
La siguiente parada en este camino es la ermita de San Baudelio, a dos kilómetros al sureste de la localidad de Casillas de Berlanga, tras cruzar Berlanga de Duero. La obra arquitectónica corresponde al estilo mozárabe y está considerada una de las joyas del prerrománico soriano. La construcción de la ermita se realizó probablemente en el último cuarto del siglo XI, tras la Reconquista a manos cristianas de las tierras al sur del río Duero..
El exterior es bastante austero pero las pinturas que decoran el interior es uno de los conjuntos más notables de la Península. Probablemente se realizaron en la primera mitad del siglo XII y pertenecen al estilo románico. A pesar de haber sido expoliadas muchas de ellas, se conservan fragmentos originales y las marcas de las que fueron arrancadas.
A poca distancia de San Baudelio, se encuentra Caltojar, con su iglesia de San Miguel Arcángel, de gran porte y calidad, y donde la huella de Picasso se refleja en toda una colección de murales distribuidos por sus calles.
Sierra de Solorio
Al sudeste de la provincia, integrados en el municipio de Arcos de Jalón, se encuentran los pueblos de Chaorna, Judes, iruecha, Saguides.., que se encuadran en el sector soriano de la sierra del Solorio. Este espacio cuenta con uno de los sabinares más destacados de la Península ibérica y está catalogado como zona LIC, dentro de la red natura 2000.
La sierra de Solorio es una de las sierras occidentales del Sistema Ibérico, con vertientes a las cuencas del Tajo y del Ebro. En las cotas altas, que van desde los mil a los 1.400 metros de altitud, crece el sabinar más extenso de Europa. Se trata de un territorio ondulante, repleto de suaves colinas y de pequeños valles con riachuelos intermitentes que desaguan en los río Jalón y Mesa.
Situado en medio de roquedales arcillosos, en el valle del Jalón, Somaén tiene su encanto en un casco escalonado a los pies de un castillo. El entramado de calles estrechas y cuestas empinadas ofrece un conjunto asombroso.
Su castillo, que cuenta con una sola torre y domina la Cuenca del rio Jalón, fue construido en el siglo XIV por el primer conde de Medinaceli. Actualmente está rehabilitado y convertido en hotel.
Destaca también la Iglesia de Nuestra Señora de la Visitación, una de las más bonitas de la comarca con un interesante artesonado, así como la ermita de Santa Quiteria.
Otra parada en nuestro camino es Iruecha, el último pueblo de la provincia de Soria, lindando con Guadalajara y Zaragoza. Ubicado en un entorno natural poblado de sabinas, aunque también tiene encinas, enebros, robles y pino albar.
En Iruecha destaca su iglesia parroquial de San Juan Bautista, con materiales arquitectónicos, escultóricos y pictóricos sorprendentes para una localidad tan pequeña.
En el corazón del espacio natural de Los Sabinares del Jalón, se encuentra la laguna de Judes, de origen kárstico. El entorno de esta gran laguna se encuentra rodeado de extensas formaciones forestales de sabina albar, muchas de ellas llegan hasta la misma orilla del humedal.
Sierra de Cabrejas
Abejar, reconocida por su feria de la trufa negra de Soria, es conocida como la Puerta de Pinares. Si aún no conoces la zona, esta es la excusa perfecta para venir a este pequeño pueblo, cuyo gran encanto se lo debe sobre todo a su situación, a las puertas de la extensa masa boscosa de los Pinares de Urbión, el río Duero y con maravillosas vistas a las sierras de Cebollera y Urbión desde el mirador de la Atalaya.
También invita a recorrer a pie o en bici algunos de sus caminos, como el GR-86 –sendero Ibérico Soriano que recorre lo mejor de la provincia-, o sus calles con las típicas casas pinariegas, y algún que otro tesoro religioso, como la iglesia gótica de San Juan Bautista.
Desde el elevado páramo de la Sierra de Cabrejas, salpicado de sabinas centenarias, se disfruta de una amplia visión panorámica del entorno verdinegro de pinares que envuelve como un mar los cantiles rocosos que la circundan.
Los itinerarios diseñados permitirán conocer el agreste paisaje de la sabina, sus pueblos y construcciones tradicionales, el impresionante manantial de La Fuentona, la cascada del río Cabrejas o ascender al mirador natural de la Peñota. Sólo hay que dirigirse a Cabrejas del Pinar y tomar la carretera que conduce a Muriel de la Fuente.
Rodeada de un impresionante paisaje de páramos, barrancos, cárcavas y desfiladeros calizos, se halla la Fuentona. Conocida también con el expresivo nombre de Ojo de Mar, en esta bella surgencia de origen kárstico tiene su nacimiento el río Abión. La especie vegetal omnipresente en la zona es la sabina albar, de gran rareza e importancia botánica.