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TRIBUNA / Demasiados creyentes

Mario González incide en este artículo de opinión en los problemas de fondo que arrastra el sistema político en España, donde una oligarquía, junto con su imprescindible séquito, decide el destino del pueblo. Un pueblo cada vez más adoctrinado que sigue creyendo que la solución está en el PP y el PSOE.

TRIBUNA / Demasiados creyentes

Algunos tratamos de entender esta realidad que nos ha tocado vivir y las causas profundas de lo que está ocurriendo en España. En este sentido, no puedo entender como un país pequeño, en un contexto de fuerte presión exterior, tanto política como económica, se debilita constantemente gracias a divisiones internas alentadas políticamente cuando el Pueblo, en su gran mayoría, lo que quiere es unión y fuerza para afrontar con mayores garantías un futuro que se presenta cada vez más incierto.

¿Cómo es posible que cuando los Bloques cierran filas, en España éstas se deshagan? ¿Cómo es posible que, con la mayor recaudación de impuestos de la historia, el país esté cada vez peor? ¿Cómo es posible que, con el mayor número de trabajadores públicos de la historia, muchos servicios públicos estén desatendidos y no funcionen como debieran? ¿Cómo es posible que, con más de 3 millones de parados, muchas empresas no encuentren trabajadores?... Podríamos estar así hasta mañana por la creciente insensatez con la que los políticos están gestionando España.

El problema de fondo es que no vivimos ni en una democracia ni en una dictadura. Vivimos un modelo político ‘trans’ –lo ‘trans’ mola- nacido del franquismo que, con el tiempo, pretende regresar a sus raíces e imitarlo. Si viviéramos en una dictadura sabríamos a lo que atenernos y obraríamos en consecuencia. Y si viviéramos en una auténtica democracia imperaría el estado de derecho y la separación de poderes y todos, absolutamente todos, tendrían que participar, en la vida política y económica, dentro de las reglas que nos hemos dado, particularmente de la Constitución. Sin embargo, hace ya tiempo que los partidos mayoritarios PSOE y PP junto con sus marcas blancas Sumar y Vox –el resto de fuerzas políticas suponen el 8 por ciento (28 diputados sobre 350) y son, en el fondo, irrelevantes- decidieron integrarse en una coalición que he dado en llamar ‘la PPSOE’ para volver al franquismo, esto es, a un régimen donde una oligarquía junto con su imprescindible séquito decide el destino del resto y, sobre todo, parte y reparte y se lleva la mejor parte. Se trata de eso exclusivamente. No hay ninguna política detrás.

Se trata de un tiovivo complejo donde cada vez más gente reclama lo suyo. Entonces, la PPSOE lo compra y lo sube a un caballito para que el tiovivo no se pare. Por eso hay tanto chiringuito, tanto asesor y tanto empleado público que no hace absolutamente nada: son los caballitos del tiovivo. Y, por eso también, la inmensa mayoría de los buenos negocios tienen como denominador común el dinero público que la PPSOE asigna a dedo a quienes colaboran para que el tiovivo siga funcionando. Todos están con el Gobierno de la PPSOE –les da exactamente igual la facción- porque sólo así tendrán su parte de una tarta que pagas tú gracias a su red de impuestos en cascada con la que te sacan, aunque no seas consciente, casi el 70 por ciento de lo que ganas (salvo que sólo respires).

El llamado ‘procés’ no es otra cosa que el descarrilamiento del tiovivo que montó Pujol -a imagen y semejanza del de la PPSOE- y que el tragonicio de los independentistas no ha querido mantener en funcionamiento porque son tantos los chupópteros en esas latitudes que necesitan un tiovivo mucho más grande pagado por nosotros y por eso destrozan el que tienen y nos culpan. Ese es el problema actual: la PPSOE tiene que agrandar el tiovivo para que quepan sus socios ‘indepes’ porque, aunque son pocos, pueden sabotearlo. Por eso vemos como retuercen la Constitución, la Ley y lo que hiciere menester con tal de mantener su tiovivo en marcha. Lo que sea. Así de simple.

El eje del tiovivo es el voto –lo único que queda de democracia- que decide la facción de la PPSOE que va a gobernar. Ahí es donde entran los creyentes, porque la PPSOE ha sabido crear una religión dual apelando a las viejas banderas que permite que hagan lo que hagan –por ejemplo, la ley sueltavioladores, los indultos a los golpistas, la derogación de la sedición o la rebaja de la malversación- no pase nada y ese ‘voto creyente’ siga depositándose en sus respectivas casillas. El nuevo franquismo avanza ante la mirada indolente de un Pueblo cada vez más ignorante y adoctrinado que sigue votando a quienes le conducirán a su ruina, lo mismo que los judíos cuando subían a los trenes del holocausto. Por eso, sostengo que el otro gran problema de España, aparte de la PPSOE, es que tiene demasiados creyentes en la PPSOE. Será prácticamente imposible cambiar nada hasta que esos creyentes desaparezcan y eso tampoco será fácil porque llevan 40 años engañándonos y les siguen votando mayoritariamente. ¡Joder, qué tropa!  

Fdo: Mario González Casado. Abogado. Mautiko Abogados.

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