La asociación de Alcozar vuelve a denunciar "nefasta" intervención en ermita
La asociación Alcozar ha vuelto a denunciar la que considera, vistos los resultados, una nefasta intervención en la ermita de la Virgen del Vallejo dentro del Plan Soria Románica.
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El 23 de febrero del año pasado, la citada asociación envió escrito a Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León exponiendo el "lamentable" estado en el que se encontraban las ruinas del antiguo templo.
El 14 de septiembre, Patrimonio respondió "que según establece la normativa de Patrimonio Cultural de Castilla y León son los propietarios y demás titulares de derechos sobre los bienes integrantes del Patrimonio Cultural de Castilla y León, en este caso la Diócesis de Osma-Soria, los obligados a conservarlos, custodiarlos y protegerlos debidamente para asegurar su integridad y evitar su pérdida, destrucción o deterioro".
No obstante esta contestación, el Servicio Territorial de Patrimonio de Soria emitió un informe el 15 de ese mismo mes en el que confirmó lo expuesto por la asociación y concluyó que "se puede afirmar por tanto que en la actualidad los restos constructivos, tanto murarios como de la bóveda del ábside, se encuentran en una situación de riesgo inminente de derrumbe (...) La exposición a los agentes climatológicos en este estado puede ser fatal para la pervivencia de los ya escasos restos conservados de este inmueble".
Además insistía en que la titularidad del bien es del Obispado de Osma-Soria.
"Por si esto no fuera lamentable, en 2024 presentamos nueva denuncia por la inhumación de los restos de nuestros antepasados en una ladera por la que se ha hecho pasar posteriormente un camino; restos óseos humanos que procedían de las catas practicadas en la necrópolis de la ermita en el transcurso de la mencionada intervención por Soria Románica", ha denunciado.
A lo que dicho servicio respondió el pasado 11 de octubre que "los restos fueron recogidos en bolsas y lamentablemente se tardó mucho tiempo en gestionar su destino final. Dado que desde la propia Iglesia se manifestó que no era viable su inhumación en el cementerio por falta de espacio (...) se procedió a su enterramiento en una fosa que se practicó en la ladera".
Los restos procedían de la ermita, propiedad del Obispado, de donde no debían haber salido, según la asociación. Y el cementerio, que también pertenece a la Diócesis, fue capaz hasta hace relativamente escasos años de acoger las tumbas de una población de 500 habitantes.
En los libros parroquiales y con motivo de una visita pastoral en 1859, se hace constar que "en vistas de una solicitud formulada por el ayuntamiento de este pueblo y de lo informado por su párroco, y teniendo en consideración que el camposanto fue construido a sus expensas..." (AHDB, Libros de Carta Cuenta R-16/17, folio 248v).
"Consideramos como una ignominia el que se niegue un enterramiento digno en el cementerio a unos alcozareños que costearon su construcción, y que sus restos hayan acabado en una ladera, bajo un camino. ¿Se podía haber elegido peor destino?. Pero, una vez más, ¡con la Iglesia hemos topado!.", ha lamentado.