Espejo de Tera participa en proyecto "Arrendajo"
Espejo de Tera participará el próximo 21 de diciembr en el “Proyecto Arrendajo”.
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El proyecto Arrendajo surge de la inquietud de un grupo de personas amantes de la naturaleza y preocupadas por el progresivo estado de degradación y abandono que sufren los suelos y bosques de nuestro país y su progresivo estado de desertización.
El proyecto Arrendajo es una invitación a participar en un proyecto abierto, transversal , sin una organización central, siendo una idea-iniciativa que trata de movilizar e invitar a la acción a la gente consciente y corriente de nuestro país.
La jornada consta de varias fases: la primera fase ya ha sido realizada por los niños de Espejo que consistió en recoger y seleccionar bellotas para su posterior reforestación; y la segunda fase se realizará el 21 de diciembre dentro de la jornada de Navidad mediante siembra directa en el suelo.
El proyecto Arrendajo surge del amor a los árboles de una grupo de amigos desolados ante el panorama predesértico de nuestra Iberia. Al tener como elemento motor el amor es constructivo y creador, fecundante y productor de vida.
Es popular, horizontal y autoconstruido. No tiene centro ni dirección. Cualquier puede hacer o decir o editar un texto o un video en él o para él. Y cualquiera puede aceptar o rechazar lo que se diga por otro u otros, o mitad y mitad. Su sustento es la libertad de conciencia y la libertad de expresión. Y sobre todo de acción porque, si los arrendajos no piden permiso para esconder sus bellotas en tierra, suponemos que tampoco habrá problemas para miles de personas tomen cartas en este asunto y actúen como diseminadores de bellotas, como arrendajos.
"Quienes lo hemos lanzado somos sólo iniciadores. No directores. Hay quienes saben mucho más que nosotros y tiene bastante más experiencia, por tanto, a ellos les corresponde aportar. Otros se limitarán a recolectar y sembrar, solos o en grupo. Así lo hacen los arrendajos", han señalado.
Se trata, como hemos dicho, de recolectar y diseminar 1.000.000 de kilos de bellotas de los cinco quercus de la Península Ibérica (robles, quejigos, encinas, alcornoques y coscojas), logrando que 100.000 personas acopien cada una 10 kilos y luego los siembre en lugares deforestados, igual que hace el arrendajo, nuestro idolatrado pájaro forestador.
Este año no se conseguirá, probablemente, esa meta, pero el que viene, sí, o el otro, o el otro, o… Somos combativos, somos fuertes, somos voluntariosos, y lo lograremos.
Las fechas de maduración de las bellotas, cogida y siembra se sitúan entre finales de octubre y principios de marzo. Cuatro meses o un poco más. Pero varían tales fechas según los territorios, la altitud, etc.
La clave es la acción individual, y conviene actuar sin esperar a otros ni a que se forme un grupo, ni a que nadie diga “¡adelante!”. Se trata de que cada persona, imbuida de amor puro y desinteresado por la naturaleza y por sus semejantes, destine su tiempo a: 1) informarse de todo el procedimiento y el proceso, 2) planear lo que va a hacer, 3) recoger bellotas y hojas de adelfa, 4) empuñar una azada o un palo, una mochila o saco de tela con las bellotas, una bolsa de papel con la adelfa triturada y lanzarse a hacer hoyos y a poner dos o tres bellotas (tres en suelos muy degradados y con escasas precipitaciones, dos en donde las condiciones edafoclimáticas sean más benignas) en cada uno, durante semanas. En su barrio, en su pueblo, en el de al lado, donde mejor le parezca.
Nuestro criterio es pasar, acabada la campaña de los quercus, a otros árboles. Por ejemplo, las sabinas, los castaños, los tejos, las hayas. O, mejor aún, los abedules. O bien los tilos. Sin ignorar un árbol que suele acompañar a las encinas, el madroño, de frutos deliciosos. Tenemos que llegar a ser un movimiento de gentes enamoradas de los árboles y los bosques que realizan su amor sirviéndolos esforzadamente, y que expande su estado de ánimo y sus quehaceres por todo el cuerpo social.