La Guardia Civil detectó este fraude hace años, que hoy sigue perpetuado.

El procedimiento es el siguiente: alguien llama en nombre de la revista de la Guardia Civil con afirmaciones que dan lugar a equívocos, dando a entender que hablan en nombre de la publicación oficial.

Las personas a las que telefonean son, por lo general, pequeños empresarios a los que se les pide dinero, bien para comprar un espacio publicitario, bien para destinarlo a supuestos fines benéficos.