El gobierno de España se está acostumbrando, peligrosamente, a desinflar sus propios compromisos.
El último episodio es el Centro Tecnológico de los Alimentos, al que el Instituto de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria parece querer condenar a un miniproyecto, lejos del compromiso de convertir a este centro en referente nacional e internacional. Pero si es grave esta tendencia, lo es más que el Gobierno de España se empeñe en engañar a propios y extraños con escenificaciones más propias del teatro que de la vida política. Porque fue el propio INIA, en periodo electoral, el que se mostró partidario de estudiar todas las propuestas presentadas por los sorianos y les animó, en una especie de concurso de ideas, a que las alimentarán con fundamentos y con curriculum. En esta carrera, la propuesta presentada por el doctor Ruiz Liso para dedicar el centro a nutrigenómica y alimentación había sido la única que había trabajado durante estos últimos meses para hacer los deberes y permitir que Soria tuviera su protagonismo como referente nacional e internacional en un centro que lleva ocho años sin destino cierto. Si finalmente el INIA se decanta por reducir la función del Centro de los Alimentos al estudio de los productos y alimentos autóctonos, en especial enfocado a los productos chacineros, con una dotación de personal de cuatro a seis profesionales, hemos andado un camino que nos podíamos haber ahorrado, porque éste era desde el principio el objetivo inicial del Gobierno de España. Si no hay marcha atrás, por lo menos alguien nos debe una disculpa por esta pantomina.