Cuando las urnas piden regeneración política
Los resultados de las elecciones europeas han supuesto un serio varapalo al bipartidismo, que exige una seria reflexión tanto al Partido Popular como al PSOE y, sobre todo, tomar medidas que vienen negando para responder a las demandas ciudadanas.
La ciudadanía lleva ya tiempo expresando con claridad su diagnóstico sobre el actual sistema político y dejando claro lo que desearía que se hiciera. No pide imposibles sino que, para empezar, la cultura política vuelva a estar impregnada de los valores de respeto, diálogo, capacidad de comprensión mutua, transacción y pacto que definieron a la Transición a la democracia, demandas que han sido sistemáticamente desoídas por los principales actores políticos. Los ciudadanos también piden que el respeto a la Constitución no sea un enfermizo fetichismo que impida cualquier cambio. Y también, reclaman que el sistema político sea menos endogámico y más abierto a la sociedad. En este sentido, la mayoría de los españoles desean que se establezca un sistema de listas abiertas, impedir la perpetuación de dirigentes, reformar la ley electoral para distribuir los escaños de la forma más proporcional posible y que la selección de candidatos se lleven siempre mediante elecciones primarias abiertas. Son sólo algunas medidas posibles que los grandes partidos se han negado, en mayor o menor medida, a abordar y que, con la crisis económica por medio, les ha ido restando apoyo ciudadano en las urnas, al ser incapaces de generar confianza y recuperar el respeto de una población ciertamente desencantada. Sin corregir estas deficiencias, no hay regeneración política creíble.
