No es el buitre, es el plomo
El presidente de la Real Federación Española de Caza, Josep Escandell, sale al paso en este artículo de opinión de los que apuntan a los cazadores como una amenaza muy relevante para la supervivencia del buitre. Pero si el plomo es tan devastador, señala, alguien debería explicar por qué los buitres españoles siguen multiplicándose en lugar de extinguirse-
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No es el buitre, es el plomo
El Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) ha publicado los resultados de un nuevo estudio llevado a cabo en la provincia de Soria que, tras analizar unas 673 egagrópilas, concluye que los buitres leonados ingieren fragmentos de plomo procedentes de la caza. Hasta un 11 por ciento de las muestras contenía restos de munición, y un 3,7 por ciento de los buitres se alimenta de esta carne de caza con regularidad.
El hallazgo explicaría de este modo los altos niveles de plomo en sangre detectados en estas aves en estudios anteriores.
Hasta aquí, todo correcto. Sí, los buitres comen carroña de animales cazados y, con ella, algún fragmento metálico. El problema no son los datos, que son sólidos como se presupone a un centro de investigación de primer nivel, sino la sesgada conclusión: que este hecho compromete la supervivencia y resulta una “amenaza muy relevante” para la conservación de la rapaz, nada menos.
España concentra más del 90 por ciento de todos los buitres leonados europeos. El dato se cita de pasada, como circunstancial en el estudio. Algo que nos ha tocado en suertes en la lotería de la biodiversidad. Pero es un dato causal. Si el 90% de la población de buitres vive en España, es porque el 90% encuentra en España las condiciones ecológicas y ambientales ideales para reproducirse. Y dichas condiciones incluyen la ganadería, e incluyen la caza.
Las poblaciones de buitres, lejos de desplomarse, se expanden en Soria, área objeto de estudio. Se expanden hasta el límite de lo asumible por algunos ganaderos castellanoleoneses, que ya detectan conflictos con una rapaz a la que acusan de ser cada vez menos carroñera. Los censos en la provincia registraron 881 parejas en 2007, 910 parejas en 2010, 1.063 parejas en 2018. Una tasa de crecimiento sostenida del 10,5%. En Castilla y León, el buitre leonado ha crecido entre un 17,5 y un 26% en la última década, y el buitre negro se ha triplicado en los últimos 22 años.
Si el plomo es tan devastador, alguien debería explicarnos por qué los buitres españoles siguen multiplicándose en lugar de extinguirse. Los investigadores presentan como un grave problema que los buitres se alimenten de restos de caza mayor. No lo hacen por desconocimiento, ni porque el estudio así lo concluya. Lo hacen porque la batalla no es el buitre, sino el plomo. Porque no estamos en “mantener un equilibrio entre caza y conservación, garantizando la sostenibilidad de la actividad cinegética”, como afirma la declaración de objetivos del propio IREC, sino en demonizar el metal aprovechando que el debate está candente en Europa.
Una interpretación tan válida como la que ofrecen los autores del estudio sería afirmar que la caza es parte de la clave del éxito de conservación del buitre en nuestro país. Las cabezas de ovino en Soria se han desplomado un 47% en 13 años. De 267.437 cabezas en 2010 a 141.564 en 2023. En este escenario, la caza viene a suplir la carencia, y proporciona recursos abundantes que de otro modo no existirían. Así pues, el titular “La población de buitres mantiene su evolución demográfica gracias a la caza” podría encabezar el mismo artículo científico, sin que perdiese validez.
El estudio no demuestra perjuicios directos para la salud de los buitres. Ni afecciones al sistema circulatorio, ni daños en el sistema nervioso o en la capacidad de respuesta inmunológica. Ni descenso reproductor, ni perjuicio al metabolismo óseo, ni mortalidad confirmada por plomo. Nada que pueda mermar las colonias. No importa. Al fin y al cabo, no es el buitre lo que preocupa: es el plomo.
Que quede claro: nadie niega que el plomo sea tóxico. Lo es. Lo fue durante décadas para las personas y se mantuvo en nuestra red de agua potable hasta que encontramos alternativas viables técnica y económicamente. Dejemos de señalar un problema conocido, y pongámonos a trabajar en encontrar alternativas también en la munición.
Fdo. Josep Escandell Martínez. Presidente de la Real Federación Española de Caza