Una discapacidad no debería ser una condena social
Silvia Cárdenas dirige esta carta al director para denunciar que el festival Enclave de Agua, en Soria, no está preparado para facilitar el acceso a personas con algún tipo de discapacidad. Cuenta su propia experiencia.
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Una discapacidad no debería ser una condena social
Hace unos días intenté disfrutar del festival de música que organiza el Ayuntamiento de Soria desde hace 18 años: el Enclave del Agua. Era la primera vez que iba a asistir, quería vivir una experiencia como cualquier otra persona: escuchar buena música, disfrutar del ambiente, sentirme parte de algo. Pero lo que viví fue una carrera de obstáculos que terminó recordándome, una vez más, que el mundo sigue sin estar hecho para personas con discapacidad.
Tuve que planificar mi asistencia con días de antelación: revisar accesos, medios de transporte, rutas posibles. El servicio de autobús hasta el recinto no comenzaba hasta las 20:45, pese a que los conciertos empezaban a las 19:00. Intentamos ir en taxi, pero muchos conductores se negaban a acercarnos al recinto por las calles cortadas. Una vez dentro, nos encontramos con baños inaccesibles, caminos sin pavimentar, puestos de comida sin zonas adaptadas para sentarse, espectáculos sin zonas habilitadas para poder verlos con seguridad... Intenté no amargarle la experiencia a las personas que me acompañaban. Quise hacer la vista gorda. Pero al día siguiente, los problemas se repitieron: más negativa de los taxis, más improvisación, más angustia al moverme entre una marea de gente sin espacios seguros ni caminos accesibles. Fue entonces cuando decidí no asistir al tercer día del festival. No por falta de ganas, sino por sentido común.
Lo más frustrante no fue enfrentarme a estas barreras físicas. Fue darme cuenta de que nadie parece haberlo previsto en 18 años de organización. ¿Es que nadie se ha quejado antes? ¿O es que ni siquiera hemos podido llegar hasta él para hacerlo?
La discapacidad no siempre nace con uno. A veces llega a mitad de camino, cuando ya tenías una vida estructurada. Aprendes a reconstruirte y a seguir adelante. Pero el verdadero muro no es tu cuerpo: es una sociedad que te olvida.
Solo quiero hacer lo que hacen todos: salir, disfrutar, vivir. No pido más. Pero tampoco menos.
Levanto la voz por quienes no pueden o no se atreven. Porque la accesibilidad no es un lujo, es un derecho. Porque las personas con discapacidad también formamos parte de esta sociedad, y merecemos espacios pensados para todos. Basta ya de hacer como si no estuviéramos.
Estamos. Existimos. Y también queremos vivir plenamente.
Fdo: Silvia Cadenas Gómez