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TRIBUNA / El agua dulce

Angel Coronado incide en este artículo de opinión en uno de los problemas que arrastra la provincia en verano, con la multiplicación de habitantes en los pueblos: la falta de agua.

TRIBUNA / El agua dulce

Es formidable. En solo siete días la Diputación de Soria ha distribuido por numerosos pueblos de la provincia más de tres millones de litros de agua potable, de la de beber, doce millones de los de vaso a vaso, botijo a botijo como quien dice. Es formidable. Es un récord.

Pero además es que a día de hoy  no se han recibido llamadas por falta de agua, nos dice la Diputación. Ánimo. Hay campo todavía por delante para batir el récord. Con buena voluntad y con ánimo todo se consigue. Hay que entrenarse. Como en cualquier disciplina. Que se trata de batir el récord de velocidad en las cortas distancias, a preguntarle a Cacho. En las más largas, Abel Antón mejor que nadie. Todavía tenemos en la memoria el espejo retrovisor de Fermín en aquéllos segundos, cinco, cuatro tres…, controlando, como una bala, disparado, retrovisor en ristre todavía, ¡qué segundos aquéllos! Campeón. Luego las grandes zancadas de frenado, justo al revés del cohete al espacio….., cuatro, tres, dos, uno, cero, ¡ZFZASSSSS!, y el cohete/cisterna de la Diputación allá que se va, hacia Utrilla, Serón, Fuentecantos... Gracias, Antón. Gracias, Fermín, gracias Diputación.

La discreción de los grandes atletas a la hora de contarnos sus esfuerzos no tiene rival.

Con una modestia que para sí quisieran tener muchos, sobre todo presidentes de federaciones con o sin ánimo de lucro, comerciales, deportivas, entrenadores, equipo médico para solucionar todo tipo de problemas de salud o de bienestar en general (tengamos en cuenta que un simple ataque de hipo al momento de saltar o de correr, regatear, al momento de dar el segundo salto de los tres que hay que dar algunas veces en pruebas de longitud, un picor a cuatro metros de altura de los de pértiga, incluso un calambre final, cuando quieto de golpe te tienes que quedar así, quieto, brazos en cruz, sin pestañear…, la discreción de los grandes atletas no tiene rival.

El de nuestra Diputación igual. Tampoco lo tiene (tengamos en cuenta que el artículo de El Mirón de Soria (28/08/2023 de título “Más de tres millones de litros suministrados.”) en el que la propia Diputación nos explica toda la gesta, la gesta entera es algo a posteriori, a posteriori, eh, a posteriori decimos, que no es lo mismo una cosa que otra, cuando el camión-cisterna de la Diputación, ya metido en los boxes resecos de Utrilla o de cualquiera de los pueblos sedientos de nuestra geografía es atendido por todo el personal que te cambia la rueda del monoplaza en pocos segundos (Fernando Alonso, que te lo digan a ti), del camión en nuestro caso, la cisterna de la Diputación regresa a la Diputación, pero no a las oficinas de la calle Caballeros frente a la parroquia de San Nicolás, menudo románico también ese, sino a los repostaderos de agua potable para repostar y salir de inmediato hacia Serón de Nágima por ejemplo, que me parece que a los de Serón no les llega tampoco la señal para llamarles a la Diputación a lo del agua.
¿Qué señal?

La del teléfono. Es la señal, imbécil. Aunque repetimos, ni los de Serón ni los de ninguno de los pueblos sedientos de nuestra provincia tiene parangón en su modestia, lo que viene como anillo al dedo para explicar que gracias a ella no rechistan ni para solicitar ese agua que les viene como anillo al dedo para poder apagar la sed y que tan bien les viene a todos los sedientos. Lo sabemos. La propia Diputación nos lo dice. Es formidable.

Pero la logística del asunto no se acaba con todo esto. La logística moderna es fluida como ese aceitillo que siempre necesitan los mecanismos sujetos a frenética fricción, que se cuela, gracias a Dios, por todas partes. En los despachos donde se cuecen las grandes ideas que luego florecen en los pequeños gestos como ese del espejo retrovisor del camión cisterna de la Diputación llegando, por ejemplo, a La Miñosa tomando a dos ruedas la curva final frente a su reseca fuente, en los protocolos de aplicación de las enormes ideas que a veces se les ocurren a los genios de la logística moderna, se abren de pronto enormes perspectivas de batir y de volver a batir los récords obtenidos hasta el momento.

En el campo de la distribución de agua potable con camiones cisterna por toda la España Vacía, hay una mina, señores, toda una mina que diría de Litio (el acuífero es como el litiófero a todos los efectos, que la Ley de Aguas solo se fija en la mar salada, y de la dulce solo donde se fija y aun así bizqueando, como mirando para otro lado, que del acuífero y del litiófero se ocupa de otra manera, que lo del acuífero y del litiófero es cosa del mercado, imbécil, que a ver si te vas dando cuenta, idiota, que ya quiero cerrar este paréntesis, memo), hay una mina, señores, una mina que si se tratase de obtener baterías baratas para los coches eléctricos diría de litio, pero que digo dispositivos a favorecer esa básica necesidad hacia la cual parece que nuestra Diputación apunta: la de distribuir, ya mismo, más de tres millones de litros de agua potable en solo una semana. Ya me lo imagino. Lo primero hacer eso pero tan solo entre lunes, miércoles y viernes. Quien va piano va lontano. Lograda esa meta sería el momento de arrancar a por otra, la de la semana laboral entera y llegar a los cinco millones por semana si las cuentas no me fallan.

Imposible, dirían los miembros de la institución encargados de hacer la oposición al equipo de gobierno de la Diputación en activo. Imposible.

Con tesón sí, respondería el equipo de gobierno. Con tesón claro que sí (tan seguros están que todos nosotros, desde la oposición, pensamos en que alguna cosa se guarda en la manga. Tanta cisterna nos escama. Hay cosas que ni con tesón, decimos. Con buena voluntad y ánimo todo se consigue. Y conseguimos escamarnos).
Y es que tesón, buena voluntad y ánimo a nadie nos falta. Se trata de distribuir agua. Y a sacarla de donde sea. Tesón a nadie nos falta. ¿De dónde sacar el litio, manganeso, la dulce? ¿De dónde la dulce?

De donde sea, colega. El agua dulce, que no del río hecho una mierda, que no del cielo que no basta, de donde sea, colega, de donde sea. El agua dulce, que no del río ni del cielo, imbécil, idiota, memo, del acuífero que sea, lelo, de la única de Ley, de la que cotiza en bolsa. 

Fdo: Ángel Coronado
 

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