Cuando las decisiones se toman a medias
La decisión revela claramente que ha pensado más en el interés partidista que en el de España, al condenarse a cumplir un papel de interinidad como presidente del Gobierno cuando lo que necesita el país es recuperar a marchas forzadas credibilidad y abrir la puerta a nuevos liderazgos y programas para afrontar la crisis económica. Ha sido su obcecación en negar ésta, cuando casi cinco millones de españoles -y más de cinco mil sorianos- la estaban sufriendo en sus carnes, el principio de su final. Lo demás ha llegado por la traición a sus principios más profundos. Nos deja a todos más pobres y con más frustraciones que realidades también en Soria, donde el PAES que aprobó se ha diluido como un azucarillo en el agua. Pidió el presidente del Gobierno, en la inauguración de la nueva fábrica de Puertas Norma, cinco años de paciencia a los sorianos para ver la transformación de la provincia, pero el tiempo se ha agotado y Soria sigue, para desgracia de todos, en el vagón de cola de las realidades. Hacer economías con la provincia menos desarrollada de España refleja el fracaso de un Gobierno y de un partido que ha defraudado a buena parte de sus ciudadanos. Urge mirar al futuro, pero cambiando ya liderazgos y renovando compromisos.
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