De cuando la política se convierte en simple cantinela
Que la clase política se haya convertido en un problema para una parte importante de la sociedad española -y soriana- no debe ser sólo motivo de preocupación para todos y para los propios representantes políticos sino que tiene que servir para transformar la propia forma de hacer política.
De nada sirve quedarse en las lamentaciones y las autoflagelaciones; resulta imprescindible que los políticos den un paso adelante para cambiar comportamientos a los que nos han acostumbrado y que no se corresponden con los tiempos que nos ha tocado vivir. No deben -poder, sí que pueden, como nos demuestran cada día- reproducir los roles en sus deseadas tareas de gobierno y de oposición que nos han llevado hasta este escenario de crisis económica, como si no tuvieran nada que ver con su gestación y desarrollo. No es de recibo que en Soria -sin ir más lejos- sigan buscando culpables de los recortes, cuando han sido sus políticas las que nos han llevado a una dura encrucijada. Todos rechazamos los recortes en el Estado del Bienestar, pero además de criticarlos, conviene dar alternativas de las partidas que suprimirían para hacer frente a la deuda que nos asfixia si se quiere tener un mínimo de credibilidad ante los ciudadanos. Nadie desea el cierre del pabellón de la Juventud en una Soria que presume de ser una ciudad del deporte, ni nadie se alegra de la cancelación de la segunda fase de las obras del hospital Santa Bárbara, por poner unos ejemplos, pero conviene que nos digan cuál es la alternativa, en lugar de repetirnos la cantinela política de todos los días.