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TRIBUNA/ La perversa inmoralidad de un Gobierno

Amalio de Marichalar critica en este artículo de opinión lo que califica de desfachatez e irrespetuosa osadía por parte del presidente del Gobierno queriendo "orientar" los " estándares " de los valores y principios de la España del siglo XXI, cuando acumula un currículum de perversa y maligna inmoralidad y falta absoluta de ética en todos sus hechos y pactos de gobierno.

TRIBUNA/ La perversa y maligna inmoralidad de un Gobierno 

 Sin duda hemos llegado a la clave del momento actual que vivimos. La existencia o no de principios y valores morales y éticos. Cuando en un momento histórico una sociedad, y al frente culpablemente sus élites, pierden esas trascendentales referencias, todo lo demás quiebra y hace aguas. La caída de las civilizaciones ha sido directamente proporcional a la quiebra de principios y valores esenciales donde descansaban dichas civilizaciones

Hoy no somos distintos y nos domina además, un proceso de relativismo, una dictadura del relativismo, como nos decía con visión preclara el Papa  Benedicto XVI, a nivel no sólo nuestro, sino a nivel europeo y de la civilización occidental.

Sin embargo, en nuestro caso, este relativismo tiene componentes de efecto multiplicador ya que España es una nación que ha contribuido de forma determinante a la civilización occidental, y es una nación que por su peso histórico, su lengua, su cultura, y su religión, mantiene una influencia directa  en muchas partes del mundo y en otras, donde su presencia histórica no fue relevante, en cambio, si se nos observa también aunque no tengamos influencia como potencia, y seamos solo de tamaño medio,  pero si como una de las culturas admiradas globalmente, y eso hoy es un factor de relevancia, de influencia intangible, y también de potencial de competitividad .

Pues bien, a ese relativismo que padecemos, junto a nuestra posición actual y por nuestra herencia, a la que obviamente no podemos renunciar, nos guste o no, se le añaden elementos coyunturales, que complican aún más la situación presente.

Lo que nosotros hagamos, bien o mal, no es lo mismo que lo hagan otros países sin nuestro peso histórico y cultural, incluso aunque sean más potentes económicamente que nosotros , y no digamos si son de tamaño igual al nuestro o más pequeños por mucho que sean países líderes europeos o de otras áreas de la tierra. Es más, las naciones que también han tenido gran peso histórico y hoy son más potentes que nosotros, lo cual no debiera preocuparnos, también siguen mirándonos con respeto, envidia, de reojo, o simplemente vigilancia a quien si tuvo un peso primordial en el mundo durante siglos.

Por tanto, es esencial, más que eso, es vital y trascendental para España por sus múltiples intereses legítimos, por sus nuevas posibilidades de influencia y de competitividad en los mercados, por su reposicionamiento estratégico, y por las muchas oportunidades de nuevas alianzas, ganar nuestra posición en el concierto internacional y ser respetados .

Si todo ello es así y nos estamos jugando el progreso y el bienestar presente y futuro, de todos los españoles, y además tenemos que luchar, al igual que los demás países, en medio de esta trágica pandemia y sus dolorosas consecuencias en vidas, sanitarias, laborales y económicas, nadie puede entender en su sano juicio que está haciendo hoy España .

España es una gran nación, y junto a Portugal, el primer estado - nación de Europa, y ello nos recuerda que antes de nada hemos de respetarnos a nosotros mismos aunque no sea más que conociendo nuestra historia, para que podamos exigir después que nos respeten los demás.

Por ello nadie puede entender que hoy en España se este despreciando el valor de lo que somos y se quiera transformar aprovechando la tragedia que nos asola la esencia de lo que es España, su historia, su devenir como nación , su ejemplo único en la transición ejemplar y con la constitución de la concordia, modelo para nuestras áreas de influencia globales, y modelo para el mundo .

No se puede entender cómo se quiere renunciar a los principios y valores esenciales de lo que debe ser comprender la política buscando el bien para el conjunto, solo sirviendo a los demás, sin servirse de los demás . No se puede entender cómo se quiere relativizar lo prometido y quebrar la verdad , justificando la mentira y el engaño como nueva forma de hacer política.

No se puede entender cómo en vez de rectificar tales comportamientos, se persevere en ellos y se perviertan todos los días los cimientos esenciales de la democracia y se atente contra los valores de la constitución, contra su espíritu y su letra, malversando la confianza de los españoles, y día tras día se persevere en tan nefasto e injusto comportamiento.

