TRIBUNA / Adoquinando y "bicicleando", que es gerundio
Daniel Rodrigalvarez incide en este artículo de opinión en las obras de adoquinado en el centro de la ciudad, financiadas con fondos europeos y que, a su juicio, no responde a las necesidades de los vecinos.
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TRIBUNA / Adoquinando y "bicicleando", que es gerundio
Nuestro querido Ayuntamiento, con su alcalde a la cabeza, continua gastando, que no invirtiendo de forma eficaz, los más de 3 millones de euros con que ha sido agraciada nuestra ciudad, en aplicación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por la Unión Europea.
Digo gastando porque las obras que se han realizado y se están realizando, como la peatonalización y el adoquinado de la plaza del Carmen, la Avenida de Navarra, la calle Alfonso VIII, la calle Linajes, la calle Sorovega y la prevista actuación sobre la calle de la Doctrina, no eran ni son básicamente necesarias. Su única justificación, según el señor alcalde, sería el no perder los fondos europeos.
Sin embargo, el citado plan de la Unión Europea permite realizar otro tipo de actuaciones más eficaces, tales como la rehabilitación de edificios o el incremento de viviendas para alquiler social o cualquier otra dedicación que realmente beneficiara directamente a los vecinos, en las cuales se podían haber invertido los fondos.
Se podía haber pensado en las personas mayores, cada vez con mayor preponderancia entre la población, o con algún problema de movilidad, para las cuales el empedrado de las calles es un verdadero martirio para su desplazamiento.
Respecto de la cacareada peatonalización del centro de la ciudad, que tratan de justificar por la reducción de las emisiones de los vehículos a motor, si de verdad en Soria se quiere reducir las emisiones de estos vehículos, nada más fácil ni eficaz que haber abierto un túnel subterráneo entre la calle Alfonso VIII y la calle del Ferial, para establecer la comunicación Norte-Sur, en lugar de obligar a los vehículos a circunvalar la ciudad, realizando mayores recorridos y consumo de combustible, con lo que se están vertiendo muchas más emisiones a la atmósfera que las que puedan reducirse con las medidas que se están tomando.
Parece ser que el que esté cerrada la comunicación Norte-Sur de la ciudad, incomprensible para cualquier urbanista, fue una decisión personal del señor Alcalde, una cacicada se decía antes, poco adecuada en un alcalde socialista que dice velar por la comodidad de sus vecinos.
Tampoco hubiera estado mal haber dedicado parte de los fondos europeos a la recuperación del Paseo del Espolón, un espacio antes de agradable estancia y paseo, convertido ahora en una especie de sucursal de la selva.
Se podían haber eliminado las gigantescas estructuras metálicas montadas en su día y toda la parafernalia de árboles y plantas, actualmente secas y abandonadas, de juegos de niños deteriorados y de pretendidos adornos cubiertos de césped, ahora seco cuando no desaparecido, que para nada sirven teniendo el parque de la Dehesa al lado y que solo se utiliza como lugar de tránsito para acceder al centro de la ciudad y no para lo que suelen dedicarse los paseos, para el disfrute de los ciudadanos y ser un lugar pacífico de encuentro.
Si se quería peatonalizar las calles del centro de la ciudad, se podría haber conseguido simplemente con la ampliación de las aceras, dejando la vía para vehículos como estaba y no con la obsesión de adoquinar todo, cosa que poco influye en la reducción del tráfico, como puede constatarse, quizás se quieran eliminar plazas de aparcamiento disuadiendo en parte dicho tráfico, pero se incrementaría el tiempo y recorrido de los que deseen aparcar, por lo que lo que no se va en lágrimas se va en suspiros. Le viene muy bien, claro está, al aparcamiento de la plaza Mariano Granados-Paseo del Espolón, que quizás sea el objetivo velado de querer implantar una zona de bajas emisiones cuando no se precisa.
