TRIBUNA / El verano azul
Juana Largo reflexiona en este artículo de opinión sobre las tendencias políticas en Europa y en España, con el verano de fondo.
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TRIBUNA / El verano azul
Parece que, en nuestro país, en España, tenemos al verano con sus vacaciones, empoderado de tal forma que nos costaría, aquí, en España, dejar de tenerlo en cuenta. Tiende mucha fibra para los españoles y forma parte de su sistema homeostático. Acaso, ahora que se están dando elecciones europeas, parece verse también que el verano es algo que pertenece no solo al ocio y a salir de la vida productiva que el Sistema nos ha montado y que, cuestionar esta estación, sería un desafuero enorme: No podríamos prescindir de estas fechas
Antes, “in illo tempore”, era sobre todo el cosmos de las playas y ahora se ha diversificado un poco, de tal manera que la inventiva para pasar un verano azul a gusto, puede incluso pasar por hacer de Rodríguez.
Lo que queremos es, supuestamente, aprovechar el tiempo que nos ha dado el largo invierno y dedicarnos a recuperar el tiempo perdido, algo así como “A la recherche du temps perdú”, de Proust. Pero, sobre todo, lo que queremos es huir como alma que lleva el diablo de los lugares frecuentados durante el tiempo anterior al verano y, si no recuperar el tiempo perdido, al menos evadirnos de un cuerpo pesado que, sobre nuestro cuerpo, nos aplasta y nos deshace. Un motivo, pues, para valorar el verano es desahogarnos del tiempo anterior que nos aherrojaba.
Entre otras cosas, llevamos unos años complicados con la política y lo tórrido. Nos están fustigando los defensores del Sistema éste y nos ha pillado sobre todo en tiempo del verano. Y sería muy difícil decir, para muchos todavía, sea el tanto por ciento que sea, que “adiós, política” y no vamos a votar más, pero esto no se puede hacer: si no votas por ti, votan otros por ti… Para muchas personas de España, los berreos de la Derecha, cual manadas de jabalíes en celo, han pretendido amedrentarnos y también hacernos dependientes de la figura del político de turno para no hacer otra cosa que ir a las urnas. “O me votas o te boto”, han querido explicarnos esas Derechas. “Stricto sensu”, la Gran Derecha nos ha sometido al continuo tobogán de la Derecha y no hace otra cosa que denunciar a Sánchez para echarlo. La vida crispada de las facundias y broncas políticas, ha influido tanto que, ahora andamos todos como “sonaos”. Lo que hace la Derecha, protestar por todo, recuerda no solo a un mundo anquilosado en tiempos anteriores, en aquellos tiempos de la supuesta paz del régimen pasado y, en cierto modo, nos hace ver que esto del Poder tiene su erótica, como se decía hace pocos años por parte del periodismo cachondo.
Pero también tiene su aspecto escatológico, después de la última deposición de pasárselo muy bien con el Poder judicial y con el juez Peinado… ¿van a seguir teniendo fuerzas los de la Derecha? El Poder tiene el carácter de poder trastornar a los ciudadanos y convertirlo en hordas salvajes. Imágenes de este tipo ya hemos visto por la tele.
Los veranos ya no son como los de los viejos tiempos de antaño. Ahora no cabría hablar del “verano azul”. Los veranos han cambiado en todo el país y, por ejemplo, ya no hay canción del verano. Los veranos con su candor, ya no son como antes, que, por ejemplo, nos íbamos a la playa de la Concha o a Marbella y nos olvidábamos de todo; ahora llevamos demasiado en la cabeza. La locura del Poder se ha desatado. Y, así, los estragos de la tele y redes no son suficientes para resarcirnos: ahora hay que darle la vuelta al mapa y cambiar el supuesto desaguisado de la Transición. Acaso nos quede ya, tras estas duras penas a las que nos someten políticos y bancos y conflictos de armas, acaso nos quede ya intentar alcanzar el Nirvana.
Al ocurrir de todo ya, hay que felicitar a quien lo pueda pasar. O alcanzar el Nirvana… Pero esto exige un dominio tremendo de los instintos y fiebres de las personas
Ahora nos están tocando unos veranos emputecidos. Y lo que más se da es la discordia por casi todas partes. Bueno, que (y escrita esta Tribuna a las 19 y pico de la tarde de un día de Elecciones Europeas), gane la izquierda o ganen las ultraderechas, en España y en el resto de Europa, nos podemos volver conspiranóicos y pensar que mucho personal se ha vuelto así: “conspiranóico” y que ahora sucede que mucho personal es favorecedor de las Derechas aun sabiendo cómo actúan, y que la cosa está de moda, y no queremos entrar en investigaciones sociológicas de esta vuelta que ha dado el ciudadano ahora y que promueve o promoverá algún día, el Paso de la Oca por nuestras calles y avenidas. Ya decía algún personaje histórico que “el mundo es traidor”, como ni para fiarse del vecino, mucho menos en la pequeña Soria donde todos nos vigilamos a todos. ¡A estos extremos llega el extremismo político en la actualidad!
Y parece que lo que no importa es el que tengamos todos y cada uno una vida libre y responsable. Pero para eso parece ser, según dan a entender los tiempos, que necesitamos Tribunales de la Inquisición y, dicho de paso, ya parecía raro, ya, esto que se denomina “Democracia” y que se pensaba que nos iba a traer más libertad, sobre todo entendimiento entre todos. Esto no podía durar mucho, menos en los países del Norte que en los del Sur, teniendo en cuenta, por cierto, que los del Sur trabajamos, aunque solo sea ergonómicamente, más que los del Norte, y luego pasa lo del refrán, que unos cardan la lana y otros llevan la fama… Ya parecía, por cierto, que nuestro sistema productivo, con esta producción tan alta que se está dando ahora en España, era una dictadura impuesta por los del Norte. Todo esto lo sabe cualquiera, aun cuando no sepa o no quiera formularlo por escrito y menos en la Tribuna de un periódico digital en Soria. Lo que no se sabe ya es ¿por qué esta tendencia a traer las cadenas otra vez? ¿Podría explicárnoslo un criminólogo anti-burgués?... Por eso decimos lo del verano fallido que tenemos ahora, nuestro famoso verano burgués o aburguesado, cuando echamos en falta el Verano Azul de la tele y lo que nos suscita de libertad eso de tendernos en chichas en las playas y luego vuelta la burra al trigo. Ignoramos los resultados electorales, pronto se sabrán, lo que sucede es que esto de las vueltas a lo Oscuro es una película que ya nos sabemos o que hemos visto, y que sin embargo repetimos. Por lo visto el hombre es un animal de costumbres, pero no sabíamos que fueran tan ciegas y tontas esas costumbres.
Fdo: Juana Largo