El cardo rojo de Ágreda, un manjar para su mesa
Con las navidades llega el cardo rojo de Ágreda a la mesa, un producto exclusivo y saludable que requiere la dedicación y esfuerzo de los hortelanos para levantar una pirámide de tierra para protegerle de las heladas del Moncayo. Todo ello se traduce en un manjar que puede estar en su mesa.
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Los cardos empiezan a ser consumidos en noviembre, pero el punto álgido de su consumo son las Navidades, especialmente Nochebuena, momento en el que el cardo rojo de Ágreda supone uno de los manjares típicos e insustituibles.
En la última campaña, los productores de cardo rojo de la Villa de las Tres Culturas consiguieron poner en el mercado 20.000 unidades de esta hortaliza que se puede consumir en crudo, pero en este nueva campaña navideña, con la pandemia de por medio, será más complicado llegar a esta cifra.
El alcalde de Ágreda, Jesús Manuel Alonso, ha calificado al cardo rojo como un "producto estrella", con un sabor y una textura especiales, que tiene muchas posibilidades para convertirse en un motor de desarrollo económico en la localidad.
"Lo que tenemos que hacer es creer en él y potenciarlo. Y para ello hay que crear cultura de cardo rojo de Ágreda. Hace unos años sólo era conocido en Ágreda y su entorno y ahora ya se habla de él en muchos sitios, a pesar de simulaciones de gente avispada en territorios próximos", ha apuntado.
Alonso ha reconocido que la principal dificultad que frena su comercialización es su transformación, porque las pruebas que se han realizado hasta la fecha no han conseguido trasladar al consumidor el producto con la textura y el sabor que tiene cuando se toma fresco.
"Mientras no consigamos el reto de la transformación será difícil incrementar la producción", ha planteado.
El cardo es una planta herbácea perenne, aunque se cultiva como anual. Puede alcanzar los dos metros de altura, con un tallo muy grande, erguido, y densamente cubierto de hojas espinosas y lanceoladas. Los pecíolos o pencas son gruesos y carnosos, y se prolongan a lo largo de la lámina en una nervadura central muy desarrollada.
Uno de los productores de cardo rojo de Ágreda, José María Ortolá, se encuentra estos días en plena faena para destapar la hortaliza, con azada en mano, y distribuirla entre los pedidos que tiene.
“Hay mucha tradición de consumir cardo rojo en Ágreda y su zona de influencia. Siempre ha subido gente a por cardo rojo aunque esté año está más complicado con el confinamiento perimetral entre comunidades”, ha reconocido.
El proceso comienza en torno a la Cruz de Mayo, cuando se siembra. Sulfateo y riego van alimentando al cardo en su crecimiento hasta que en octubre, cuando ya miden entre metro y medio y dos metros, los agricultores proceden a taparlo con pirámides de tierra.
Gracias a esta cubrición, la tierra, según Ortolá, le aporta el color y el sabor que hacen al Cardo Rojo de Ágreda único en su especie, ya que gracias a ello puede ser consumido en ensalada.
Durante los aproximadamente sesenta días que la planta del cardo rojo está protegida por la tierra, la hortaliza adquiere su característico color rosáceo y reduce significativamente su amargor, además de ganar en ternura, lo que la permite ser la única variedad de cardo que puede ser consumida en crudo, sin ser cocinada.
La hortaliza es muy sana. Según los estudios realizados por la Fundación Científica Caja Rural (FCCR), el cardo contine un 94 por ciento de agua, fibra, pocos hidratos de carbono y proteínas y escasas calorías, por lo que es ideal para dietas de adelgazamiento.
Ortolá aconseja sobre todo degustar el cardo rojo de Ágreda en ensalada. Hay, -apunta- tutoriales editados por el Ayuntamiento sobre cómo prepararla, así como limpiarla, una tarea que requiere paciencia.
