Cuando se apela en vano en nombre de los técnicos
Ha sorprendido a un buen número de ciudadanos que el alcalde de Soria invitase al portavoz popular a presentarse a las oposiciones por las críticas vertidas estos días por el diseño de la plaza Odón Alonso, en particular, y la nueva ordenación del tráfico, en general.
Debería saber la primera autoridad municipal que estas críticas son compartidas por un buen número de ciudadanos que, lejos de excusas de mal pagador, lo que necesitan son explicaciones razonables y razonadas. Apelar a la buena profesionalidad de los técnicos municipios para justificar una actuación no es suficiente, porque las decisiones sobre cualquier actuación las termina adoptando el órgano político y sus representantes. Mejor harían todos -tanto los que gobiernan como los que aspiran a hacerlo- en impregnar sus proyectos de una mayor dosis de participación ciudadana y de pedagogía, poniendo sobre el tapete, en tiempo y forma, las actuaciones que se quieren realizar, con sus alternativas posibles, sus costes económicos y sus plazos de ejecución, en lugar de ir siempre a remolque condenando a los conductores y vecinos, en particular, y a los ciudadanos, en general, a armarse de paciencia para convivir con la improvisación que incentiva su propio Ayuntamiento. Apelar a la buena profesionalidad de los técnicos municipales es como hacerlo con la valentía en los toreros; todos entendemos que la tienen, como entendemos que, como seres humanos que son -como todos nosotros, por lo demás-, aciertan y yerran en sus decisiones. Pero la responsabilidad política nunca será suya.