San Andrés de Soria da vida a Belén
San Andrés de Soria ha celebrado esta tarde la séptima edición de su Belén viviente, en el que voluntarios han recreado escenas del nacimiento de Jesús.
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San Andrés de Soria celebra su Belén Viviente
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Alrededor de setenta voluntarios han escenificado a las puertas del Museo Etnográfico de San Andrés de Soria diferentes oficios y personajes de Belén.
Lavanderas, castañeras, carpinteros, panaderos y pastores han dado ambientado la llegada de Jesús y Maria al portal, donde han recibido las ofrendas de todos y, en especial, de los Reyes Magos de Oriente.
Los asistentes al Belén viviente han compartido al final un chocolate y han disfrutado de la música tradicional de Fanegas y Celemines.
Las primeras representaciones belenísticas hay que buscarlas en las catacumbas de época romana. Y más concretamente en un fresco de principios del siglo II hallado en la conocida como Capella Greca (capilla griega), en las catacumbas de Priscila en la Vía Salaria de Roma.
Sería dos siglos más tarde, en el año 320, cuando se adoptó oficialmente el 25 de diciembre como la fecha oficial del nacimiento de Cristo, justo el mismo día en que los romanos celebraban la festividad del Sol Invictus para conmemorar el solsticio de invierno.
Entre los años 432 y 440, el papa Sixto III trasladó a Roma, desde Tierra Santa, algunos los fragmentos de la "santa cuna", y los dispuso en una pequeña capilla habilitada a tal efecto en la iglesia de Santa Maria ad Preasepe (Santa María en el Pesebre. Allí, el papa empezó a celebrar representaciones que recreaban el nacimiento de Cristo.
Pero sería a partir del siglo VIII cuando el nacimiento y la resurrección de Jesús empezaron a ser representados en escenas costumbristas que tenían lugar en las plazas públicas de la ciudad.
Dichas representaciones teatrales populares poco a poco fueron incorporando más y más personajes.
En 1233, Francisco de Asís llegó, junto con su hermano León, a la población de Greccio, en la región italiana del Lazio.
Para intentar evangelizar a la población de la región, mayoritariamente analfabeta, Francisco pidió una dispensa al papa Honorio III para crear el primer belén en una cueva muy cerca de la ermita de la localidad.
El futuro santo convocó a los habitantes del pueblo al toque de la campana de la iglesia. La leyenda cuenta que a la hora en que la tradición fijaba el nacimiento de Jesús, el muñeco cobró vida y empezó a llorar. Otras leyendas, sin embargo, afirman que en lugar de llorar el muñeco sonrió y extendió sus brazos hacia el santo.