Cinco manifestaciones de la Semana Santa soriana
La Semana Santa se muestra en Soria y provincia austera pero cargada de simbolismo y pasión, con diferentes manifestaciones, Cinco de ellas pueden ser un buen inicio para profundizar en su conocimiento y experiencia.
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Soria, nueva talla
La Semana Santa de Soria estrenará el lunes santo nueva procesión, con la talla del Cristo de la Cena, encargada por las cofradías de la Entrada de Jesús en Jerusalén y la Oración en el Huerto y la asociación Ad Ecclesia y que partirá desde la iglesia de San Juan de Rabanera con dirección a la concatedral de San Pedro, una vez termine su Vía Crucis por el barrio del Calaverón la cofradía de la Flagelación del Señor.
Los cofrades irán vestidos con un hábito confeccionado de acuerdo a las pinturas de Juan Antonio Zapata, que ilustran la ermita de San Saturio, patrón de la ciudad, que lo representa con el hábito de los jerónimos, una orden presente en la provincia de Soria, en el monasterio de Espeja, en Guijosa, y de la que ahora apenas quedan tres frailes.
Las ocho cofradías titulares de la Semana Santa soriana suman 13 pasos y el nuevo es el catorce, que complementará el relato cronológico de la Semana Santa soriana, que trabajará en los próximos años para obtener el reconocimiento de Interés Turístico Nacional.
La talla, una imagen de vestir, ha sido realizada en el taller Novoarte, dirigido por el escultor e imaginero Álvaro Flores Rojas, ubicada en Sevilla.
Judas en Duruelo
La Semana Santa soriana también tiene sus particulares tradiciones. Así, en el Sábado Santo se cuelgan Judas, y en ocasiones también una Judesa, (muñecotes) para ser apaleados o quemados, en la Pascua, en localidades sorianas como Arcos de Jalón, Duruelo de la Sierra, Iruecha, Romanillos de Medinaceli, Somaén, Suellacabras, Utrilla, Villar del Río.
Duruelo de la Sierra, en la comarca soriana de Pinares, vive el Sábado Santo las cenas de ‘Quintos’ donde se revive una de las tradiciones más arraigadas en torno a su Semana Santa y que la llevan a cabo los quintos de 18 años.
La costumbre dice que en la madrugada del sábado al Domingo de Resurrección deben encargarse de “colgar a Judas” en la Plaza Mayor, un muñeco hecho de serrín que simula la figura del apóstol Judas Iscariote.
Pasión de Fuentelmonge
Los hijos del pueblo de Fuentelmonge, en la comarca de las Vicarías, acuden todos los años a la cita para participar en el mantenimiento de una de sus tradiciones, la que tiene lugar el Viernes Santo.
En la procesión se puede ver las Siete Palabras, las Tres Caídas, la Verónica, las tres Marías, José de Arimatea, Nicomedo, La Verónica, los símbolos de la pasión, soldados y tambores...
Todo comienza a las ocho de la tarde cuando los soldados romanos llegan a la iglesia parroquial y marcan el ritmo con las picas, golpeándolas en tarima del suelo. A continuación le van quitando los símbolos de la pasión. Desclavan un cristo articulado golpeando con un martillo la madera de la cruz y los clavos y el sonido resuena por toda la iglesia aumentando el dramatismo de la escena; le quitan también la corona de espinas, lo bajan de la cruz y lo introducen en un féretro de cristal tapándolo con un sudario.
La recreación de la Pasión se realiza a los sones de una canción que marca las distintas escena.
La procesión se inicia cuando la noche se ha apoderado de Fuentelmonge. Por las calles de este pueblo de las Vicarías desfilan todos estos personajes junto a algunas imágenes camino de la ermita, junto a la carretera que conduce a Serón de Nágima.
Procesión de la Soledad en El Burgo
La Semana Santa de El Burgo de Osma, marcada por su condición de sede episcopal y capitalidad diocesana de la villa y declarada desde 1998 como de Interés Turístico Regional, tiene a la procesión del Santo Entierro de Cristo, el Viernes Santo, a la más destacada del ciclo, con una veintena de pasos recorriendo sus calles y que representan los más importantes episodios de la Pasión y Muerte de Jesús.
Es en la noche del Sábado Santo, desde el año 2004, cuando tiene lugar la Procesión de la Soledad, que discurre por el perímetro amurallado de la villa recientemente restaurado y que resalta su monumentalidad.
La Jerusalén soriana, en Alcoba de la Torre
Vecinos e hijos del pueblo se encargan todos los años de dar vida a la Pasión de Cristo, el Viernes Santo, desde el apresamiento en el Monte de Los Olivos, hasta la crucifixión. Una treintena de personas escenifican dramáticamente, durante más de una hora, La Carrera o Pasión de Cristo desde la Oración en el Huerto hasta el Descendimiento de la Cruz, recorriendo las calles, entornos del pueblo y del castillo.
Está considerada como la más importante escenificación soriana.
Todos los participantes sienten sus papeles, muchos de los cuales pasan de padres a hijos, por lo que tienen para ellos un significado especial. Participan familias enteras. La ilusión es lo que caracteriza a esta representación religiosa, que culmina con la simulación de la crucifixión en un alto de las eras. Se levanta a Jesús y a los dos ladrones a varios metros de altura, una escena que hay que ensayar previamente para que todo salga bien.
La tradición tiene sus orígenes en 1908, aunque dejo de representarse unos años debido a la Guerra Civil. Después se retomó durante una década y volvió a dejar de celebrarse debido a la emigración sufrida a mediados del siglo XX. Pero la “Carrera” de Alcoba de la Torre nunca cayó en el olvido de sus hijos y así 42 años después, el texto fue encontrado y convertido en proyecto por la “Asociación Cultural el Castillo”, que volvió a recuperar la tradición en 1997, hasta la fecha.