Más del 90 por ciento de los municipios sorianos, en riesgo severo de extinción
Más de 4.000 municipios españoles, más de la mitad de todos los que hay en España, se encuentran actualmente en un riesgo más o menos severo de extinción a medio o largo plazo. En Soria, el 94 por ciento de sus municipios está en esta situación. Es el porcentaje más alto de las provincias españolas.
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Los resultados que se recogen en el informe elaborado por la FEMP confirman una triple realidad: de un lado, la crisis demográfica de conjunto en la que está inmersa España; en segundo lugar, la cada vez más crítica situación de las provincias más azotadas, desde hace décadas, por la despoblación; y, en tercer lugar, la cada vez más preocupante situación de las áreas rurales, castigadas por el éxodo rural, por la falta de renovación generacional, por una pérdida continua de habitantes y un envejecimiento de sus censos.
Se trata de una realidad de conjunto que evidencia un problema sociopolítico de primer orden, el de la crisis demográfica -y en particular la despoblación de las áreas rurales- que requiere de la aplicación de urgentes políticas de Estado.
Que más de 4.000 municipios españoles, más de la mitad de todos los que hay en el Estado, se encuentren actualmente en un riesgo más o menos severo de extinción a medio o largo plazo es uno de los datos que avalan la consideración de este problema como una cuestión de Estado, según el presidente de la Comisión de Despoblación de la FEMP, Juan Antonio Sánchez Quero.
Hay una relación directa entre mercado laboral y despoblación.
Pese a la recuperación económica y al aumento en la masa total de afiliados a la Seguridad Social en España, hay provincias en las que los incrementos netos de empleo son realmente mínimos. Entre esos casos se encuentra Teruel, quizás el caso paradigmático de correlación entre baja creación de empleo y despoblación.
Lo anterior es sintomático de lo que ocurre en los pequeños municipios, en los que la falta de oportunidades laborales conduce a una espiral de pérdida de habitantes progresiva. De ahí, según la FEMP, la importancia de arbitrar medidas de fomento del empleo en las áreas rurales, que contribuyan a frenar la despoblación y a favorecer dinámicas inversas de fijación de habitantes y captación de nuevos pobladores.
Hace cinco años, de todos los municipios que tiene España eran el 59,8% los que no superaban los 1.000 habitantes. Ahora representan el 61 por ciento. Se ha acentuado el acusado minifundio demográfico de las áreas rurales, lo que supone un problema creciente en términos sociales y económicos.
La situación es especialmente preocupante en provincias como Soria, Teruel, Zamora, Ávila o Burgos, en las que en estos momentos más del 90 por ciento de todos sus municipios tienen menos de 1.001 habitantes.
Así, en la provincia de Soria el 94 por ciento de todas sus localidades no sobrepasan los 1.000 empadronados.
Las provincias de Zaragoza, Valladolid, Segovia, Huesca y Cuenca, así como la comunidad autónoma de La Rioja, presentan también tasas que superan el 80 por ciento.
En el conjunto de España, en estos momentos 1.286 municipios tienen menos de 1.001 empadronados. Suponen el 16% de todos los municipios que hay en España. La cifra va en aumento. En el año 2000 eran 928 los municipios que se encontraban en esta situación, pero la lista no deja de aumentar año tras año. Cada vez son más las localidades españolas que pasan a estar situadas por debajo de esa peligrosa barrera demográfica.
En estos momentos, el 61 por ciento de los municipios españoles concentran, entre todos ellos, a tan solo el 3,15 por ciento de los habitantes del país.
Exactamente, de los 8.125 municipios que España tiene en total, 4.995 tienen censos que no pasan de los mil empadronados. Y, entre todos estos municipios de menos de mil habitantes, suman apenas millón y medio de vecinos.
La desproporción es demoledora en las localidades que no pasan de cien empadronados. En España hay actualmente 1.286 municipios en esta situación. Suponen, por tanto, el 16 por ciento del total de municipios que hay en España. Sin embargo, entre esas 1.286 localidades suman únicamente 74.943 vecinos. Es decir, tan solo el 0,16% de toda la población española. Además, se trata de localidades con censos demográficos altamente envejecidos.
España tiene actualmente 143 municipios de más de 50.000 habitantes; 259 de entre 20.001 y 50.000 habitantes; 347 de entre 10.001 y 20.000; 551 de entre 5.001 y 10.000; y 1.870 de entre 1.001 y 5.000 habitantes. El resto, 4.955 municipios, tienen menos de mil empadronados.
Se ha disparado el número de localidades españolas que están en situación demográficamente crítica. Ya son 1.286 los municipios que subsisten con menos de 100 empadronados, lo que les sitúa en máximo riesgo de extinción. Son 48 municipios más que en 2015 y 358 más si se comparan con las cifras que se daban en el año 2000.
Ya son más de 4.000 los municipios españoles que se encuentran en riesgo muy alto, alto o moderado de extinción: los 1.286 que subsisten con menos de 100 habitantes, los 2.652 que no llegan a 501 empadronados y una parte significativa de los más de mil municipios con entre 501 y 1.000 habitantes. En 14 provincias españolas, más del 80 por ciento de sus municipios tienen menos de mil habitantes.
Cada vez son más los pueblos que caen por debajo de la barrera que les hace asomarse al riesgo de extinción. En el año 2000 había en España exactamente los mismos municipios que ahora con menos de 1.000 habitantes, un total de 4.955 localidades. Sin embargo, en aquel momento había 131 municipios más que ahora que aguantaban con entre 501 y 1.000 empadronados; y había 227 localidades más que ahora con entre 101 y 500 vecinos. ¿Qué ha sido de todos esos municipios? Que han perdido habitantes de forma acusada y han pasado a engrosar el grupo de los pueblos con menos de 100 empadronados. Exactamente, en esta situación se encuentran 358 municipios más de los que había en el año 2000.
El riesgo de extinción es un escenario al que se asoman ya más de 4.000 municipios, la mitad de todos los que hay en España. La cifra, en sí misma, es demoledora.
La evolución que se está produciendo pone de manifiesto, todavía con más claridad, que el problema de la despoblación del medio rural es una cuestión de Estado, un problema de primer orden. Habrá que comprobar si hay voluntad política y si estamos a tiempo de aplicar medidas y revertir la situación