TRIBUNA / Libertad de bolsillo
Mario González advierte en este artículo de opinión de los peligros que encierra suprimir el dinero en metálico, una posibilidad que ya ha apuntado la presidenta del BCE, Christine Lagarde, y que supondría un ataque directo a la privacidad de los ciudadanos.
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TRIBUNA / Libertad de bolsillo
Si no crees en la libertad individual esta tribuna no es para ti. Aprovecha el tiempo con otra cosa. Si crees en la libertad individual -¿acaso hay otra?- convendrás conmigo en que paulatinamente el gobierno va restringiéndola sibilinamente sin que nos demos cuenta.
Uno de los fundamentos de esa libertad individual reside en la capacidad para operar con dinero en metálico y por eso las acciones gubernamentales van en sentido contrario.
Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha señalado al ‘anonimato que supone el uso de dinero en efectivo’ marcando el camino para nuevas acciones contra el ‘dinero de bolsillo’ que constituye una de las últimas garantías de nuestra libertad individual, de nuestra privacidad y, en el fondo, de nuestra seguridad –derechos fundamentales en nuestra Constitución- frente al afán controlador del Estado.
Estas declaraciones se enmarcan dentro del proyecto para implantar, durante esta década, el ‘Euro Digital’ junto con un ‘Monedero Electrónico’, una suerte de criptomoneda bajo el amparo del BCE.
Nos lo van a inocular poco a poco porque saben que la implantación a golpe de decreto -que preferirían- resulta imposible por la brecha digital y porque dejaría fuera de juego a muchas poblaciones y sectores económicos.
Afortunadamente, Alemania está en contra de la desaparición de la moneda física porque sabe, por experiencia histórica, que eso es básicamente una herramienta de control de las personas.
Ese absoluto digital que persigue ahora el BCE supondría -amén de darle rienda suelta a los políticos para poder tomar atajos monetario-digitales cuando les conviniera- que los ciudadanos ya no tuviesen, por ejemplo, que declarar sus impuestos porque el Estado ya lo sabría todo sobre ellos –todo, todo y todo- y podría liquidarles directamente (es otro nivel: no es que te metan mano en el bolsillo, sino que tú bolsillo estaría en su mano).
La eliminación del dinero en metálico supondría la desaparición del mundo tal y como lo conocemos e impediría que las personas pudiesen tomar decisiones al margen de los poderes públicos, metiéndonos de hoz y coz en las sociedades distópicas descritas en series como ‘El Cuento de la Criada’ o en las novelas de Orwell (‘1984’ y ‘Rebelión en la Granja’). Y todo porque a pesar de las justificaciones de Lagarde (“… aunque la privacidad siempre es un valor a preservar, el anonimato que proporciona un uso excesivo del efectivo es un obstáculo para la puesta en marcha de las políticas públicas, podría provocar problemas de seguridad, perjudicar la lucha contra el robo, la lacra del narcotráfico, así como la persecución del terrorismo a escala internacional”), lo que en el fondo se persigue es un control total de la sociedad en la que el dinero en metálico representa la libertad frente a la monitorización de las personas, de sus gustos, actividades y movimientos… pasando por encima del derecho a la privacidad que el dinero en efectivo garantiza porque no deja rastro y, por eso, lógicamente, se lo quieren cargar.
Desde una óptica jurídico penal quizá todos lo veamos más claro: en el Mundo Libre opera la ‘fórmula de Blackstone’ que dice que “es mejor que diez personas culpables escapen a que un inocente sufra", mientras en el Mundo Autoritario se aplica lo contrario: «Más vale condenar a cien inocentes a que se absuelva a un solo culpable» (Dolores Ibárruri ‘La Pasionaria’ dixit).
De esto va el debate acerca del dinero en efectivo. ¡Que no te metan miedo para engañarte!
Finalmente, Suecia –donde 4 de cada 10 ciudadano no usan dinero en efectivo y donde solo un 25% lo usa recurrentemente- se planteó la desaparición del dinero físico, sin embargo, la constatación de que con ello (i) dejaban atrás a los sectores más vulnerables (mayores, jubilados, inmigrantes, pobres y personas sin hogar), y que con ello (ii) entregaban el dominio a las multinacionales financieras, que pasarían a controlar todo lo que hacen las personas (cuándo, dónde y cuánto), les convenció de mantener su circulación. Advirtieron que tal medida podría llegar a anular a una persona bloqueando sus cuentas, por sí o por orden del Estado, provocando una pérdida absoluta de libertad individual. Una auténtica película de terror que podemos evitar con nuestro voto a favor de quienes garanticen nuestra ‘Libertad de Bolsillo’.
Estén atentos.
Fdo: Mario González. Abogado. MautikoAbogados.