No se puede entender cómo un gobierno que se llama " progresista" es la quintaesencia de la vuelta a políticas de hace cien años, influido e inspirado, en sistemas comunistas reprobados y condenados para siempre por el parlamento europeo hace poco más de un año,  junto al nacional socialismo, por ser los regímenes más criminales de la historia, y hace apenas dos meses condenado su patron inmediato venezolano por ser un régimen criminal tal y como ha sentenciado Naciones Unidas.

No se puede entender cómo llamándose progresista, se quiere destruir el bienestar y el progreso de los españoles, formando gobierno con quien el presidente no podría dormir tranquilo ni tampoco el noventa y cinco por ciento de los españoles, dicho por el propio presidente públicamente y por televisión.

No se puede entender cómo llamándose progresista se acuerda el apoyo al gobierno y los presupuestos con quienes declaran querer independizarse de España, y con quienes están en la carcel por sedición, tras su ataque y golpe a la Constitución y al Estado, y son de derecha supremacista, nacional- independentista y xenófoba  o radicales de izquierda independentistas, populistas y xenófobos, de más de una región española. Todos ellos con quienes el Presidente prometió no pactar nunca.

No se puede entender cómo llamándose progresista se apoya el gobierno en quien más dolor ha causado a España en los últimos cuarenta años estando aún muchos atentados por esclarecer, sin pedir perdón ni arrepentimiento de nada y aplaudirles además desde el gobierno como ejemplo de demócratas  para la dirección del estado quienes al mismo tiempo declaran querer destruirlo . Todos ellos, así mismo, con quienes el Presidente prometió no pactar jamás ....¿ " cuantas veces tengo que decirlo..."?...nos decía el Presidente del gobierno por televisión...quizá nos lo tendría que haber prometido muchas veces más...

No se puede entender cómo llamándose progresista un Gobierno, desde el propio gobierno se ataca y vilipendia al Rey que es constitucionalmente el Jefe del Estado y se llama a la insurrección y a la subversión desde el vicepresidente del gobierno y algún ministro y al cambio  de régimen utilizando los medios de comunicación y declaraciones constantes bien preparadas en los momentos más adecuados según una estrategia pautada y el Presidente de ese mismo Gobierno a lo sumo hace alguna declaración medida para apoyar la monarquia parlamentaria, y por tanto la constitución, pero no hacerlo en sede parlamentaria escuchando en directo los insultos al Rey, y desde luego en ningún momento cortar tajantemente a su vicepresidente, tampoco llamarle la atención aunque fuera " suavemente ", y menos cesarle fulminantemente, que es lo que en democracia se hace.

No se puede entender cómo llamándose progresista se puede mantener un Gobierno imputado y además avalar y reforzar a su vicepresidente que es quien provoca la imputación al gobierno al estar pendiente el Supremo de hacerlo y su partido estar imputado.

No se puede entender cómo llamándose progresista se puede atacar al poder judicial y a la división de poderes desde el mismísimo gobierno, llamándonos la atención Europa ya en dos ocasiones.

No se puede entender cómo llamándose progresista se puede atacar la libertad en todas sus facetas : cátedra , memoria , expresión, pensamiento, educación, opinión, prensa , uso de la propia lengua española, además de prohibir su uso en España, o de no poder estudiar la historia de España dependiendo en qué punto de España, haciendo desiguales a los españoles.

No se puede entender cómo llamándose progresista se quieren dulcificar tipos delictivos, para quien atenta contra el estado y se quieren preparar indultos a los sediciosos y malversadores que están en la carcel, por golpe  al estado, sin haber cumplido un mínimo tiempo de la pena, sin tener propósito de la enmienda alguno, y ratificando todos los días querer volver a delinquir; y con todo ello llamar "obligación moral" esos trabajos y planes para "aliviar tensiones que puedan dañar la convivencia", haciendo también especialmente desiguales a los españoles, que no es precisamente la doctrina del partido mayoritario del gobierno. Por otro lado "esperar" y " confiar"  de la monarquia que siga su renovación, modernización y transparencia proponiendo ayudar en ello desde el gobierno, como "corresponde caminar hacia una monarquia parlamentaria constitucional actualizada a los estándares de valores y principios de la España del siglo XXI", y todo dicho por un Gobierno que es el paradigma de la inmoralidad y la falta de ética, y de la falta de  "estándares" de principios y valores más flagrante, como  se ve en este " relato de hechos", que no deja un milímetro de excusa a cualquier otra interpretación. Llamarse progresista, si es que significa progreso para todos, es actuar con el consenso de todos y no excluir expresamente, precisamente a los que respetan la constitución y el estado de derecho, y no, en cambio, mala suerte, solo apoyarse en los que no respetan la constitución, ni el estado de derecho, y proclaman destruir España. Eso no es progreso, es regreso a la tiniebla cavernaria  y no es progresista en absoluto.... salvo que progresista signifique amparar todo lo que no sea democracia.

