Cuando España se apaga por la crisis demográfica

España se apaga

Hasta los años setenta España tenía la tasa de fertilidad más alta de Europa mientras que en la actualidad ocupa uno de los últimos lugares del mundo: se trata de un verdadero cataclismo demográfico producido en estos últimos cuarenta años. Según Alejandro Macarrón Larumbe, autor de “El suicidio demográfico de España” y director de la Fundación “Renacimiento demográfico”, esta situación no tiene precedentes desde los años de la guerra civil. España se está apagando. En el período 2013-2024 se estima que nuestro país perderá más de dos millones y medio de habitantes (6% de la población). Los nacimientos se reducirán un 25% y pasarán de 456.000 en 2013 a 340.000 en 2023. Nadie se atreve a predecir los efectos de esta pérdida para la sociedad y los demógrafos están divididos a la hora de evaluar las causas.

Hay quien, como el demógrafo de la Autónoma de Barcelona, Alberto Esteve, niega incluso que haya un problema: “No hay crisis demográfica, sino social y económica”, dice. Por el contrario, Eduardo Hertfelder, presidente del Instituto de política familiar, centra el diagnóstico en las políticas antinatalistas. El aborto es hoy la primera causa de muerte en España. En 1998 se perpetraron 54.000 abortos, diez años después fueron 118.000, un aumento del cien por cien. Un embarazo sobre cinco termina en aborto, hay un aborto cada cinco minutos, 298 al día. Según Hertfelder, España se está convirtiendo en una sociedad caduca.

Macarrón Larumbe indica, además, otras causas: “La inestabilidad familiar, los valores sociales por los que tener hijos no es algo prioritario, la disponibilidad de sistemas anticonceptivos y la crisis religiosa. Es la muerte demográfica a la que estamos condenados desde que decidimos ignorar el más fundamental de los instintos de supervivencia: tener hijos”.

España perderá cinco millones de habitantes en los próximos cincuenta años, se puede leer en el periódico The Times que, recientemente, ha dedicado a la “muerte de España” un extenso dossier. El nuestro es el país de los “pueblos fantasma”, 2.500 en total, núcleos rurales abandonados o con poquísimos habitantes. Escribe Macarrón Larumbe que en 21 provincias hay más defunciones que nacimientos y sin la aportación de la inmigración el número de provincias moribundas ascendería a 40.

El secreto de la estabilidad de una pirámide demográfica es una amplia base y una punta estrecha. Pero en 2064 el 21% de la población española tendrá más de ochenta años. España camina a gran velocidad hacia una pirámide invertida. Macarrón Larumbe dice que, lamentablemente, es un tema tabú: “En ningún discurso inaugural de presidente alguno, ni siquiera del rey, se habla nunca de esta crisis de nacimientos”. Nuestro país tiene delante de sí dos caminos: o un invierno demográfico, como dicen los optimistas, o un suicidio demográfico, como sostienen los realistas.

El editorialista americano David Goldman sostiene que la crisis demográfica en nuestro país es más profunda y la relaciona con la salida de España de la historia. “La campana sonaba a muerto para España mucho antes de los atentados terroristas en Madrid de 2004. Antes de 2050 España perderá la mitad de su población. Ningún país en el mundo está más determinado a desaparecer que España”. Se trata del gran logro de la clase política de nuestro país, de derechas y de izquierdas: el desprecio por la vida que desembocará en la aniquilación.

Gabriel-Ángel Rodríguez Millán. Vicario General de Osma-Soria