Cuando la clase y el discurso político se devalúan
QUE LOS POLÍTICOS, TAL Y COMO vaticinaba el ministro de Economía Miguel
Boyer, acaben siendo analfabetos en un futuro está por ver Pero la realidad es que, a medida que pasa el tiempo, la clase política española, y la soriana en particular, se devalúa mientras los ciudadanos se alejan cada día más de la cosa pública, cansada de tantas promesas huecas y de recriminaciones mutuas con el partido opositor, un circulo vicioso que se retroalimenta ante la falta de medidas que ahonden en el sistema electoral de la democracia, hoy basado en partidos políticos que priman la fidelidad a la valía profesional. En la provincia, la reprogramación anunciada sobre las infraestructuras ha vuelto a poner de manifiesto la devaluación que sufren los discursos políticos de los representantes públicos, que son capaces de decir una cosa y la contraria y convertir sus discursos políticos en pura estafa electoral. Es urgente emprender reformas profundas en el sistema electoral español para que los ciudadanos recobren mayor protagonismo en la elección de sus representantes, hoy elegidos directa o indirectamente por los partidos políticos. Es difícil que haya políticos de baja calidad en una sociedad de ciudadanos exigentes. Y para ello, es vital darles mayor protagonismo en la elección de sus representantes, con listas abiertas que comprometan más al político con sus electores que con sus partidos. Escribía hace un tiempo con humor Jardiel Poncela que el que no se atreve a ser inteligente, se hace político. De seguir así las cosas, quien sabe si la ironía dejará pronto de serlo.