La Barrosa toma las calles de Abejar
Miguel Arroyo y Darío Ruiz se estrenan como barroseros
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La Barrosa, un viejo ritual de origen incierto protagonizado por dos mozos ataviados de manera singular y portando un armazón que emula a un toro, ha tomado hoy las calles de Abejar en pleno martes de Carnaval para escenificar el ciclo sagrado de la vida.
La simbología de este ritual se debate entre el rito iniciático y la ancestral relación del hombre y el animal.
Este año se han estrenado como barroseros, los auténticos protagonistas de la fiesta, los jóvenes Miguel Arroyo y Darío Ruiz.
Miguel y Darío se han turnado durante la mañana y la tarde para transportar la barrosa, un armazón de madera decorado con telas y con una cara de toro pintada en un extremo, coronada por cuernos reales.
Los barroseros visten camisa y calzón blanco con faja y corbata rojas, y van tocados con sombrero negro de ala ancha cuya copa rodea un lazo, también rojo, completando su atuendo con botas y polainas negra.
Barrosa y barroseros han recorrido esta población con cuatrocientos vecinos, casa por casa, recogiendo donativos de los vecinos que servirán por la noche para la comunal pitanza de todo el pueblo.
Muerte y resurrección
Tras la puesta de sol, los barroseros se dirigirán al salón del Ayuntamiento donde se cita todo el vecindario en un ambiente festivo y carnavalesco. La Barrosa da entonces tres vueltas al recinto antes de caer abatida por varios cazadores que simulan sus disparos con salvas al aire. Los cuerpos inertes de Barrosa y barroseros son trasladados sobre tableros por jóvenes de la localidad a un pequeño recinto anexo y sus cuerpos son regados generosamente con vino, empapando a los concelebrantes que se encuentran debajo.
Pasado un momento, los difuntos reaparecerán resucitados ante la comunidad que celebrará con júbilo el milagro y que dará buena cuenta de la viandas, antes de la llegada de la Cuaresma.