Soria, por su tamaño, no está obligada a implantar zonas de bajas emisiones (ZBE) y si además tiene escasa industrialización y una altitud elevada, es una ciudad ambientalmente saludable en comparación con otras ciudades españolas y las medidas que el Ayuntamiento ha tomado y está tomando para reducir las emisiones a la atmósfera de los vehículos a motor son meramente testimoniales, aunque hayan servido para conseguir los citados fondos europeos que, vuelvo a decir, se podían haber invertido de forma más eficaz. No se está consiguiendo pacificar, como eufemísticamente señala la propaganda del Ayuntamiento, sino perjudicar al sufrido ciudadano motorizado, que, se quiera o no, en estos tiempos el vehículo es imprescindible para el trabajo diario y desplazamientos, especialmente de las personas mayores.
Pero la obsesión fóbica de nuestro Ayuntamiento con los vehículos a motor no solo se centra en lo anteriormente señalado, tratando de evitar el aparcamiento de coches en zonas céntricas de la ciudad, sino que están previstas otras actuaciones como informó el pasado día 15 de septiembre el concejal y teniente de alcalde del Ayuntamiento sobre la licitación del proyecto de ampliación de la Red de Carril Bici de la ciudad y aparcamientos para bicicletas y VMP, por un importe de 1,8 millones de euros, con cargo a los citados fondos europeos.
Se van a instalar más de 2.200 metros de carril bici, afectando a varias calles tales como las de Santo Tomé, Tejera, San Benito, Avenida de Valladolid y otras más, con lo que van a desaparecer las actuales plazas de aparcamiento de dichas calles, perjudicando, que no pacificando, más bien irritando, de nuevo a los vecinos, en este caso a los de dichas calles en las que suelen aparcar sus vehículos, ya que los edificios son de construcción antigua y no disponen de aparcamientos comunitarios.
Realmente no se entiende el empecinamiento del Ayuntamiento en la instalación de los nuevos carril bici, dada la experiencia de los actualmente existentes. Vivo al lado de la Avenida de Mariano Vicen, en donde desde hace años existe un carril bici que, créanme, en todo el tiempo que está en funcionamiento la utilidad ha sido ínfima y casi exclusivamente para recreo y no como alternativa a los vehículos a motor.
En Soria, como en muchas ciudades españolas, no hay tradición ciclista, no somos holandeses, y si se utiliza es para disfrute y recreo, básicamente los fines de semana, y no como sustitución del coche o la motocicleta en los desplazamientos diarios por trabajo o gestión de asuntos. La verdad es que no he visto nunca a ningún trabajador o persona ya entrada en años utilizar el carril bici.
No tiene ningún sentido ni utilidad la instalación de más de 2 kilómetros de carril bici, sino que más bien va a comportar incomodidad y perjuicio para la ciudadanía por mucho que se quiera aducir que la finalidad de dicha instalación sea impulsar la movilidad sostenible, mejorar la seguridad vial, entiendo que será lo contrario si circularan bicicletas y la calidad de vida de los vecinos, supongo que los vecinos que tengan dificultades de aparcar sus vehículos no verán que mejora su calidad de vida.
Tampoco tiene justificación la de no perder los fondos europeos, pues podrían haberse destinado a otras aplicaciones o actuaciones que reportaran más beneficio y utilidad a la ciudadanía
Lo que es verdaderamente curioso son los objetivos y la finalidad de las obras que se están haciendo y que figuran en los carteles informativos en cada zona.
En concreto me refiero al que está situado en la confluencia de la Avenida de Navarra y la calle de Alfonso VIII, donde indica la descripción y objetivo de las obras, que es: “Transición ecológica e igualdad de género”.
La referencia al tema ecológico más o menos lo puedo entender y lo de la igualdad de género, al ver por primera vez el cartel, ingenuo de mí, pensé, porque no encontraba otra justificación, que se refería a que en las obras habría igualdad de trabajadores del género masculino y del femenino. Como he comprobado que todos los operarios son hombres, agradecería que el Ayuntamiento nos explicara en que mejora la igualdad de género las obras que se están realizando.
Fdo: Daniel Rodrigalvarez