A-15, un reconocimiento en su justa media
Asistíamos hace unas fechas a la apertura al tráfico del primer tramo de la autovía de Navarra (A-15) en la provincia, una infraestructura que, cuando esté terminada, mejorará de forma sustancial las comunicaciones con la capital de España y el norte peninsular y, no menos importante, la seguridad del tráfico.
La apertura debe ser motivo de satisfacción para todos los que han empujado para que esta infraestructura sea una realidad pero también debe servir de reflexión sobre lo que cuesta mover los papeles en la tramitación administrativa cuando hablamos de la provincia más despoblada de la península. Queda mucho por hacer -la autovía de Navarra entre Medinaceli y Tudela de Ebro cuenta con 164 kilómetros de recorrido- pero lo que no cabe duda es que la infraestructura ya no tiene vuelta de hoja y lo que necesita -porque así lo requieren todos los colectivos y el propio sentido común- es acelerar los plazos, para lo que será fundamental que las adjudicaciones de obras no salgan a licitación con más de tres años de plazo. Soria, y sus ciudadanos, se merecen -por encima de palabras grandilocuentes- que de una vez por todas se ponga fecha a la finalización de este trazado, con historia e historias que dicen en ocasiones muy poco de nuestros representantes. Fue en 1989 cuando se presentó este corredor como autopista y se aseguró que estaría en servicio en 1995. Llevamos, por tanto, muchos años de retraso en su ejecución y todavía quedan unos cuantos para que la sociedad soriana se pueda dar verdaderamente por satisfecha.