Virgen de la Soledad
En la procesión del Silencio la Virgen de la Soledad lució nuevo manto
Un Viernes Santo para celebrar con devoción
El Vía Crucis de las Tres Caídas de Jesús con la Cruz da paso a la procesión del Silencio
La noche del Jueves Santo se ha llenado de nuevo de sentimiento devocional con la cofradía de la Virgen de la Soledad y su procesión desde su ermita en la Alameda de Cervantes hasta la concatedral, atravesando en silencio la ciudad.
A las once y media de la noche, desde la pequeña ermita, ha comenzado la procesión del Silencio, a los sones de los toques de tambor y corneta de la banda de la cofradía. La devoción de la ciudad de Soria a estas imágenes, desde tiempo inmemorial, hace que la procesión revista una solemnidad especial en el silencio de la noche. Si bien es la cofradía de la ciudad que cuenta con mayor número de hermanos, toda la ciudad acompaña a la Virgen de la Soledad esa noche. Conforme avanza la procesión por las calles del centro, los vecinos devotos han caminado detrás de la Virgen hasta que la procesión ha concluido, en la madrugada, en la concatedral de San Pedro Apóstol con un Solemne Via Crucis en su interior.
Esta noche, durante el paso de la cofradía de la Soledad por delante de nuestro Casino Amistad Numancia se ha abierto el balcón del primer piso para recitar una poesía a la Virgen de la Soledad y al Cristo del Humilladero. En esta ocasión, tras recuperar hace dos años esta bonita tradición del añorado Frutos Barral , el recitador ha sido Fernando García Terrel, presidente de la Casa de Soria en Zaragoza.
El paso titular de la cofradía es el de la Virgen que, a su vez, es la patrona de la ciudad de Soria por ser la Madre de Dios y la única imagen de ella que participa en la Semana Santa. La Virgen de la Soledad (siglo XVI) es una imagen de vestir que luce un manto negro bordado en oro por las M.M. Clarisas y delantal de raso blanco; reflejando en su cara el dolor de una madre ante la muerte de su hijo con la mirada perdida.
La ermita, patrocinada en el siglo XVI por los Condes de Gómara, se hallaba tradicionalmente vinculada a la antigua Cofradía de la Vera Cruz de Soria. Queda constancia de ello en el escudo pétreo que culmina el dintel de la puerta de la ermita. Las imágenes del Cristo del Humilladero (Juan de Juni o su escuela, siglo XVI) y de la Virgen de la Soledad (siglo XVI) salían en procesión con la Vera Cruz. Desaparecida la cofradía, no se encomendó su alumbramiento a gremio alguno; siendo esta función ejercida por los vecinos devotos según encomendó el Corregidor de turno de la ciudad.
Con la erección canónica de la cofradía del Santo Entierro de Cristo en 1887, ésta se encargaba de realizar la procesión del Viernes Santo en la que participaban todos los pasos existentes en la ciudad; si bien, en la noche del Jueves Santo, se mantuvo el desfile procesional de la Virgen de la Soledad. Fue en el año de 1951 cuando la Virgen de la Soledad tuvo cofradía propia, que es la encargada de sacar en procesión ambos pasos la noche del Jueves Santo al Viernes Santo; así como en la Procesión General del Santo Entierro de Cristo.
El Vía Crucis de las Tres Caídas de Jesús con la Cruz da paso a la procesión del Silencio