Despoblación, una cuestión de estado que urge medidas
Se ha debatido esta semana alto y claro en el Senado sobre el problema por excelencia que sufre Soria y buena parte de la España interior y que más de tres décadas de democracia ha sido incapaz de frenar: la despoblación.
Los datos hablan por sí solos en Soria, convertida en un auténtico desierto poblacional. Apenas el 0,2 por ciento de la población nacional residen en la provincia, la única de España que no supera los 100.000 habitantes y que ha perdido en el último siglo al 38 por ciento de su población. España ha pasado en este tiempo de tener 18.268.942 a 46.507.760 habitantes pero con la población concentrada en las zonas del litoral y en grandes ciudades como Madrid, Sevilla, Valencia, Zaragoza y Bilbao. Apenas el 18 por ciento de la población española reside hoy en el 60 por ciento del territorio. Es cierto que no existen soluciones mágicas para luchar contra este problema pero también que es imprescindible ir de la mano para abordarlo -cuestión de Estado- con medidas concretas que fomenten el asentamiento de población en las zonas rurales. Y para frenar la sangría poblacional sólo hay un camino: generar empleo. Y en este punto es donde todas las administraciones tienen que concentrar esfuerzos para articular medidas que sirvan para estimular el empleo en las zonas rurales, desde la explotación de los recursos endógenos hasta la implantación de iniciativas empresariales, sin olvidarnos de la ejecución de una serie de infraestructuras que sirvan de impulso al desarrollo económico. Todo lo que no sea afrontar este reto, será retrasar la solución.
