De una Constitución valiente a las necesarias reformas
Las primeras autoridades del estado han conmemorado en Cádiz el bicentenario de la Constitución de 1812 -conocida popularmente como “la Pepa”- y han coincidido en la trascendencia que tuvo para el futuro de España y de los españoles.
Mientras S.M. El Rey de España aseguraba que en la Constitución de 1812 se puede encontrar la referencia y la inspiración necesarias para afrontar las serias dificultades por las que atraviesa el país en estos momentos, el presidente del Gobierno subrayaba que en tiempos de crisis, no hay que tener miedo a hacer reformas y que hoy, como hace dos siglos, el cambio es la reforma, aunque todo apunta a que ésta no vendrá a través de la modificación de artículos de la Carta Magna de 1978 sino por las medidas que pretende seguir aplicando el Gobierno. No estaría de más, sin prisa pero sin pausa, trabajar con el principal partido de la oposición -y luego ampliar el consenso- para adaptar el texto a la España del siglo XXI y recoger inquietudes y reivindicaciones de los ciudadanos, que entienden mayoritariamente que hay cuestiones que se pueden mejorar, como una reforma electoral encaminada a conseguir una democracia más representativa y de proporcionalidad real -y con mayor participación ciudadana; hoy limitada a las convocatorias electorales- o luchar de forma más efectiva contra la corrupción mediante normas orientadas a una total transparencia política o la separación efectiva de los poderes públicos y la creación de mecanismos de control ciudadano para la exigencia efectiva de responsabilidad política.