Padre Ángel: "el mundo que vamos a dejar es mejor que el que tenemos ahora"
El Padre Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz, considera que el mundo en que vivimos es mejor que el de hace décadas.
El campus inscribe para los cursos de actividad física y actividades acuáticas
De Gregorio sigue sin poner fecha a la apertura del nuevo centro penitenciario
El Padre Ángel, fundador y presidente de Mensajeros de la Paz, galardonada con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1994, ha ofrecido una conferencia en Soria sobre "Un mundo mejor es posible".
A sus ochenta años, atesora frases y lemas que guían su existencia como “es mejor pedir perdón que permiso” o “sólo hay que arrodillarse ante Dios y ante un niño”. Acostumbrado a acoger a los más desprotegidos, el Padre Ángel es optimista sobre el mundo, la sociedad y el ser humano.
- ¿ Mejora o empeora este mundo?
- El mundo cada vez es mejor. El mundo en que vivimos es mejor que el de hace cincuenta años o veinte años. Lo que pasa es que hay demasiados agoreros que todo lo quieren ver mal. Hay que ver la botella medio llena, en lugar de medio vacía. Sin duda, hace doscientos, cien, cincuenta años, muchas de estas cosas que ahora disfrutamos, no estaban. Y está gracias a la sociedad. Y por eso el mundo de hoy es un mundo mejor, sin lugar a dudas.
- Pero la riqueza sigue muy mal distribuida y con pocas ganas de mejorar el reparto...
- No es verdad; está distribuida de formas distintas y creo que hay que distribuir mejor. Nunca la justicia es justa. Pero el mundo de antes era más injusto. Había unos señores que eran los ricos y que tenían de esclavos a los negros. Hoy a nadie se le ocurre tener a un negro de esclavo.
- Pero en otras partes del mundo se siguen dando casos...
- Pero van avanzando. Hoy los políticos y gobernantes son mucho mejor que hace doscientos años. Antes no se les podía excarcelar, no se les podía llevar la contraría. Hoy a cualquier político le podemos decir que no estamos de acuerdo con él. Y el mundo que vamos a dejar a nuestros niños es mucho mejor que el que tenemos ahora.
- Pero hay mucho que mejorar...
- El mundo va mejorando, en salud, en medicina, en educación... Es nuestra sociedad. Por eso decir que todo es peor, no es verdad. Hoy vivimos más años y con más calidad. En Soria, hace años no había agua caliente en las casas, o en Asturias. ¿Es que esto no es avanzar? ¡Es avanzar! No había aceras, desagües.... Hemos avanzado, estamos avanzando. El mundo que dejamos a nuestros niños es más culto y pueden encontrar trabajos cualificados. Antes nacías y casi tenías que morir en el mismo lugar en que nacías. Hoy podemos nacer y viajar y emigrar a sitios distintos para mejorar nuestra vida.
- ¿Hasta qué punto es complicado este mundo?
- Es un mundo complejo pero muy rico.
- ¿Por qué se rebeló usted y decidió dedicar su vida a los más desprotegidos?
- Era una vergüenza, era un escándalo como se trataba a los niños en los orfanatos. Todavía hoy en algunos lugares, mientras a los animales se les tiene con aire acondicionado y agua, tenemos orfanatos sin agua caliente, sin música, sin aire acondicionado. Es injusto que a los niños se les trate peor que se puede tratar a los animales; lo que no quiere decir que a los animales se les trate mal.
- El ser humano ¿hasta qué punto es capaz de lo mejor y lo peor?
- El ser humano es capaz de hacer lo mejor. Cuando hace algo que no está bien hecho, cuando comete un acto terrorista, es un hombre que está enfermo. Y a los enfermos hay que encerrarles o curarles. Y es mejor curarles que encerrarles. Si no se curan, hay que tenerlos en un lugar para que no hagan daño, pero nunca matarles.
- Usted viaja por España y el mundo ¿cómo nos ven? ¿somos tan solidarios?
- A veces presumimos muchos de que somos solidarios. Es cierto pero no es el único país. La sociedad entera es solidaria; México es solidario. Ante el terremoto han abierto las casas, las clínicas, los hospitales, para atender a los afectados. En España claro que somos solidarios. Cuando ha pasado los atentados de Barcelona, sobraba sangre en los hospitales. En Soria, cuando ocurrió el accidente de los jóvenes en Golmayo, el pueblo se volcó. Somos solidarios cuando hay tragedias y a veces menos cuando vivimos bien y no se necesita ser solidario.