Con todo ello nos encontramos en el núcleo de la sinrazón y de una crisis de credibilidad y de confianza como nunca había ocurrido, donde se ataca  y golpea a la Constitución y al estado todos los días con una estrategia de mayores o menores intensidades, ataques directos, de escándalo y gravedad extrema irrefutable,  circunvalados o elípticos, o también elucubrados o edulcorados... para volver de nuevo a la hoja de ruta principal, de perversa y maquiavélica estructura y de demoniaco objetivo, queriendo adormecer a la sociedad para cambiar y adoctrinar su pensamiento, y dirigir su sentimiento y razón al más puro estilo goebeliano y estalinista. 

Nos encontramos con un Gobierno, ejemplo de lo más arcaico y regresivo, de ideas y modos, mezcla de populista, decimononico, revolucionario y antisistema, según unos vértices, mezcla de trasnochado, dictatorial, xenófobo, manipulador, propagandístico, extremista, y radical según otros vértices , antimoderno, antiespañol, antidemocratico, anticoherencia, anti diálogo, anti lógica y anti principios y valores de ningún tipo, según otros vértices más. Solo pro mentira, pro engaño, pro insensibilidad ninguna, pro inestabilidad, pro tensión, pro no diálogo y pro no pacto jamás con quien respeta la constitución, el estado de derecho y la democracia, y pro diálogo, acuerdo y pacto exclusivo con el extremismo ideológico y el radicalismo visceral pro destrucción de la constitución, del Estado de derecho, de la democracia y de España.

Ante este cuadro de pérdida de los principios y valores más esenciales que un gobernante ha de tener, deslegitimándose voluntariamente por ello todos los días, y como culmen la innoble e infame actitud de no querer reconocer el número de muertos de España en una enorme tragedia por la pandemia y no pedir perdón por ello a sus familias, es de extrema gravedad su actitud y actuación, sobrepasando todos los límites conocidos de la decencia, de la dignidad, y de la falta de respeto a las personas, exigiéndole por ello desde la sociedad civil su inmediata reposición y reparación de tanto agravio, deshonor, indecencia  y deslealtad con las personas, y la expeditiva rectificación, de todos los gravísimos hechos en los que está incurriendo, o su dimisión.

¿Que entiende por los "estándares de valores y principios de la España del siglo XXI", que se atreve con tanta osadía a mentar y a aconsejar después de su precioso currículum de hechos y actuaciones inmorales y de la ética más inexistente y del más perverso atropello de cualquier principio y valor que cualquier persona cabal y digna, independientemente de ideologías, ha de enseñar a sus hijos, como la mejor herencia, y que son la base de la sociedad española cuyos imperecederos valores sabe custodiar, y custodiará siempre?

¿O es que está pensando en abducir y dirigir con cualquier mezcla de ingeniería manipuladora a una sociedad adoctrinada al más puro estilo de las ideologías que le dominan y con las que comparte gobierno, de infausto recuerdo, y que son las herederas de quién tanta tragedia y dolor causaron al mundo, al estilo también de quién representando al Estado y siendo así gracias a la constitución, ha dado un golpe al Estadio y está en la carcel o fugado de la justicia por sedición, o de quien sin llegar aún a ese límite está cumpliendo todas las fases para traicionando todos los días a la constitución esta golpeando ya al estado de facto con plena voluntad y conocimiento de querer hacerlo o quedandose al limite distorsionando la convivencia, y dividiendo a la sociedad, con un reto provocador constante igual de doloso y perverso?

Quien no tiene principios y valores no conoce límite alguno y por ello carece de credibilidad hoy y siempre, siendo nula la confianza que pueda tenerse en el y nula la capacidad para cualquier acuerdo o promesa,  pues siempre quedará al albur del engaño y la mentira y al albur de los objetivos inconfesables, ignominiosos, perversos y maquiavélicos de quién justifica cualquier medio para lograr su fin .

Fdo: Amalio de Marichalar. Conde de Ripalda

 

 

 

 

 

 

 

 

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